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Entrevista:JOSÉ GÁRATE | Contrabajista

"El grupo de rock es una familia; la orquesta, una empresa"

José Garate, contrabajista de la Orquesta Sinfónica de Bilbao, ha seguido una trayectoria insólita en un músico profesional. Hasta los 22 años no supo que el contrabajo se tocaba con arco. Antes de descubrirlo había tocado en un grupo de verbenas y conocía el éxito en el rock como bajista de Itoiz. "Empecé a estudiar el contrabajo para desarrollar la mano izquierda y mejorar la técnica del bajo eléctrico", reconoce.

Pregunta. Su camino para llegar a músico de orquesta es un poco raro.

Respuesta. Con ocho años ya sabía leer música. En la familia había un ambiente musical; en mi casa se ha cantado siempre. Toqué el txistu, un poco la guitarra, la bandurria, canté en el coro de la iglesia. Cuando conocí a Juan Carlos [Pérez, el líder de Itoiz] empezamos a cantar. Estuvimos tres años tocando en verbenas, y luego vino Itoiz.

P. ¿Cómo recuerda los años de Itoiz? Sus discos de vinilo se cotizan

ahora entre los coleccionistas.

R. Sí. Aquello empezó en 1978. La primera sensación es que no eres consciente de lo que estás haciendo, de la importancia que tiene para las personas que están ahí abajo escuchando y han comprado un disco que está dentro de su vida. Cuando estás en un grupo no eres consciente de que formas parte de la historia de otras personas que te escuchan.

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P. ¿Qué se aprende tocando en un grupo de verbenas?

R. Se aprende todo, todo. Es como estar ensayando horas y horas. Se aprende técnica, a estar en el escenario, a dirigirte al público, a hablar con el organizador. Se coge callo. Tocábamos en las verbenas para ganar dinero y comprar instrumentos y equipo.

P. ¿Y qué supuso Itoiz en su carrera profesional?

R. Para la música clásica, absolutamente nada.

P. Es un mundo ajeno ¿no?

R. Sí, totalmente. Son mundos que chocan. El rock en un escenario se toca de memoria, no se lee una partitura; se toca de pie, es otro público. En las salas de música clásica ese público está sentado, con un silencio sepulcral. En el rock, cuanto más ruido, más fiesta; estás tocando y a 20 metros hay un tío meando contra una farola o fumando porros. Muchas veces se toca al aire libre; los conciertos clásicos, en sitios cerrados. Las referencias son muy diferentes: el músico de rock no habla de Schumann, de Beethoven o de Bach; habla de Elvis, de los Beatles, de los Rolling. Los instrumentos no son los mismos. En la clásica sales a tocar y ya está; no te comunicas con el público, como hace un grupo de rock. Nuestra relación con el público, en cambio, pasa a través del director.

P. ¿Por qué sigue siendo así después de 50 años?

R. Supongo que el rock no de identifica con la música clásica. Yo he estado en los dos sitios, y como yo hay otra gente, pero es muy difícil dar el salto.

P. ¿Dónde es más importante el papel del líder, en el grupo de rock o en la orquesta?

R. En el rock. El grupo de rock es como una familia; la orquesta es una empresa. En el rock son cuatro o cinco personas, que deciden lo que va a ser de ellos. En la orquesta eres un número, que va a tocar lo que está escrito por no se quién hace 200 años. Vas a hacerlo lo mejor posible y respetando la partitura al máximo. Mi opinión no vale nada, no hace falta. El rock se compone sobre la marcha; vas creando entre cuatro o cinco, quitando y poniendo. Y el líder pesa. En la orquesta es mejor que molestes lo menos posible y toques lo mejor que puedas, haciendo caso al director.

P. En el pop y del rock hay cierto desdén por la formación musical

R. Cada vez menos. La cultura clásica lleva muchos años de ventaja, pero el rock ya empieza a asentarse y ya hay escuelas de rock. Está empezando a escolarizarse, y el futuro va a estar ahí.

PERFIL

José Garate (Ondarroa, 1958) se matriculó en la Comercial de Deusto, en Geografía e Historia y en Derecho, antes de colgar los libros por la música. En Itoiz era Foisis, el bajo que complementaba a Juan Carlos Pérez, su amigo desde los 16 años. Itoiz desapareció en 1988 y Gárate se volcó en el contrabajo. Ahora escucha a Mahler y Bach y los discos de hardcore de su hijo, sin echar de menos los años de rockero. "Sin nostalgia de épocas pasadas", dice.

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