_
_
_
_
_
Reportaje:

Directo de la huerta a la nevera

Productores agrícolas se asocian con grupos de consumidores para venderles los productos de sus 'baserris' evitando todos los intermediarios

Son las siete de la tarde y, como cada jueves, Iñaki Urkijo, agricultor de Llodio, llega a su cita en el domicilio de Josu en la calle San Francisco de Bilbao. Llama al portero automático y sube una cesta con carne, huevos y verduras. Urkijo comenzó el reparto por la mañana en Vitoria y, cuando acabe, habrá llevado a 23 familias de Álava y Vizcaya los productos de su baserri y de varios más con los que se ha asociado.

Todos los productos que vende Urkijo son ecológicos, de acuerdo con la definición de la Unión Europea. "Verduras sin pesticidas y carne de animales que, si han comido piensos, son naturales", explica. Junto a ello, se salta toda la cadena de distribución tradicional. No pasa por intermediarios hasta llegar a la tienda. El agricultor vende directamente su productos en la casa del consumidor.

EHNE cifra en 150 los 'baserritarras' de Vizcaya que trabajan de esta forma
"Sale caro, pero tienes unas garantías por la relación directa"

Este modelo, basado en el compromiso entre agricultores y consumidores, se denomina "agricultura de responsabilidad compartida" y está siendo impulsado desde hace un par de años por colctivos como el sindicato agrario EHNE o los verdes de Ekologistak Martxan. Ambos animan a los consumidores a ponerse en contacto con ellos para crear nuevas cooperativas como la de Urkijo, que, por ahora, está completa.

"Tras un tiempo de predicar en el desierto, está habiendo un boom", asegura Mikel Corbenzana, responsable de este modelo agrícola en EHNE, y uno de los productores con los que está asociado Urkijo. La central aún no dispone de un censo, pero estima que sólo en Vizcaya unas 150 explotaciones trabajan con esta filosofía y una decena de grupos de consumidores se han organizado para recibir sus productos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Urkijo, Corbenzana y otros productores de las comarcas de Orduña y Llodio, hasta un total de 20 -empezaron hace dos años siendo cinco- han establecido un sistema de reparto a domicilio de cestas que incluyen buena parte de lo que necesita una familia: cerdo, pollo, huevos, leche, ternera, verdura, fruta y derivados. Varias veces al año se completan con arroz y aceite de productores valencianos y extremeños. Unas 60 familias los reciben.

Los grupos de consumo tienen un funcionamiento ligeramente distinto. Los bilbaínos Txokolat o Letxugak, integrados cada uno por una treintena de personas, se organizan en torno a la Ekoetxea (Pelota, 5), donde reciben semanalmente el reparto de los agricultores.

"Cada uno contactamos con un productor", explica Kristina Sáez, miembro de Txokolat. "En mi caso, me encargo de los huevos. Solemos hacer visitas a los ganaderos y nos acabamos implicando con su trabajo", apostilla.

Iñaki Urkijo lleva un pedido de productos de caserío a una vivienda del centro de Bilbao.
Iñaki Urkijo lleva un pedido de productos de caserío a una vivienda del centro de Bilbao.SANTOS CIRILO

"Una forma de salvar la agricultura tradicional"

Los argumentos que ofrecen los productores y los consumidores que defienden el modelo de acortar el trayecto de los alimentos de su lugar de producción al hogar de los ciudadanos tienen que ver con la salud y el medio ambiente, pero también con el bolsillo de los agricultores. Colectivos como EHNE o Ekonekazaritza critican la enorme diferencia existente entre los precios en origen y finales que, aseguran, impone la industria agroalimentaria.

Iñigo Hernani, quien abrió en septiembre una explotación de responsabilidad compartida llamada La Montañuela, sostenida por treinta consumidores -él prefiere llamarles socios- cree que ésta "es la única forma de mantener el modelo tradicional de agricultura" que ha elegido, pues lo que le pagan los distribuidores por sus productos sin pesticidas no le da para cubrir los gastos que supone trabajar así.

Las cestas semanales con cinco kilos de verdura y c arne que reciben sus socios cuestan 200 euros trimestrales que se pagan por anticipado. "Sale más caro que en la tienda", reconoce Tomás Larrañaga, presidente de Ekonekazaritza, la federación vasca de agricultura ecológica, "pero tienes unas garantías, derivadas de la relación directa que surge entre productor y consumidor". Los usuarios consultados aseguran que esa relación de confianza les resulta rentable: "Cuando tienen buena cosecha, llenan la cesta muy por encima de lo acordado".

Las cestas de cuatro kilos de hortalizas que encargan los socios del grupo Txokolat cuestan 10 euros semanales y la docena de huevos, 2,5. Los precios son altos si se comparan con los habituales en los comercios, pero el ahorro ronda el 30% sobre los que las grandes superficies venden como "ecológicos".

Xabier Abian, de Ekologistak Martxan, explica su apuesta por un criterio de salud, pero también de proximidad. "Es una locura que la fruta recorra miles de kilómetros. Tiene un enorme gasto energético asociado a la refrigeración y al transporte", dice. Ecologistas y agricultores hablan de "soberanía alimentaria": consumir alimentos cercanos para salvar el modelo agrícola local y, de paso, el planeta.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_