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El PSE da el portazo a la reforma de Campos y le aboca a convencer al PNV

Sólo apoyará un sistema educativo con el euskera y castellano en igualdad

El consenso sobre la reforma de los modelos lingüísticos de la enseñanza planteada por el consejero Tontxu Campos, el cambio más importante planteado en el sistema educativo vasco en las últimas dos décadas, resulta imposible. Al menos, con los partidos no nacionalistas. El PSE escenificó ayer su total rechazo al anteproyecto de ley con el que el departamento, en manos de EA, pretende modificar el actual sistema de tres modelos lingüísticos (en castellano, bilingüe y en euskera) por uno donde la lengua vasca sea la preferente, dejando en segundo plano al castellano. Los socialistas han dado un sonoro portazo al texto que el propio consejero les presentó la semana pasada. Tras un minucioso análisis de la propuesta, la responsable del PSE en materia educativa, Isabel Celaá, dejó ayer muy claro que el apoyo de su formación pasa única y exclusivamente por fijar un nuevo sistema educativo que garantice que tanto el euskera como el castellano serán consideradas lenguas preferentes. Es decir, ambos idiomas deben quedar en pie de igualdad, considerando además al inglés como lengua vehicular para impartir algunas materias.

Educación tacha de "deslealtad" el rechazo socialista a su proyecto

Hasta ahora, los socialistas habían expresado sus recelos y muchas dudas sobre las intenciones de Campos, dejando entrever su rechazo, pero ayer lo plasmaron de forma oficial. Y esa rotundidad deja al consejero de Educación con sólo dos salidas: la primera es introducir los cambios "sustanciales y de calado" al texto que le pidieron ayer los socialistas y reclama también el PP, algo que parece muy improbable dado que EA ya ha trazado sus líneas rojas y todas pasan porque el euskera sea la lengua principal. La otra opción pasa por convencer a su socio mayor en el Ejecutivo, el PNV, de que la reforma debe salir tal y como la ha definido el departamento. El apoyo de los peneuvistas resulta fundamental, ya que el respaldo de EB, que también ha marcado distancias con la propuesta, EHAK y Aralar resulta insuficiente.

Cuando menos se lo esperaba, Campos se ha encontrado con la desagradable sorpresa de las reticencias mostradas por su principal socio, que aboga por flexibilizar la reforma e ir introduciéndola de manera paulatina en las aulas, en principio a través de experiencias piloto. La cercanía de las elecciones de la próxima primavera y el coste electoral que le puede suponer teniendo en cuenta que la educación va a ser uno de las claves de la campaña, animan al PNV a contemporizar con la propuesta.

Celaá rechazó casi artículo por artículo el texto del anteproyecto, que, entre otros aspectos, obliga a los colegios a impartir, al menos, el 60% de asignaturas en euskera. La parlamentaria socialista recalcó que en la propuesta predomina una concepción política de las lenguas, "una obsesión lingüística" por el euskera, y recordó que la realidad de Euskadi es que la lengua materna de un 80% de los ciudadanos es el castellano. El pecado original de la reforma, insistió, reside en "la concepción doctrinaria de la que parte, que le enfrenta a la realidad sociolingüística del país, para determinar que sólo el euskera es lengua propia del País Vasco y, por lo tanto, preferente en la enseñanza". Por ello, incidió en que imponer cualquiera de los dos idiomas cooficiales como lengua principal crea problemas de convivencia, vulnera la libertad individual y limita la autonomía de cada centro para establecer su proyecto lingüístico. En este punto, abogó por seguir las recomendaciones del Consejo Asesor del Euskera, un organismo dependiente de Cultura, que el pasado abril alertó del riesgo de imponer un idioma y apostó por el consenso como única vía de avance en el uso de la lengua vasca.

Para el PSE, resulta necesario una experimentación previa, en lo que coincide con las tesis del PNV. Una transformación de este calado, con consecuencias económicas, para el profesorado y para la organización de los centros, necesita "probarse antes de su aplicación generalizada". "No es científico iniciar el cambio sin hacer previamente una experimentación evaluable", enfatizó Celaá.

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Los socialistas se muestran abiertos a negociar porque se trata de un asunto en que es necesario el pacto entre nacionalistas y no nacionalistas. De momento, la distancia entre la reforma propuesta y el modelo trilingüe que defiende el PSE, con mínimos del 25% para euskera, castellano e inglés, es muy grande.El rechazo socialista no fue bien digerido por la consejería, que lamentó que el PSE se alinee con los populares. Educación hizo público un comunicado en el que lamenta que la posición de los socialistas vascos se encuentra "muy alejada" de la que mantiene en otras comunidades bilingües como Cataluña, Baleares, Galicia o la Comunidad Valenciana, y lejos también "de la apuesta clara de la gran mayoría de la población vasca por una convivencia basada en el bilingüismo". El departamento llega a tachar de "deslealtad" la actitud del PSE ante su "esfuerzo negociador".

El PP registró ayer en la Cámara una proposición no de ley en que pide que se garantice la escolarización de los niños en su lengua materna, castellano o euskera, en todos los niveles de la enseñanza. Su secretario general, Iñaki Oyarzábal, destacó que el derecho a elegir la lengua de enseñanza es "sagrado".

Isabel Celaá, durante su rueda de prensa de ayer en Bilbao.
Isabel Celaá, durante su rueda de prensa de ayer en Bilbao.TXETXU BERRUEZO

Las claves del anteproyecto

- Los mínimos exigidos. Al menos el 60% del horario dedicado a las áreas y materias curriculares deberá impartirse en euskera. Podrán fijarse mayores porcentajes si el resultado de las evaluaciones en los colegios no cumple con los objetivos propuestos por el departamento. En cambio, se podrán dar menos horas en euskera cuando los centros se ubiquen en municipios con un porcentaje de población bilingüe superior al 80%.

- Proyecto lingüístico. Cada centro deberá elaborar su proyecto lingüístico para lograr los objetivos, de acuerdo a las necesidades de sus alumnos. Tendrá que someterlo a la aprobación del departamento.

- Evaluaciones. Se evaluará a los alumnos en cuarto y sexto de Primaria, y en segundo y cuarto de Secundaria. Las evaluaciones no tendrán efecto en el expediente académico, pero servirán para que los centros adopten los cambios precisos si los escolares no alcanzan el nivel requerido.

- Calendario. El tiempo juega en contra de Educación. El anteproyecto aún debe ser aprobado por el Consejo de Gobierno. Después llega la tramitación en el Parlamento. La legislatura concluye en marzo, pero la Cámara se disolverá a finales de enero. Si no se aprueba en esta legislatura, no podrá entrar en vigor el próximo curso 2009-2010.

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