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40.000 pisos amenazan el litoral

Los planes en la costa vizcaína prevén ya la mitad y Guipúzcoa los duplicará

Euskadi no es Marbella ni la costa del Mediterráneo, pero la presión urbanística sobre el litoral crece con claridad. En Vizcaya existen proyectos avanzados para construir más de 2.000 viviendas, mientras que en Guipuzcoa sólo en Orio ya está prácticamente culminado el plan de levantar 300 pisos junto a la costa. Los proyectos de ordenamiento supramunicipales (los planes territoriales parciales, o PTP) ya aprobados por el Gobierno permiten la edificación de cerca de 20.000 viviendas junto al mar, sólo en la costa vizcaína, a lo largo de los próximos ocho años, cifra que previsiblemente se duplicará cuando se aprueben los documentos correspondientes al litoral de Guipúzcoa.

La mayor presión se localiza en la costa de Vizcaya entre Bakio y Getxo En Orio, con apenas 5.000 vecinos, se va a permitir edificar más de 700 casas

La organización ecologista Greenpeace ha alertado de los peligros de urbanización en la costa, aunque aplaude la aprobación definitiva, en marzo pasado, del Plan Territorial Litoral, que protege una franja de 500 metros de ancho a partir de la ribera del mar.

La mayor presión se localiza, según han constatado los colectivos ecologistas, en la costa vizcaína y, en concreto, en la franja más cercana a Bilbao, entre las localidades de Bakio y Getxo.

En Guipúzcoa, la principal polémica se ha centrado en Orio, una localidad de menos de 5.000 vecinos, donde la revisión el pasado año de las normas subsidiarias va a permitir edificar más de 700 nuevas viviendas. De ellas, 300 ya están prácticamente construidas y un centenar se edificaron casi al límite de lo establecido por la ley de Costas, que fija una protección de 100 metros.

La otra zona más apetecible urbanísticamente en territorio guipuzcoano, la de Donostialdea, tiene aún pendiente de aprobación su Plan Territorial Parcial, uno de los 15 en que se dividió hace 17 años todo el País Vasco, de los que ocho todavía se hallan sin elaborar. Estos documentos, que resultan vitales para la ordenación urbanística, nacieron de la Ley de Ordenación del Territorio, aprobada en 1990. Su objetivo es dibujar las líneas maestras de lo que debe ser el futuro del territorio para un área determinada.

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Los ecologistas alertan de que en las dos últimas décadas la ocupación inmobiliaria del suelo se ha duplicado: de las 23.607 hectáreas de 1987 se ha pasado a las 47.295 en 2005, según un informe del Departamento de Vivienda. "Los mayores peligros de urbanización se centran en la franja costera. Getxo, Bakio, Lezama, Gatika, Sopelana y Berango ven cómo cada año aumenta la construcción de viviendas", señala el último informe de Greenpeace que analiza la situación del litoral vasco.

En este caso el conflicto de más calado se registra en Bakio (poco más de 2.100 habitantes), donde existen planes para construir 1.900 viviendas, incluyendo un campo de golf. El Departamento de Medio Ambiente ya ha cuestionado este plan. Otro ejemplo: en Ondarroa (9.200 vecinos) el Ayuntamiento promueve construir 500 viviendas sobre una marisma.

Ha habido casos que se han topado con los tribunales. El Tribunal Superior vasco anuló hace tres años la recalificación, ahora pendiente de recurso en el Supremo, de 18 hectáreas en un zona protegida de Barrika, donde los intentos de edificar se remontan 20 años. Pese a ello, 14 de las 97 viviendas, 85 de ellas chalés de lujo, ya están finalizadas y habitadas. En Urdaibai, los tribunales también han parado la recalificación impulsada por el Gobierno para construir cerca de 50 chalés en una zona de 27,8 hectáreas en Ibarrangelu, en pleno corazón de la Reserva de la Biosfera.

Los planes territoriales parciales prevén "una mancha urbanística" mayor. El principal de todos los elaborados, el del área metropolitana de Bilbao que afecta a la mitad de la población vasca, junto a una extrapolación del aún pendiente de Gernika-Markina, permiten la edificación de más de 20.000 viviendas en zonas costeras de Vizcaya. Faltan todavía por aprobar los de Donostialdea y el resto del litoral guipuzcoana, con lo que esa cifra se duplicará.

La Diputación de Vizcaya, que ha elaborado el proyecto del área metropolitana ya aprobado, señala que sólo se trata de una previsión y que son los ayuntamientos los que determinarán el número de viviendas que se edificarán.

Pisos construidos junto a la costa en la localidad vizcaína de Sopelana.
Pisos construidos junto a la costa en la localidad vizcaína de Sopelana.SANTOS CIRILO

Los efectos de la "redensificación"

Los planes territoriales parciales de los últimos años inciden en una filosofía: aprovechar mejor el escaso suelo disponible. La idea se llama "redensificación" y busca evitar la construcción de chalés, que además de ocupar más terreno complican la movilidad. Así, de los 88.000 pisos propuestos en el área metropolitana de Bilbao, casi 25.000 provendrían de esa redensificación de áreas de chalés, principalmente cercanas al metro o al ferrocarril.

Los cambios se centrarán en Getxo, donde ahora la densidad se eleva a de cinco a seis viviendas por hectárea. El documento plantea que ese ratio se eleve a una horquilla de 50 a 75 viviendas por hectárea. La Diputación vizcaína asegura que los ayuntamientos se han concienciado de la necesidad de evitar el consumo de suelo.

Los ecologistas ven la "trampa" en este planteamiento: "Ahora en una hectárea haces 10 viviendas unifamiliares. Con esto pueden meter cuatro veces más, pero no se genera espacio libre, porque tienes que hacer la urbanización, con sus calles y zonas de tránsito".

Lo que les suena bien a los ecologistas es el Plan Territorial Litoral, aprobado en marzo. Afecta a una superficie de 1.100 kilómetros cuadrados (el 15,5% de Euskadi, donde vive el 60% de la población en 63 municipios). El plan no permitirá, salvo excepciones, nuevas edificaciones a menos de 500 metros del mar. "Es una buena noticia, pero se trata ahora de comprobar que no se quede sólo en el papel", dicen los ecologistas. Medio Ambiente admite que no afectará a recalificaciones aprobadas antes de marzo, pero sí a cambios significativos que se quieran hacer.

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