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Reportaje:

Deusto investiga su futuro

Varias voces analizan el tránsito de esta reconocida universidad cuando cumple 125 años de vida académica

Acodada junto a la Ría de Bilbao y, desde los noventa, también al lado del Urumea donostiarra, la Universidad de Deusto cumple 125 años en el presente curso académico. Una vida llena de historia, de formación de ilustres personajes actuales como Emilio Botín, Alfredo Sáenz, Joaquín Almunia y Mario Fernández, o históricos como Gerardo Diego y José Ortega y Gasset. Una existencia antaño más prestigiosa que hoy se enfrenta a los retos del momento, como la constante caída de la natalidad, las nuevas exigencias de la educación y, ante todo, la imperiosa necesidad de que el centro, básicamente centrado en el alumnado, profundice en la investigación.

"Nos hemos sentido cómodos en la formación. Mucho más que en la investigación, a la que no hemos prestado tanta atención. Hay que fortalecer este aspecto a corto y medio plazo". El rector de la Universidad de Deusto, Jaime Oraá, reconoce que, aunque estén tratando de revertir esta situación, el estudio ha sido el principal rompecabezas de la institución, que no ha sabido crear las condiciones necesarias para ahondar en esta disciplina. Así lo indica en la publicación La Universidad de Deusto entre dos siglos, escrita por la historiadora y profesora del centro María Jesús Cava y realizada para conmemorar la larga vida de la Universidad.

La formación ha prevalecido sobre la investigación, el aspecto más débil
"Deusto sigue sonando más a universidad que a barrio de Bilbao"

Esencialmente, Deusto tiene como leitmotiv el alumno. Así lo demuestra la infinitud de servicios que se les ofrece: acogida, apoyo a la búsqueda de trabajo, tutorías, orientación o atención psicológica, entre otras opciones. El alumno es el centro de la institución y esta opción, inevitablemente, se traslada a la vida de los profesores, que ven minada su capacidad para el estudio. "He trabajado como profesor de la Universidad durante 30 años y no he tenido ni año, si semestre, ni trimestre sabático para investigar. Veía a mis colegas de la pública y me entraba la envidia", asegura el sociólogo Javier Elzo, que considera que esta carencia tiene difícil solución, dado que supondría que el centro obtuviese financiación más allá de las matrículas de los alumnos.

La investigación, que sucesivos análisis de comisiones educativas nacionales e internacionales han citado como el principal punto negro de la institución, es costosa. Por ello, Deusto ha focalizado su oferta hacia la formación de profesionales al servicio de la sociedad vasca. El catedrático en Teología de la Universidad de Deusto y sacerdote Rafael Aguirre, apunta: "Han contratado gerentes y personas de marketing procedentes de empresas, pero no se ha fichado a ningún profesor externo, un académico de prestigio como pudo ser en su época Lucas Verdú (catedrático de Derecho Político fallecido el pasado mes de julio)". En este sentido, Elzo agrega: "Es muy difícil que Deusto pueda sacar en alguna ocasión un premio Nobel. Eso supondría colocar en el centro al profesorado. Que un tutor falte a una clase en esta Universidad es impensable. Sin duda, el alumno está muy mimado".

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Según señala el rector Jaime Oraá en la publicación conmemorativa, Deusto trata de mitigar en los últimos diez años estas carencias. Así las cosas, el centro creará pronto una escuela de doctorado. Todo sea por mantener el prestigio de una marca. El exalcalde de Bilbao, José María Gorordo, fue alumno de La Comercial y de Derecho y, posteriormente, profesor del centro hasta 1986, cuando asumió las riendas de EiTB. El exregidor bilbaíno no cree que Deusto haya perdido prestigio, sino que la proliferación de universidades, como la UPV, Mondragón o Sarriko, ha diluido su hegemonía. No obstante, asevera: "Deusto sigue sonando más a universidad que a barrio de Bilbao".

Por el contrario, el teólogo Rafael Aguirre sostiene que la institución se aprovecha del reconocimiento que tuvo antaño, cuando al ser la oferta educativa más escasa, decenas de estudiantes de todas las comunidades españolas elegían este espacio para su formación. "Hoy en día, viene poca gente de España. Deusto vive de la clientela local y de clientela extranjera, donde la marca funciona porque se conoce menos la realidad actual", destaca.

Jon Andoni Zárate, director general de la consultoría Human Management Systems y profesor de la Deusto Bussiness School, insiste en que el centro sigue siendo una referencia, principalmente para las empresas vascas y, en menor medida, para las del resto de España. "No solo en las cuestiones de mayor implicación social, sino que en todas las disciplinas se trata de manera especial la contribución a la sociedad", mantiene. En esta línea, Zárate agrega que el pilar que mantiene el prestigio de Deusto es el de los valores que rigen la Universidad. "La sostenibilidad, el esfuerzo, la colaboración con el entorno, la ética en los negocios, la contribución a la sociedad o el valor de la persona", cita.

Quizá el mayor logro de la Universidad de Deusto haya sido crear a su alrededor un halo de reputación que le permite que, pese al coste de su matrícula, sea escogida antes que otras opciones. No en vano, es la elección de un 17% de los universitarios vascos. El sociólogo Javier Elzo concluye que el prestigio de la institución se basa en la tradición y en la imagen de que el alumno está bien atendido: "Cuando un hijo no ha sido aceptado en uno de los centros de Deusto en Bilbao o San Sebastián, los padres prefieren mandarle al otro antes que buscar otras opciones en la ciudad. Ese es el verdadero prestigio de la Universidad".

Una estructura piramidal

El sacerdote y doctor en Teología de la Universidad de Deusto Rafael Aguirre destaca que en las dos últimas décadas una de las principales señas de identidad de la institución, que en el presente curso académico cumple 125 años, ha sido la de poseer una estructura "muy jerárquica y piramidal". Explica que esta característica se percibe, por ejemplo, en la rápida aplicación del Plan de educación Bolonia. "Se imponen las decisiones prácticamente sin participación del profesorado. Sin lugar a dudas, esto ha provocado malestar y desazón entre los profesores. La transformación organizativa de la Universidad ha sido muy rápida y autoritaria", mantiene.

Asimismo, asegura que la toma de decisiones es más laboriosa cuando se debe contar con el consenso del profesorado. "En Deusto es imposible porque no existen órganos académicos de participación", agrega Aguirre, que opina que la tradición de la Universidad ha sido la formación de profesionales en lo económico y en el derecho jurídico.

De su lado, el sociólogo Javier Elzo explica que la institución está "cada vez más burocratizada", quizá porque está completamente centrada en el alumno, en detrimento del profesorado. Recuerda distintos episodios que vivió en sus 30 años como profesor en el centro, 11 de ellos al frente del Fórum Deusto, como cuando el cambio de un billete de avión para un compañero le supuso un gran trabajo.

Por todo ello, afirma que hay un exceso de gestores en cada una de las seis facultades de las que dispone la institución. "Han burocratizado todo. La gestión ha adquirido un peso que me parece desmesurado. En la Universidad de Deusto, todo está dentro de unos determinados esquemas", concluye.

La total dependencia de las matrículas

El sistema universitario vasco tiene actualmente casi la mitad de alumnos que hace 15 años. La tasa de natalidad es cada vez menor y, en consecuencia, la presencia de estudiantes. Esta circunstancia supone un auténtico lastre para la Universidad de Deusto, que vive de unas matrículas que en ese periodo han bajado un 45%, aproximadamente. "Nos hemos visto obligados a implementar reformas estructurales para garantizar la viabilidad económica de la Universidad", explica en una entrevista en el libro publicado para conmemorar los 125 años de la institución su rector, Jaime Oraá.

Del total del presupuesto que el Gobierno vasco destina a las universidades vascas, Deusto apenas recibe un 2%, a pesar de que sus matrículas representan el 17%. "Habrá que dar más becas, buscar nuevas formas de concertación", añade Oraá. El sociólogo Javier Elzo, que trabajó durante 30 años en la institución, indica que hablar de concertación para las universidades privadas es un tema tabú. "Dinero público para las empresas públicas. Dinero privado para las privadas. Sin embargo, en el ámbito de la educación secundaria están las escuelas concertadas", señala Elzo.

El sociólogo abunda que la actual ausencia de jesuitas en la Universidad también ha contribuido a que las apreturas económicas sean mayores. Muchas de las becas que el centro ofrecía eran consecuencia de los sueldos que los profesores jesuitas, que llegaron a ser un centenar, no cobraban. En este sentido, el exalcalde de Bilbao, José María Gorordo, recuerda el papel que jugaron jesuitas como el padre Luis Bernaola, exdirector y profesor de La Comercial que gestionaba la posterior colocación de sus alumnos.

De su lado, el doctor en Teología de la Universidad de Deusto Rafael Aguirre considera que la dirección del centro ha relegado a los pocos jesuitas que aún permanecen en Deusto a puestos de gestión. Así, sentencia: "Esto puede tener un grave inconveniente: fomentar el servilismo en deterioro de la calidad académica. La formación humanística, que es menos rentable, ha sido relegada".

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