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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Las tropas y el G-20

España aumentará los soldados en misiones exteriores para asumir más peso internacional

El Gobierno español eliminará el límite de 3.000 militares para misiones internacionales, como anunciaba la semana pasada en el Parlamento la ministra de Defensa, Carme Chacón, quien precisó que se podría desplegar hasta 7.700 soldados en seis operaciones distintas. Hay tropas desplegadas en Líbano, Bosnia, Kosovo, Chad y Afganistán, número de frentes que obliga a estirar esa cifra como un chicle. La ministra pedirá al Gobierno que levante la limitación antes del 31 de diciembre, cuando debía revisarse el asunto. Y si nuestro país quiere asumir las responsabilidades de una octava potencia económica mundial, urge esa medida.

Tres son las circunstancias que hacían muy necesario ese cambio de estrategia. La más inmediata se llama Afganistán. España tiene 800 soldados que operan en ese país de Asia central, en una misión de pacificación y reconstrucción, bajo mandato de la ONU, pero que se parece cada día más a una guerra casi convencional contra talibanes y terroristas de Al Qaeda. Y está cantado que el presidente electo norteamericano, Barack Obama, que tomará posesión el 20 de enero, pedirá a sus aliados europeos, entre ellos España, que refuerce su presencia en Afganistán, en un esfuerzo por decantar la suerte de la guerra. Va a ser muy difícil decirle que no, sobre todo cuando tanto se desea en Madrid que todo sea reconciliación con Washington. La segunda ocasión se dará en primavera, cuando haya que enviar fuerzas aeronavales -unos 200 efecti-vos- a aguas de Somalia para sumarse a las patrullas de la UE contra la piratería. Incluso un aumento tan pequeño como ése pondría a punto de quiebra el techo de los 3.000 soldados.

Y la tercera es la de que España participó en la pasada reunión del G-20 en Washington y, legítimamente, pretende asistir también a la próxima cumbre en Londres, entrando, así, a formar parte como miembro de pleno derecho del grupo, que actúa como inspirador y orientador de la lucha contra la crisis económica mundial. Todo ello, sin embargo, ha de hacerse teniendo muy en cuenta la capacidad real de nuestro país, tanto en tropas, como en gasto. España, que ya ha perdido en Afganistán a 87 militares (incluidas las víctimas del Yak-42), tiene en el país menos de un tercio de los efectivos de Italia, Francia o Alemania. Y una de las 10 grandes economías mundiales ha de poder hacer bastante más.

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