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Reportaje:

Metallica satura el Bilbao Live Festival

La muestra cumple sus objetivos de público con 95.000 espectadores en cuatro días de conciertos

La organización del Bilbao Live Festival ha logrado el objetivo que se propuso dos días antes de que arrancara su segunda edición, cuando ya conocía los resultados de la venta anticipada de entradas. Entonces se marcó el reto de reunir una media de 22.000 espectadores diarios, y lo ha cumplido con creces gracias al tirón de Metallica. Un total de 39.740 personas se dieron cita el viernes en Kobetamendi para ver al cuarteto californiano, y elevaron a 94.712 la cifra final de asistentes en cuatro días, en los que se ha podido contemplar la actuación de 33 grupos.

Sus responsables ofrecerán mañana un balance definitivo del evento, pero Ibai Villapún, su jefe de prensa, ya se ha felicitado por la ausencia de incidentes reseñables y ha adelantado que "desde la organización se hace una valoración sumamente satisfactoria de la segunda edición". En cuanto a la asistencia de público, afirma que se han superado "las previsiones más optimistas".

En ese apartado nadie niega la responsabilidad del éxito a Metallica, que salieron a escena con media hora de retraso, instantes después de que en los altavoces sonara el It's a long way to the top (if you wanna rock and roll) de AC/DC y las pantallas proyectaran la escena final del western El bueno, el feo y el malo. Abrieron su actuación con Creeping death y luego atacaron For whom the bell tolls y un tema del disco Kill'em all. Fue la introducción a una sesión con maneras metal y rock duro pertinaz, que no defraudó a sus seguidores y tuvo sus momentos más entretenidos cuando la banda estadounidense rememoró su esplendoroso pasado thrash metal.

Volumen y pirotecnia

Al final del concierto encadenaron la balada Nothing else matters, un One aderezado con explosiones, llamaradas y más pirotecnia, su éxito Enter sandman y Seek & destroy. Tras dos horas y cuarto se retiraron del escenario como uno de los triunfadores del Bilbao Live, al igual que hizo Iron Maiden ocho días antes. Respecto al resto de cabezas de cartel, Fito & Fitipaldis no ofrecieron el mejor concierto que se les recuerda en Bilbao, y Red Hot Chili Peppers mostraron su pericia instrumental, pero decepcionaron a la mayoría de los 24.000 asistentes.

El éxito de convocatoria puso en evidencia las dificultades logísticas para trasladar tanta gente a un monte al que se prohíbe el acceso en vehículo particular. Dos horas antes de la hora prevista para que Metallica subiera al escenario, había que soportar una cola de 45 minutos para subir a uno de los autobuses lanzadera que partían de la calle Pichichi. Antes, incluso, había taxistas que se negaban a prestar servicio, alegando que no les permitían acceder al recinto.

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En el apartado de decepciones, también destaca la escasa oferta de actividades paralelas. Lo que se anunció como "diez días de cultura y ocio" se ha reducido a dos conciertos, un desfile de moda y una exposición.

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