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Bastida presenta en Vitoria su retrato de una familia inmigrante

Todo comenzó con un reportaje costumbrista sobre una familia búlgara que trabajaba en una fábrica de productos cárnicos en Zúñiga (Navarra). Pero el asunto se fue complicando y el fotógrafo Asier Bastida mantuvo la relación con aquellos inmigrantes hasta convivir con ellos en su país de origen. El resultado final: dos años de trabajo documental que ahora presenta en la exposición Huella de estrella en la sala de la Fundación Vital de Vitoria (Postas, 13-15) hasta el próximo 12 de octubre.

Entre el fotoperiodismo y el testimonio etnográfico, la muestra va recorriendo distintos momentos de la familia de Stanismir, que se mueve en autocaravanas desde la Bulgaria deprimida del poscomunismo por diferentes países hasta recalar en Navarra. Allí se establecerán durante un largo periodo de tiempo, manteniendo sus costumbres, aunque escolarizan a los pequeños, que incluso asisten a clases de euskera. Stanismir y los suyos se debaten entre los pros y los contras del desarraigo. Y es que la Bulgaria que acaba de entrar en la UE deja bastante que desear, una vez que se ha conocido el bienestar de la comunidad navarra.

El fotógrafo resume en su exposición dos años de trabajo documental

Con todo, y tal y como recoge la exposición, la familia búlgara vuelve una vez al año a su ciudad natal, Letnitsa, para arreglar su casa con el dinero ganado en Zúñiga. Hasta allí les acompaña Bastida, quien retrata su vida cotidiana, sin apenas comunicación verbal. "Yo no tengo ni idea de búlgaro ni ruso; ellos no hablan español o inglés, así que casi ninguna fotografía está preparada, no hay posados. Eso sí, siempre pedía permiso antes de cada foto", explicó ayer horas antes de la inauguración.

Huella de estrella exhibe 50 imágenes de esta historia, en un ambicioso montaje de Fernando Martínez de Viñaspre, que recupera la intimidad de unas instantáneas que tienen mucho de familiar. La exposición cuenta con un apéndice de denuncia, inevitable, según Asier Bastida. En Bulgaria, le llevaron a una localidad cercana a Letnitsa donde un alto muro separaba el pueblo del barrio de chabolas. "Me pareció increíble que eso ocurra en la Unión Europea y lo añadí como reflexión final sobre las distintas realidades que conviven en Europa, a veces a pocos metros", comentó el fotógrafo vitoriano. Ésta es la primera exposición de sus trabajos.

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