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Columna
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Democracia sonora

Visitar Dimensión sonora, la excelente exposición del Koldo Mitxelena, es regalarse, entre otros placeres, la posibilidad de comprobar cuánto le debe la belleza del sonido al silencio y a la oportunidad. Las obras allí presentadas expresan su sentido sin estorbo, en un aire limpio de interferencias. Al contrario de lo que nos sucede a nosotros, que nos desenvolvemos mayormente en ambientes compactos de ruido, obligados a hacer avanzar nuestros mensajes como por pasillos atestados de muebles, a golpe de decibelio subido y/o a riesgo de ininteligibilidad, incomprensión e incluso daño auditivo. Padecemos aquí altos niveles de contaminación acústica como cualquiera distingue a simple oído y como reconocen con alarma los propios datos oficiales. De acuerdo con un reciente informe de las consejerías de Sanidad y Medio Ambiente, uno de cada cinco vascos vive (malvive en realidad) sometido a ruido excesivo, seis de cada diez si hablamos de los residentes en Bilbao.

Pero lo que distingue al sonido del ruido no es sólo el volumen, sino también la pertinencia. El ruido es sólo un efecto prescindible; el sonido, una intención expresiva insustituible, una ambición de y con sentido, como manifiestan las obras presentadas en el KM. Cualquiera de ellas invita a la sensación y a la reflexión gozosas, pero voy a elegir All sounds like to fly ("A todos los sonidos les gusta volar"), de Andres Bosshard, por ser una de la que mejor subraya no sólo la dimensión estética, sino la ética del sonido. Bosshard presenta así su obra: "Series de altavoces multicanal forman una especie de santuario de sonidos magnéticos como en una jaula; los sonidos parecen agitados y salvajes. No se pueden domesticar. Si dejamos la puerta abierta, saldrán volando y probablemente nunca regresen, especialmente si seguimos tratándolos como lo hacemos".

En esa imagen de sonidos salvajes y enjaulados, en ese laberinto acústico de mensajes tensamente cruzados, veo una representación perfecta, y por ello inquietante, de la intolerancia y la incivilidad. Y en su contraimagen -esa puerta que libera los sonidos, que les deja espacio para volar, para crear libremente itinerarios de sentido-, una representación justa de lo que es la tolerancia y el civismo: la dimensión sonora de la vida expresada sin agresividad y sin estridencias, modulada por el respeto hacia los demás, por la conciencia de que los demás no sólo existen, sino que además viven cerca, al alcance o en la onda expansiva de nuestra producción acústica.

He hecho varias visitas a la exposición del Koldo Mitxelena, una de ellas en plena Semana Grande. El detalle tiene su importancia, porque fuera del edificio habían instalado, en esos días festivos, unas ferias para los más pequeños: las típicas atracciones de caballitos, tren, aviones y cochecitos ondeantes..., todo en su versión más infantil, como en unas barracas párvulas o de preescolar. Y utilizo a propósito la expresión educativa. Fue salir del sonido necesario del KM y toparme con el ruido prescindible de la megafonía festiva. Aquellos niños subidos en las ferias estaban aprendiendo -como si no bastara con el movimiento por los aires, con el viento en la cara, con las luces y los colores brillantísimos, con la primera vez del vértigo y la valentía- a asociar la diversión con el ruido, a viajar rodeados de música sin escucha, de pitidos y campanas; aprendiendo a conducir su vehículo enganchados del estruendo de la bocina o la sirena.

Cierras los ojos y no ves, pero los oídos no se cierran. Nuestra vulnerabilidad acústica es altísima; frente al sonido estamos indefensos. Por eso, hacer ruido e imponérselo a los demás me parece una forma particularmente significativa y agresiva de comportamiento incívico. Estamos de vuelta a clase y de estreno de la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Espero que en esa materia tenga un papel protagonista el silencio, que es cimiento y abono del pensamiento propio y de la cultura social. Y espero que se insista en la noción de civismo acústico y, por ese camino, en la dimensión sonora de la democracia.

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