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Reportaje:

Cultura a contracorriente

Euskadi reúne múltiples proyectos alternativos - Su visibilidad está muy limitada al alejarse del gran público

Al margen de los canales oficiales en los que se mueve la cultura de masas, existen diversas corrientes alternativas que laten, con más o menos dificultad, bajo el manto de la realidad más visible y popular. Los proyectos innovadores en Euskadi existen, pero hay que rascar la superficie para descubrirlos. Les resulta más difícil encontrar financiación y muchas veces recurren a entidades bancarias en lugar de a convocatorias públicas de ayudas, en vista de que las instituciones tienden a apostar por lo que consideran caballos ganadores.

Pese a todo, la corriente de apoyar ideas emprendedoras crece día a día. Un buen ejemplo es Eutokia, un centro bilbaíno de innovación para nuevas empresas, impulsado por el Ayuntamiento de la villa, que abrió sus puertas el año pasado. Estos son algunos ejemplos de proyectos alejados de los esquemas habituales.

Un grupo conecta artistas y empresas para que así puedan reinventarse
"Hay mucha gente haciendo cosas desde los márgenes, la pulsión del deseo"
AMASTÉ potencia iniciativas empresariales "por el bien común"
Mikel Arbiza mosntó su propio festival y una productora
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'CONCRETE JUNGLE' Laboratorio de ideas

Mikel Arbiza Goenaga, donostiarra de 35 años, licenciado en Bellas Artes y con un master en Urbanismo, ha liderado varios proyectos que pueden calificarse de alternativos. Su pasión por el skate le llevó a desarrollar una pequeña productora llamada Perros Callejeros a través de la cual elaboraba vídeos de acción siempre relacionados con el patinete. Llegó a montar un festival propio denominado Street Cinema, pero decidió abandonar el proyecto por la coincidencia de la llegada de una "nueva etapa vital" y de su deseo de dejar las cosas mientras aún funcionan y "no cuando ya sean solo son un cadáver". La iniciativa duró seis años, entre 2004 y 2010.

Más tarde creó su propia marca, Parafernalia, de tablas y camisetas de skate y montó una galería de arte en la que tenían cabida las obras de fotógrafos, pintores y graffiteros. No quiso "profesionalizarlo" en exceso. "Quería que fuera más fresco, pequeño", señala.

La crisis lo hizo todo más difícil y el mundo que tan a fondo había reflejado de diversas maneras dejó de significar "lo mismo" para él, así que en la actualidad desarrolla otro proyecto, llamado Concrete Jungle, un laboratorio de ideas desde el que Arbiza quiere asesorar a empresas descifrando, por ejemplo, las pautas que rigen las tribus urbanas. Se trata, en definitiva, de ayudar a las compañías a conocer mejor el entorno en que desean moverse, algo que solo puede brindarles alguien como Arbiza, que conoce bien la calle. Según este joven, en realidad, los canales en los que se mueven la cultura oficial y la alternativa "son los mismos", pero su "visibilidad" es muy distinta. Arbiza dice que él se ha movido y no ha esperado a que le concedieran becas. Según Mikel, los proyectos alternativos "empiezan porque tienen que empezar" y los de masas, que "también cumplen su función", matiza, lo hacen porque "hay unas becas para ello".

'CONEXIONES IMPROBABLES' Artistas y empresas

Conexiones improbables, empresa impulsada por Roberto Gómez de la Iglesia

y Arantza Mendiharat, nació en 2010 para continuar la estela de Disonancias, extinta en 2005. Ambas nacieron con el objetivo de conectar a artistas, filósofos, antropólogos y empresas para trabajar juntos en proyectos innovadores. La relación puede plantearse a largo o a corto plazo, en función de las necesidades del cliente. Un ejemplo de esta conexión fue la labor conjunta de la artista donostiarra Maider López y una frutería que quería "comunicarse mejor" con sus clientes y "crear una comunidad" entre su clientela. Lo logró después de que López dibujara una rayuela -juego infantil- frente al establecimiento e instaurara un código de color para identificar la fruta de temporada. Fue un éxito.

Al margen de esta experiencia han conectado ya a diez pymes y diez artistas más. Las firmas cubren los honorarios de sus nuevos colaboradores. La intermediación de Conexiones Improbables depende de las ayudas públicas. "Los artistas y pensadores ayudan a impulsar procesos de investigación experimental y co-creación, incorporando complejidad, diversidad, pensamiento crítico y creativo, para cuestionar y reformular el por qué y para qué organizativo -la misión, la visión, sus valores-", explica Mendiharat. Es la empresa quien elige al artista -colaboran, entre otros, Virginia Imaz, Mikel Morla, Paola Tognazzi- en función de sus necesidades. "Cuesta mucho conseguir ayudas", admite Mendiharat.

AMASTÉ El bien común

Idoia Azkorra, Javi Modino, Ricardo Antón, Rosa Fernández y Txelu Balboa forman parte de AMASTÉ, y les une "una determinada manera, llena de matices, de entender la vida y el mundo". Tienen entre 30 y los 37 años y formación en Bellas Artes, Empresariales y Económicas. "Empezamos en 2001, somos el resultado de un grupo de personas procedentes de la practica artística, que, tratando de transformar la idea de galería de arte, nos pusimos a editar revistas, producir eventos, buscar nuevos canales para llegar a la gente", explica Antón.

En lo que respecta a las ayudas, el grupo señala que "lo importante es que sirvan para desarrollar contexto, dando continuidad y apoyando lo emergente. Hace falta dinero, pero también un interés articulado y corresponsable desde lo público, lo privado y la sociedad civil. Algo que ejemplos como Kukutza, demuestran que no siempre se da, sino que al contrario se reprime violentamente".

"En Euskadi hay mucha gente haciendo cosas desde los márgenes, la pulsión del deseo, las ganas de encontrar alternativas, el compromiso sociopolítico, la creatividad aplicada a distintos ámbitos... Quizá lo que falte sea masa crítica, mayor visibilidad y que socialmente se ponga en valor la cultura en general", opina AMASTÉ.

Esta agrupación maneja varios proyectos. Principalmente está desarrollando ColaBoraBora, una iniciativa en torno "al procomún, el conocimiento libre y el emprendizaje social". Pretende unir a diferentes equipos de trabajo e investigadores del ámbito estatal, para que se fijen en una serie de iniciativas empresariales, "cuyos objetivos no vienen definidos por la maximización del beneficio económico, sino por intentar generar valor desde el compromiso y la corresponsabilidad por el bien común". También participan en la puesta en marcha, junto a otro grupo, Platoniq, de la red social de crowdfunding -financiación colectiva- Goteo, que ofrece información sobre este método.

Kukutza, un referente con trampa

El gaztetxe Kukutza III -denominado así porque en el pasado hubo otros dos centros okupas con ese nombre en el barrio bilbaíno de Rekalde-fue el eje de unos violentos incidentes que se saldaron con decenas de detenidos y varios heridos en todo Bilbao. El centro juvenil, que estaba autogestionado por el colectivo Kukutza desde hacía 13 años, está siendo demolido, pero hasta llegar a ese punto miles de personas se manifestaron y lucharon contra el desalojo primero, y la orden de derribo posterior.

Tal y como recordó el Consejo de la Juventud de Euskadi el mes pasado, Kukutza era un proyecto que "se hizo cargo de un pabellón arruinado y le dio vida con un rocódromo, un comedor vegetariano, una escuela de circo, conciertos, movilizaciones y muchísimas otras actividades y espacios". De hecho, tuvo en su día el respaldo del Ayuntamiento en muchas de sus actividades, pero la bélica reacción que provocó su desalojo y derribo no cuadran en el perfil de este tipo de centros.

El propio alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, aseguró que Bildu estaba detrás de Kukutza, algo que provocó la airada reacción de sus concejales en la capital vizcaína, si bien éstos no condenaron los graves incidentes, tal y como le instó el pleno hace apenas unos días.

La dualidad de Kukutza ha dejado un sabor agridulce entre los ciudadanos, ya que muchos de ellos apoyaron la iniciativa de cultura alternativa en sí, pero no comprendieron la violenta reacción que derivó de su clausura.

En la villa existen en la actualidad otros grupos que desarrollan sus actividades alejadas de la corriente de masas en la calle San Francisco. Bilbao La Vieja es el nuevo epicentro de la actividad alternativa bilbaína.

El 'gaztetxe' de Vitoria, un caso diferente

El gaztetxe de Vitoria, ubicado en la calle Fray Zacarías del Casco Viejo, es un caso especial, tanto por su privilegiada ubicación como por su agitada historia. Amenazado durante un tiempo por la piqueta, este centro juvenil, que tiempo atrás perteneció al Obispado, ha sabido mantenerse firme con apuestas diferentes que perduran desde hace más de dos décadas.

Tras lo ocurrido con Kukutza, el Ayuntamiento de la capital alavesa confirmó que el local no sufrirá modificaciones. Sin embargo, durante el gobierno del popular Alfonso Alonso -entre 1999 y 2007, aunque lanzó la propuesta de demolición en el año 2001- fue en la que más cerca estuvo el derribo del centro cultural. La idea presentada públicamente para sustituirlo fue elevar una quinta torre para Vitoria que haría las veces de mirador. Otra opción posterior fue hacer un parking, pero ninguna de las dos cuajó por la minoría en que se movía Alonso y las tensiones con la oposición.

Pese a todo, el gaztetxe también ha protagonizado incidentes. El pasado 3 de septiembre la Ertzaintza imputó al responsable del inmueble un delito de enaltecimiento del terrorismo al hallarse en el interior del inmueble diversas fotografías de presos de ETA impresas en carteles.

La operación se saldó con enfrentamientos en el Casco Viejo de Vitoria, pero el asunto quedó clasificado por parte de instituciones y los integrantes del propio gaztetxe como un hecho aislado en su pacífico recorrido.

Este centro cultural acoge multitud de conciertos y fiestas con variados programas de actividades, como cuentacuentos, proyecciones de cortometrajes, teatro y música. También se han acogido debates con diversas temáticas, como la ocupación.

El propio gaztetxe explica en su web -www.gasteizkogaztetxea.org- que en los años 80, "ante la grave situación que sufrían las jóvenes (represión policial, la problemática de las drogas, la negación del derecho a la vivienda...) comenzaron a autoorganizarse para cubrir sus necesidades. Durante todos estos años, la autogestión, el asambleísmo y la ocupación han sido nuestros pilares principales".

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