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Álava y Vizcaya recelan de una nueva reforma del Impuesto de Sociedades

La Juntas de Guipúzcoa rechazarán hoy el 'decretazo' fiscal de Olano

La conflictiva tramitación del Impuesto de Sociedades en Guipúzcoa ha dejado viciada cualquier posibilidad de nueva reforma fiscal. Las Juntas Generales de ese territorio rechazarán hoy con casi total seguridad el decretazo que fijó el pasado 29 de diciembre el tipo impositivo en el 28%, el mismo en vigor desde marzo de 2007 en Álava y Vizcaya.

Markel Olano, diputado general de Guipúzcoa, espera que el rechazo se quede en eso, sin que las Juntas lleven al final su decreto a los tribunales, y aspira a una futura reforma que tenga mayor calado. Aunque el tipo se anule, al ser el último en vigor cuando se cerró el pasado año, será por el que tributen las empresas guipuzcoanas durante el presente ejercicio, una argucia jurídica que ha terminado por reducir toda la reforma fiscal a un problema del tipo impositivo. Un posible cambio global del impuesto en profundidad resulta difícil, ya que Álava y Vizcaya recelan del mismo por temor a que cualquier acuerdo quede sujeto a los diferentes equilibrios de los partidos en las Juntas.

Las haciendas de Álava y Vizcaya miran las reformas impositivas desde una perspectiva eminentemente técnica. Cuando en 2006 se puso en marcha la reforma en el Órgano de Coordinación Tributaria (OCT), que reúne al Ejecutivo y las diputaciones, Vizcaya apostaba por un cambio mucho más agresivo, Álava (entonces gobernada por el PP) también quería más y fue Guipúzcoa la que aplazó una reforma integral. Los otros dos territorios aceptaron sus tesis y acordaron aplazar el cambio hasta que estuviesen en vigor las nuevas normas contables.

Con estos mimbres, la petición de Adegi, la patronal guipuzcoana, de abordar un cambio mayor -defiende bajar el tipo al 24%- y el anuncio de Olano de impulsarlos se observa con recelo en los otros dos territorios. ¿Es posible impulsar una reforma? Resulta difícil. En primer lugar, se precisa un nuevo punto de encuentro en el OCT, algo difícil dado que el choque entre PNV y EA imposibilitaría el acuerdo.

De superarse este primer filtro, la distinta composición de las juntas en los tres territorios complica cualquier otro cambio. El PNV y el PP se intercambiaron apoyos en la anterior legislatura en Vizcaya y Álava para sacar adelante una reforma de mínimos a la que el resto de las formaciones se oponía. Estas dos formaciones no sumaban -y siguen sin hacerlo- una mayoría suficiente en Guipúzcoa.

Ahora, con el PP fuera del poder foral y gobiernos en minoría en los tres territorios, es casi imposible llevar a buen puerto cualquier cambio normativo. Álava y Vizcaya no desean que una reforma pactada en el OCT encalle por la política. Ambos territorios abogan por sacar los impuestos de la guerra partidista y, aunque guardan discreción, lo acontecido en Guipúzcoa claramente no les gusta.

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