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Álava relevará a la directora del Museo de Arqueología por el fraude de Veleia

Amelia Baldeón no advirtió de las numerosas irregularidades del yacimiento

La responsable del Museo de Arqueología de Álava, Amelia Baldeón, será relevada al frente de esta sección de la Diputación de Álava, como consecuencia de las numerosas irregularidades que ha vivido esta área con el caso Iruña-Veleia. El departamento de Cultura foral ha perdido la confianza en esta funcionaria que lleva desde hace 30 años al frente del centro, que próximamente estrenará una nueva sede construida por el arquitecto Patxi Mangado. En ella Baldeón había reservado la sala principal para los denominados "hallazgos excepcionales" de este importante yacimiento romano, que se han revelado como un fraude.

El arqueólogo Eliseo Gil, director de la empresa Lurmen, S. L., concesionaria de las excavaciones, presentó estos descubrimientos ante los técnicos y políticos del departamento foral de Cultura (entonces al mando de Federico Verástegui, del PP) en 2005 y 2006. Amelia Baldeón, como responsable del museo, los recibió sin ningún reparo, con plena confianza en la autenticidad de piezas que incluían vestigios cristianos, primeras palabras en euskera, jeroglíficos egipcios o sentencias latinas como "Ad Maioren Dei Gloriam", atribuida a San Ignacio de Loyola, en el siglo XVI.

El nuevo museo iba a dedicar la sala principal a los hallazgos de Gil
La directora avaló la presentación pública de las piezas cuestionadas

No hay noticia de que solicitara a Eliseo Gil que documentara los hallazgos in situ, es decir, con imágenes fotográficas o grabaciones de vídeo que mostraran cómo se descubrieron los trozos de cerámica y otros materiales en las que luego aparecieron los cuestionados grafitos tras el lavado. Baldeón tampoco puso en duda la autenticidad de las más de 300 inscripciones ni adoptó la cautela de solicitar informes científicos de contraste.

Se limitó a guardarlas en la caja fuerte del centro, sin más. Cuando Eliseo Gil se decidió a presentar en público un primer grupo de inscripciones el 8 de junio de 2006, once meses después de encontrar las primeras piezas escritas, Baldeón participó en aquel multitudinario acto. Una semana más tarde, abrió las puertas del museo a los medios de comunicación en lo que fue la puesta en escena del segundo grupo de cerámicas inscritas, las relativas al euskera. En esta ocasión, la responsable de cuidar por los hallazgos arqueológicos alaveses tampoco cuestionó el proceso de divulgación sin contraste científico previo que ponía en marcha el director de Lurmen, S. L.

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En enero de 2007, José Ángel Apellaniz, Miguel Ángel Berjón y Carlos Crespo, los tres únicos arqueólogos titulados que trabajaban en esa empresa (además del director, Eliseo Gil, y la subdirectora,Idoya Filloy), abandonaron el proyecto. Ni siquiera entonces la directora del Museo de Arqueología movió ficha y avisó a la Diputación de la necesidad de revisar el caso.

El nombramiento de Lorena López de Lacalle como diputada de Cultura a finales de 2007 llevó a que se pusiera en marcha una comisión de expertos para estudiar los "hallazgos excepcionales", en la que también participó Amelia Baldeón. En agosto de 2008 todavía reivindicaba en una entrevista concedida a este diario (con motivo de la concesión de la Medalla de Oro de Vitoria) la importancia de las piezas de Veleia, que calificó de "calidad indudable".

El 19 de noviembre, esta comisión presentó sus conclusiones demoledoras, que ya se habían ido anunciando desde un año antes. Todo era un fraude. Grafías desconocidas, el uso de minúsculas, sentencias como "si vis pacem para iustitiam", que es del siglo XX, ausencia de sintaxis en muchas leyendas y jeroglíficos incomprensibles.

Ante este panorama de irregularidades, Amelia Baldeón, responsable de guardar esas piezas que iban a centrar el nuevo Museo de Arqueología, optó por el silencio. No respondió a este diario al día siguiente de conocerse el dictamen de los expertos, remitiéndose al Departamento de Cultura, ni ha vuelto a realizar declaraciones a los medios de comunicación.

La Diputación ha decidido que no puede estar al frente del nuevo museo (se llamará Bibat), que acogerá las secciones museográficas de Arqueología y Naipes. Sobre todo, tras la determinación de la diputada de Cultura de llegar al final en este asunto. López de Lacalle ha abierto un expediente administrativo para aclarar internamente el caso Veleia, al mismo tiempo que ha remitido la documentación de la comisión de expertos a la Fiscalía.

Amelia Baldeón en agosto pasado, cuando recibió la Medalla de Oro de Vitoria.
Amelia Baldeón en agosto pasado, cuando recibió la Medalla de Oro de Vitoria.L. RICO

Tres décadas al frente

En las jornadas organizadas entre 19 y el 21 de octubre de 2006 en el museo de Navarra por la Asociación de Museólogos Profesionales de España, Amelia Baldeón participó con la ponencia

Deontología y responsabilidad profesional: el caso de los museos de Arqueología,

en la que recogía una serie de reflexiones que quizás debiera haber puesto en práctica en su propio centro con los hallazgos de Veleia. Precisamente, este es el único artículo de carácter metodológico que recoge la base de datos Dialnet de la Universidad de la Rioja de la responsable durante tres décadas del Museo de Arqueología.

Amelia Baldeón (Vitoria, 1950) comenzó como arquóloga en el trabajo de campo, en excavaciones en el País Vasco, sobre todo referentes al Paleolítico, aunque también ha participado en alguna de las primeras temporadas de Atapuerca o en las investigaciones que se realizaron en la península canadiense de Labrador en busca del pecio de un ballenero vasco del siglo XVI. Esta experiencia y su formación le llevaron a impartir clases de su disciplina en la Universidad del País Vasco.

Pero un día abandonó la dureza del aire libre y de las aulas y optó por el despacho del museo de Arqueología, donde ejerce como "técnico responsable". Quizás tantos lustros sin contacto directo con la práctica arqueológica hayan pesado en la situación crítica que vive en la actualidad, al respaldar el segundo fraude arqueológico en Álava, después del de las pinturas prehistóricas de las cuevas de Zubialde.

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