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China trastoca el mapa de las adopciones internacionales

Las peticiones al país asiático caen un 76% al endurecerse las condiciones y aumentar el tiempo de espera

El mapa de las adopciones internacionales ha dado un giro total en el último año en Euskadi. La razón fundamental de este cambio hay que buscarla en China. El gigante asiático venía concentrando desde hace tiempo el mayor número de solicitudes de niños. Aunque sigue ocupando los primeros puestos, las peticiones dirigidas a este país cayeron en Euskadi un 76% durante 2007 con respecto al ejercicio anterior. Este descenso ha repercutido en el cómputo global de demandas, que bajaron casi un 34%, frente a la situación de estabilidad que venía caracterizando los últimos años.

Las solicitudes a Etiopía se multiplicaron el año pasado por 2,4

El significativo bajón de las peticiones a China se debe a la confluencia de dos factores. El país asiático endureció el pasado año las condiciones para adoptar allí menores (la gran mayoría de ellos, niñas), al dar prioridad a parejas heterosexuales casadas, sanas y con buen nivel de estudios e ingresos.

"Estos requisitos han hecho que las solicitudes desciendan", ratifica Cristina Villar, presidenta de la asociación vasca de padres adoptantes de niños chinos Anichi. Y se detiene en la cuestión del matrimonio. "Antes, mucha gente se casaba durante el proceso de adopción, pero ahora tiene que tener una antigüedad de dos años. Eso significa que las parejas de hecho, una de las fórmulas de unión que más se utilizan, tienen que esperar", precisa.

China se había convertido en uno de los principales receptores de solicitudes de adopción porque sus autoridades son "muy serias con los trámites", resalta Villar. Pero eso mismo ha terminado de alguna forma convirtiéndose en una pega, ya que el elevado número de peticiones se ha traducido en un aumento del tiempo de espera de los padres. Y este plazo, que alcanza ya los 26 o 27 meses frente al año más o menos que había que aguardar en un principio, es la segunda razón que ha decidido a muchos a descartar ese país.

"El volumen de peticiones era tal que ya no podían controlarlo. Y han tenido que poner unas normas más duras para intentar encauzar la cuestión", opina la presidenta de Anichi.

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Tanto ella como el director de Infancia y Juventud de la Diputación de Guipúzcoa, José Ignacio Insausti, apuntan que también se trata de una cuestión de imagen. Pekín es este año la polémica sede de los Juegos Olímpicos y China se ha convertido en una potencia económica mundial. Y ello no cuadra bien con tener tantos niños para entregar en adopción, situación que se liga más a países en vías de desarrollo. La jefa del Servicio de Infancia alavés, Isabel Gros, carece de datos que avalen esa sospecha, pero también considera que puede ser así. A ello hay que sumar que está aumentando la adopción internacional.

Los cambios relacionados con China han llevado a los padres adoptantes a mirar en mayor medida a otros países, como Etiopía. Las solicitudes a esta república africana se multiplicaron por 2,4 en 2007 con respecto al año anterior, pasando de 32 a 77. "Mientras algunos países van cerrando las adopciones o endureciendo las condiciones, otros van siendo más accesibles y quienes quieren adoptar los encuentran más atractivos", comenta el director de Infancia de Vizcaya, Iñigo Pombo. ¿Y por qué Etiopía? "El tiempo medio de espera para recibir a un niño ronda los dos años, pero en Etiopía la tramitación es algo más rápida, entre un año y un año y medio", detalla.

"La espera resulta bastante desesperante"

Maite Albero y Patxi Arruti decidieron adoptar en enero de 2005. Desde el principio tuvieron claro que iban a dirigir su solicitud a China. "Queríamos una niña y eso allí era más fácil", relata ella. Entregaron los primeros papeles en la Diputación guipuzcoana en marzo de ese año. Luego llegó la entrevista con el psicólogo y el certificado de idoneidad. Les quedaba aún una larga espera. "Los papeles entraron en China en noviembre. Éste es el momento importante. Nos dijeron que íbamos a tener más o menos seis meses de espera, pero la cosa se alargó a 20. Y es desesperante, bastante desesperante. Lo hemos pasado mal", recuerda.

Su niña tiene casi dos años y "desde el primer día se adaptó muy bien". Hay "muchísimas niñas" en los orfanatos chinos, "lo que pasa es que están desbordados, tienen muchísimo trabajo", señala Albero para explicar por qué se han ido alargando los periodos de espera.

Le parecen "fatal" las nuevas condiciones impuestas por China para adoptar, porque a ella y a su marido les van a impedir recurrir a este país para prohijar a una segunda niña.

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