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Reportaje:

"Ir a juicio por el amianto ha sido duro"

La familia de un trabajador de CAF fallecido pide el recargo de prestaciones

La familia Sarriegi ha tenido que sortear infinidad de trámites burocráticos y varios juicios para lograr que se reconozca que Felipe Sarriegi, trabajador de CAF durante 40 años, murió en 2007 por enfermedad laboral después de serle diagnosticado cáncer de pulmón tras estar expuesto al amianto. Ayer, su viuda, Milagros Rodríguez y una de sus hijas, Mamen, esperaban a las puertas de los Juzgados de Atocha de San Sebastián el inicio del último juicio para encarar la batalla judicial; reclamar el recargo de prestaciones de la Seguridad Social que supondrá una mayor pensión para la viuda.

"Ir a juicio por el amianto ha sido duro. Lo más importante no lo tenemos. Nos falta nuestro padre y luchamos por sus derechos y para evitar que los que vengan detrás sientan el vacío que sentimos cuando empezamos con todo", explica Mamen Sarriegi.

Los tribunales obligaron a la empresa a pagarles 122.308 euros

Cada vez que hay un juicio por una víctima del amianto se presentan en los Juzgados para apoyar a las familias junto a otros miembros de la Asociación de Guipúzcoa de Víctimas del Amianto. Madre e hija pelearon primero, para que se reconociera que Felipe Sarriegi había fallecido por enfermedad laboral y después por las indemnizaciones. CAF tuvo que pagar 122.308 euros a la viuda y los cinco hijos. La sentencia establecía que la empresa incumplió sus obligaciones preventivas en seguridad laboral. El comité de la empresa fabricante de trenes ubicada en Beasain contabilizó en 2009 45 trabajadores muertos por la exposición del amianto; 18 en la planta guipuzcoana y el resto en la factoría de Zaragoza.

A Felipe Sarriegi le diagnosticaron en 2007 un mesotelioma, un tipo de cáncer de pleura, del que murió a los siete meses. "Primero tienes que asimilar la enfermedad originada por el amianto [prohibido desde 2002]. Después buscar los testigos que corroboren que se utilizó el material e ir a juicio", recalcan las dos mujeres al recordar los pasos dados.

Desde la muerte de su padre, Mamen es miembro de la asociación guipuzcoana. Además de conseguir que salgan a la luz más casos, el año pasado lograron que en los Ambulatorios haya una lista con las principales empresas que han trabajado con amianto para un diagnóstico a tiempo, "aunque son muchos los talleres y las empresas pequeñas que se quedan fuera".

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Pero no es suficiente. Mamen reclama un fondo de compensación a las víctimas del amianto sin necesidad de que las familias tengan que recurrir a los tribunales para reparar el daño. Además, cree que es necesario que se agilicen los trámites para la elaboración de un mapa para que los Ayuntamientos "tengan constancia de los lugares donde existe el amianto y tomar medidas preventivas" en el caso de demolición y rehabilitación, cuando la liberación de fibras son peligrosas.

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