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Educación busca una reacción más rápida ante el acoso entre alumnos

El protocolo desarrolla una serie de medidas contra el acoso en la Red

El Departamento de Educación presentó ayer el protocolo por el que se guiarán todos los centros escolares vascos cuando sospechen que puede existir un caso de acoso entre su alumnado. El protocolo, de 2004, se ha adaptado a la normativa vigente y busca lograr una reacción más rápida.

Todo porque, a pesar de que los casos son aislados -el curso pasado se registraron 90 sospechas de acoso, de las que se confirmaron 33-, el último informe de acoso entre iguales del instituto estadístico del departamento, el Isei-Ivei, señala que el 17% de los estudiantes de Primaria y el 12% de los de Secundaria habrían sufrido algún episodio de estos. El protocolo supondrá "unificar criterios en los tres territorios", explicó ayer la consejera de Educación, Isabel Celaá, y obligará a los centros a abrir una investigación.

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Uno de los principales cambios se basa en que el protocolo incluirá la necesidad de actuar en el grupo escolar en el que se ha dado un caso de acoso, no sólo en la víctima y el agresor. Este cambio proviene del nuevo protocolo específico para el ciberbullying, el acoso que se materializa por medio de las nuevas tecnologías a las que el 70% de los menores ya son asiduos. Esta nueva herramienta, "pionera" en todo el Estado, según Celaá, está incorporada a una guía más amplia sobre el ciberbullying a la que se puede acceder a través de la web Eskola Bakegune. Con este protocolo, Educación asume parte de la responsabilidad en la detección del ciberacoso.

Y es que los últimos estudios cifran el ciberacoso en el 4% de los jóvenes entre 9 y 16 años, aunque los casos van en aumento y se dan en niños cada vez más pequeños -aunque redes sociales como Tuenti prohíben el acceso hasta los 14 años-. Mientras que es habitual que aquellos que sufren bullying tradicional también sean acosados en la Red, el caso contrario no lo es tanto. Por ello, Jorge Flores, director de Pantallas Amigas y uno de los creadores del protocolo de ciberbullying, explicaba ayer las dificultades de identificar este tipo de situaciones que se dan en espacios como las redes sociales.

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Entre las características de un niño acosado en Internet, resalta que pasa horas conectado a las redes sociales, normaliza el uso de la violencia, tiene cambios de humor, se molesta si es interrumpido mientras está en la Red, tiene tendencia al aislamiento, poca autoestima, navega por Internet sin sus padres cerca y sufre un deterioro de las habilidades sociales. Según Flores, el perfil del acosado y del acosador en la Red corresponde más al sexo femenino.

El ciberbullying se puede realizar de forma pasiva, ya que una fotografía obscena colgada en la Red puede seguir causando daño sin que el agresor haga nada especial por mantener el acoso, al contrario de lo que ocurre con el acoso escolar. El agresor es un menor que se ha hecho pasar por otra persona en Internet, un joven con tendencia a intimidar y con poca tolerancia a la frustración.

La guía presentada ayer cuenta con información útil con consejos, por ejemplo, sobre la manera de darse de baja en una red social y orienta sobre cómo evitar el ciberacoso. También orienta sobre la manera en que hay que actuar con las familias, las víctimas y los agresores. "Las familias tienen que atender a las modificaciones del comportamiento de sus hijos", insistió la consejera, asegurando que son estas las que mejor pueden observar cambios en la conducta de los menores que indiquen que están sufriendo acoso.

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