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Entrevista:ROALD HOFFMANN - PREMIO NOBEL DE QUÍMICA EN 1981

"La ciencia no ha proporcionado felicidad al ser humano"

Aurora Intxausti

Roald Hoffmann (Zloezow, Polonia, 1937), Premio Nobel de Química en 1981, asistió ayer al 25º aniversario de la creación de la Facultad de Químicas de la UPV en San Sebastián. Asegura que para ser un buen químico no hace falta gran talento porque esa ciencia es muy parecida a la poesía y a la política. Cree que el avance tecnológico no está dando más felicidad al ser humano, aunque sí mayor calidad de vida Pregunta. ¿Merecen la pena los riesgos que entrañan algunos usos de la química?

Respuesta. La percepción está fundamentalmente en dos aspectos: uno es la utilidad y otro, los riesgos potenciales que puede tener esa utilidad de la química. Por ejemplo, la quimioterapia es algo bueno en la química, pero otra parte es mala por la contaminación que produce.

P. ¿La complejidad de los avances científicos dificulta, si cabe aún más, la divulgación de la ciencia?

R. Sí. En parte, es problema de los propios científicos. Ciencia es simplemente sentido común visto en lenguaje de matemáticas que puede ser a veces difícil; sin embargo, no deja de ser fundamentalmente sentido común. En general, las personas son capaces de hacer cosas bastante complicadas y no es necesario ser un gran científico para entender la ciencia hoy en día.

P. ¿Tiene uno que tener una mente privilegiada para ser un buen científico?

R. La ciencia no proporciona talento y de eso uno puede darse cuenta fácilmente. No hay niños que sean científicos que es justamente lo contrario de lo que pasa en música y en matemáticas, donde existen niños con gran talento y ese talento aparece a una edad muy temprana. La química es mucho más parecido a la poesía y a la política, disciplinas para las que no es necesario tener un gran talento. Lo único que hace falta es trabajar duro y, sobre todo, ser capaz de hacer juicios basados en el conocimiento incompleto de la situación.

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P. ¿Las nuevas generaciones aman la ciencia?

R. No estoy seguro; están sobre todo interesados por las tecnologías y por las computadoras.

P. ¿Ha cambiado mucho la forma de entender la química desde que le dieron el Premio Nobel en 1981?

R. La parte más llamativa del cambio que se ha producido es que la Química está de nuevo reformulando su frontera con la bioquímica y que cuando recibí el Nobel eran dos cosas muy separadas.

P. ¿Qué le da la poesía que no ha sido capaz de darle la Química?

R. La poesía da bastantes cosas, entre ellas un entendimiento parcial de problemas sin solución. La ciencia está limitada a un conjunto de problemas que tienen solución. La ciencia no puede decir nada sobre el final del amor y uno puede escribir mil poemas sobre ese tema y una vez que los haya leído es capaz de ponerse a escribir otros mil más.

P. ¿Hubiese preferido que le hubiesen otorgado el Nobel de Literatura al de Química?

R. No soy un poeta, pero sí un buen científico y es más fácil ganarse la vida como científico que como poeta.

P. ¿Qué edad es la más adecuada para adentrase en el mundo de la química?

R. La química trata fundamentalmente de los cambios de las sustancias y los niños a una edad temprana desde luego están listos para poder empezar a pensar en esos términos. En la propia cocina ven cómo esas sustancias influyen en determinados aspectos. Cómo huelen las cosas eso es química. Los niños no están preparados para el pensamiento abstracto, pero se puede emplear la curiosidad natural que tienen los pequeños para clasificar cosas y empezar a darles determinados comportamientos que pueden ser clasificados.

P. El ser humano se está rodeando de aparatos que no entiende.

R. Es un problema. Los humanos no deben ser separados de los instrumentos que ellos utilizan y mucha parte del ocultismo que hubo en determinadas epocas fue debido a que la gente tenía a su alrededor cosas que no comprendía. Si la ciencia liberó a la humanidad debemos tratar de entender cómo funcionan las cosas.

P. ¿El avance tecnológico significa progreso?

R. No sé a qué da lugar. Ese presupuesto está siendo hoy en día cuestionado. Si bien es cierto, e incluso incuestionable, que la ciencia ha proporcionado una mayor calidad de vida al ser humano lo que no le ha proporcionado es mayor felicidad. Nosotros no somos más felices que en tiempos anteriores. Es parte de la condición humana el no ser felices. Nuestros padres y nosotros vivimos más tiempo que nuestros antepasados. Nuestros hijos no se mueren de fiebre, pero no somos más felices. La felicidad tenemos que encontrarla en nosotros mismos. La ciencia no tiene nada que ver con eso y bastante más con la poesía y la política.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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