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Entrevista:JOSÉ LUIS DE LA GRANJA | Catedrático de Historia Contemporánea de la UPV

"El PNV debe decidir: Ibarretxe o moderación"

Mikel Ormazabal

José Luis de la Granja se encuentra estos días en la Universidad de Alicante impartiendo un curso de doctorado sobre la evolución del nacionalismo vasco. En vísperas del Aberri Eguna de hoy, reflexiona, en una conversación telefónica con EL PAÍS, sobre la situación del PNV a las puertas de salir del Gobierno vasco.

Pregunta. ¿Hay antecedentes históricos del PNV fuera del Gobierno vasco?

Respuesta. El PNV ha estado en la oposición en momentos en los que no existía autonomía, pero nunca desde que se formó el primer Gobierno vasco en la Guerra Civil. Es una situación inédita. El PNV es el único gran partido que no había perdido el poder. Como ya les ha ocurrido al PSOE, PP, CiU, Esquerra o el BNG, por primera vez el PNV pasará a la oposición. Es un momento único en la historia, porque en Euskadi no ha habido alternancia.

"El PSE no podía seguir jugando el papel de segundón con Ibarretxe"
"Es un momento único en la historia. En Euskadi no ha habido alternancia"

P. Es, por ello, un momento relevante para los historiadores.

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R. Sí, porque la política vasca ha sido cíclica desde la Transición. Hubo un primer ciclo hasta el Estatuto de Gernika, otro de gobiernos monocolores del PNV en los ochenta hasta la escisión de EA; después vino la etapa del pacto de Ajuria Enea, con acuerdos PNV-PSE, y, finalmente, el ciclo soberanista que abrió el Acuerdo de Estella en 1998 y siguió durante la década de Ibarretxe hasta la actualidad. Ahora se abre otra fase totalmente distinta que no tiene parecido con el pasado.

P. El PNV pierde su papel hegemónico.

R. La hegemonía del PNV no arranca en 1979-1980, cuando asume el Gobierno vasco de la Transición. Comenzó en el Gobierno de la Guerra Civil encabezado por Aguirre con el Frente Popular, y siguió en las cuatro décadas largas de gobiernos vascos en el exilio presididos por Aguirre y luego por Leizaola, siempre de coalición con socialistas, republicanos y ANV. La mejor muestra de ese control absoluto es que el PNV ha conservado desde la Guerra Civil hasta la actualidad la presidencia y las carteras más importantes: Hacienda, Interior y Cultura. Aquí están las claves del poder político, económico e ideológico del PNV, que ha logrado patrimonializar el Gobierno vasco pese a gobernar siempre en coalición, salvo en el periodo monocolor 1980-1987.

P. ¿Qué efectos puede tener esta nueva situación en el PNV?

R. El PNV está desde hace tiempo en una encrucijada y tiene que decidir entre seguir en el lado soberanista de su péndulo patriótico, como en la última década de Ibarretxe, o volver al lado moderado, posibilista, autonomista, que es donde estuvo la mayor parte del siglo XX y como consiguió sus mayores éxitos electorales. La disyuntiva es seguir con Ibarretxe de líder u optar por un viraje hacia la moderación.

P. ¿Se puede adivinar hacia dónde dirigirá su rumbo?

R. No se va a tirar al monte. Es un partido pragmático y tampoco pierde todo el poder, pues controla las diputaciones. El PNV ganó las pasadas elecciones, pero fue una victoria pírrica, porque pierde la centralidad política. Esta pasa ahora al PSE, que puede pactar con el PNV o con el PP, mientras que el soberanismo de Ibarretxe ha hecho imposible un acuerdo con los constitucionalistas por haberlos marginado durante este tiempo. En la medida en que sus posiciones se acerquen al autonomismo, facilitará un entendimiento a medio plazo con los socialistas. Ahora bien, si Ibarretxe sigue como líder carismático, el acuerdo será difícil.

P. ¿Ibarretxe condiciona la estrategia futura del PNV?

R. Los líderes del PNV han fluctuado en sus posiciones. También Aguirre e Irujo tuvieron planteamientos soberanistas en la II Guerra Mundial, pero cuando vieron que era imposible conseguir esos objetivos maximalistas volvieron al Estatuto del 36 y pactaron con los republicanos en el exilio. Del mismo modo, el Arzalluz autonomista de la Transición era muy distinto del que después defendió el Pacto de Estella. Pero no es descartable que Ibarretxe vuelva a tesis más moderadas, como cuando era vicelehendakari.

P. ¿Será este Aberri Eguna diferente a los anteriores?

R. Necesariamente lo será. Los discursos pueden mostrar si el PNV opta por el pragmatismo o continúa por las vías radicales.

P. ¿Por qué no ha sido posible un acuerdo entre el PNV y el PSE?

R. Los socialistas han sido el socio natural y relevante del PNV durante muchos años, pero siempre han jugado el papel del segundón, incluso cuando logró dos parlamentarios más en 1986. El PSE no podía ahora volver a repetir ese papel de segundón con un Gobierno presidido por Ibarretxe. Estaba obligado a optar por el cambio y encabezar un Gobierno nuevo. Esto supone abrir una nueva transición.

P. ¿Tiene un valor histórico en sí mismo?

R. Se dice que una democracia no se consolida realmente hasta que hay una doble alternancia. España lleva tres. En el caso vasco, ahora se da un cambio histórico porque la carrera soberanista le ha llevado al PNV a perder el poder y la centralidad.

José Luis de la Granja, en el campus de la Universidad de Alicante, donde está impartiendo un curso sobre el nacionalismo vasco.
José Luis de la Granja, en el campus de la Universidad de Alicante, donde está impartiendo un curso sobre el nacionalismo vasco.JOAQUÍN DE HARO

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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