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Un estudio histórico aclara aspectos oscuros sobre los años iniciales del cine en el País Vasco

Mikel Ormazabal

La primera proyección cinematográfica en el País Vasco se realizó el día 23 o 24 de julio de 1896 en San Sebastián, aunque se desconoce la cinta que fue exhibida. Con seguridad, la sesión se celebró en el número 32 de la Avenida de la Libertad y fue anunciada, al precio de una peseta por pase, como un "gran suceso", una "estupenda maravilla". Así se deduce del estudio historiográfico realizado por Jon Letamendi y Jean Claude Seguin, titulado Los orígenes del cine en Guipúzcoa y sus pioneros, donde salen a la luz algunos aspectos oscuros de la historia del cine en el País Vasco.

Esta publicación es el tercer volumen editado por la Filmoteca Vasca, continuación de los editados anteriormente sobre los inicios del cine en Vizcaya y Álava. Además del relato sobre la cinematografía en Guipúzcoa, los autores detallan escenas de la vida cotidiana de fines del siglo pasado y vuelcan en 200 páginas un "universo de sugerencias sobre el mundo del celuloide". Jon Letamendi señaló en la presentación de su trabajo que la irrupción del cine en Guipúzcoa es borrosa. Hay certeza sobre la proyección simultánea de la película La coronación del zar en Moscú en sendas salas de Bilbao y San Sebastián el 12 de agosto de 1896, pero el autor del estudio sostiene que este filme se exhibió antes, a finales de julio, en la capital donostiarra. Coincidiendo con el cumpleaños de la reina regente María Cristina de Habsburgo, se anuncia como un hecho insólito la proyección de una película en el "salón del Vidamotógrafo", donde se podía disfrutar de "la exhibición de variadas y espléndidas vistas de la fotografía en movimiento, última maravilla de este tiempo". La publicación se recrea en la narración de los pormenores que rodearon este acontecimiento, aunque no arrincona otras cuestiones, como la aparición del kinetoscopio de Edison en el verano de 1895, las proyecciones con aparatos de la firma francesa Lumière o los rodajes celebrados en territorio guipuzcoano entre 1895 y 1898, periodo que abarca esta monografía del cine en Guipúzcoa. También subsana el ensayo equivocaciones que han figurado como verdades hasta hoy. La llegada del kinetoscopio a San Sebastián, en el verano de 1895, representa un "punto de inflexión", a juicio de Letamendi. Este aparato, con un sistema similar al proyector de diapositivas, fue la antesala de la irrupción de las imágenes en movimiento. Un ejemplar de este artilugio inventado por Thomas Alva Edison "hizo las delicias del público donostiarra". Letamendi defiende la tesis de que el primer rodaje -Las rocas de la Virgen- se sitúa en Biarritz a comienzos del mes de julio de 1897, y un mes más tarde se filmó Llegada de un tren especial a San Sebastián en un día de toros, cuyo estreno se realizó en Zaragoza en diciembre. Con esta afirmación pierde credibilidad el argumento de quienes aseguran que meses antes se rodó en la capital donostiarra la película titulada En la playa de San Sebastián. Otro capítulo del libro narra las reacciones de entusiasmo que provocaba el cine en un público fascinado con el movimiento de las hojas de los árboles, el tamaño natural de los actores o el desplazamiento de los escenarios.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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