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Internada desde febrero por el juez

La joven que agredió brutalmente a una chica en Ermua se halla recluida en un centro para menores

La violencia entre escolares se ha convertido en una lacra difícil de erradicar y en un auténtico reto para las autoridades educativas y para las judiciales. Cuando todavía permanece fresco el recuerdo de la brutal paliza que sufrió una menor en las instalaciones de un colegio de Ermua el pasado 10 de febrero a manos de otros alumnos, el Departamento de Educación ha confirmado que la principal agresora de entonces se encuentra internada en un centro para menores por decisión judicial.

Educación desveló en su momento datos personales de las implicadas

El departamento lo ha revelado en una respuesta parlamentaria al Partido Popular, que se interesaba por las medidas adoptadas en el caso de Ermua y en otro similar ocurrido en Barakaldo poco después, en el que un adolescente fue agredido por dos de sus compañeros de clase. Ambos incidentes incrementaron la alarma social en torno a este tipo de sucesos.

N. S., de 15 años, fue golpeada con todo tipo de objetos por cinco chicos y la chica ahora internada en la pista de futbol del colegio Ongarai de Ermua. Todo ocurrió ante la mirada impotente del hermano de la agredida.

Los agresores actuaron movidos por "rencillas" entre la principal atacante y la víctima, quien sufrió heridas graves, permaneció diez días hospitalizada y ha tenido que ser operada para recomponer el nervio óptico de su ojo izquierdo. La victima fue atacada con tal nivel de encono que lo ocurrido en Ermua tuvo eco a nivel nacional. Las dos chicas, agresora y víctima, a las que Educación calificó entonces como "conflictivas", estaban escolarizadas en el mismo centro educativo, la Ikastola Anaitasuna y acudían a un Centro de Iniciación Profesional.

La posterior reacción de Educación también dio que hablar. En un intento de restar dramatismo a lo sucedido, desveló varios datos personales de las dos menores y terminó pidiendo perdón por ello. El departamento hizo público que la agresora, de 16 años, había llegado al colegio procedente de un piso de acogida, que estaba sujeta a medicación y que no solía seguir el tratamiento indicado. Tras la avalancha de críticas, Educación alegó que su intención era contextualizar lo ocurrido para atajar "la alarma social". Reconoció que podía haber actuado con "falta de sensibilidad" y pidió disculpas a las afectadas y a sus familias. El departamento depuró responsabilidades con el despido de su responsable de prensa. La alumna agredida se incorporó al colegio el 3 de marzo y sigue asistiendo con normalidad al mismo, aunque con un seguimiento individualizado. También sigue siendo atendida por los servicios sociales del Ayuntamiento de Ermua.

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En el caso de Barakaldo, que implicaba a tres jóvenes del centro Lutxana, el departamento ha realizado un seguimiento personalizado de cada uno. Los dos agresores, que estaban cursando un programa complementario destinado a alumnos con problemas para seguir los estudios con normalidad, fueron expulsados del centro y regresaron a sus colegios de origen. La víctima de las agresiones sigue cursando sus estudios de forma normal. Uno de los agresores estaba en libertad vigilada por otras actuaciones violentas que había protagonizado fuera del centro en otras ocasiones.

El Juzgado de Menores ha decidido internarlo en un centro cerrado en un primer momento, para después trasladarle a un centro de régimen abierto situado en Bilbao.

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