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Rechazo a la supresión del modelo A

Rebelión cívica por el castellano

Los padres se movilizan por primera vez en la calle para preservar la enseñanza en lengua española - Recurrirán a los jueces y al Parlamento

La lengua no sólo divide al sistema educativo vasco en tres modelos, sino que también su utilización divide a la sociedad, los políticos y a los agentes educativos. La decisión del Departamento de Educación de que el euskera se convierta en la lengua vehicular para asegurar su conocimiento al final de la escolarización obligatoria, reformando el actual sistema de tres modelos (castellano, euskera y bilingüe) y relegando a la lengua española a un papel secundario, ha puesto en pie de guerra a unos cuantos padres que desean que los idiomas se mantengan en pie de igualdad. Lo que en principio podía pensarse que era un movimiento que se iría desinflando con el tiempo, ha ido cogiendo fuerza. Hasta el punto de convertirse en la primera rebelión cívica de unos padres en defensa del castellano, un idioma que en el sistema público ha quedado relegado a un puñado de centros y que en la red concertada pervive con dignidad. Hasta ahora.

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Cuando algunos colegios vitorianos de esta red han anunciado su intención de suprimir para el próximo curso el modelo A (enseñanza íntegra en castellano, con el euskera como asignatura), los padres que tienen matriculados a sus hijos en esta línea educativa se han lanzado a la calle. Nunca como hasta este momento la Administración se ha visto sometida a una presión así. Maite González, integrante de la junta directiva de la Plataforma por la Libertad de Elección Lingüística, resalta que el detonante del movimiento ha sido que algunos centros se están adelantando a la aprobación de la reforma para suprimir el modelo A. "Pero eso no se queda ahí. A los niños que llevan años escolarizados en ese modelo y que, por lo tanto seguirán con él, también se les dará más euskera", aduce.

Con el paso de los años (los modelos funcionan desde el principio de la década de los 80), el departamento ha arrinconado progresivamente el modelo A en los centros públicos. La falta de demanda era la justificación para quitar esa línea e imponer los modelos B (bilingüe) y D (euskaldún). En la actualidad, sólo unos pocos centros públicos ofrecen el modelo A y se han convertido en un foco de atracción de la población inmigrante casi en exclusiva. Incluso el Consejo Escolar de Euskadi ha alertado de que las aulas públicas en castellano corren el riesgo de convertirse en un lugar de "marginación social y escolar", concebidas más como un "espacio asistencial" que verdaderamente educativo.

La Plataforma por la Libertad de Elección Lingüística, constituida hace un mes por apenas 100 padres, hoy reúne ya a más de mil familias y está dispuesta a meter mucho ruido y recurrir "ante quien haga falta". Ya han hablado con el Ararteko, pretenden presentar una iniciativa legislativa en el Parlamento y también llegarán hasta los tribunales si finalmente se consuma la reforma lingüística. A María Aldecoa, otra de las personas que integran la junta de la Plataforma, le queda la pena de no haberse rebelado antes. "Como padres, nos ampara el derecho a elegir la enseñanza que queremos para nuestros hijos. La realidad sociolingüística es que en Cataluña y Galicia el gallego y el catalán se hablan en la calle, y en el País Vasco hay que aprender el idioma. Es decir, deben dedicar su esfuerzo a ese aprendizaje, aparcando el resto de los conocimientos. Y no vamos a pasar por ahí".Belén Pérez Uralde tiene dos hijos y lleva a ambos a la línea en castellano del Colegio Sagrado Corazón de Vitoria. Se trata de uno de los centros que ha anunciado que el próximo curso no habrá modelo A, aduciendo que el currículum aprobado por Educación establece que se debe establecer un modelo único donde prime el euskera. "Lo que la Ley de Escuela Pública recoge es el derecho de los padres a escolarizar a sus hijos en la lengua materna. Los colegios empiezan a aplicar un decreto que no tiene rango de ley, que va en contra de lo que dice la norma en estos momentos", replica.

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Frente a las críticas que ha recibido la Plataforma de estar impulsada por el PP, Belén zanja que "somos apolíticos". "La Plataforma surgió cuando los colegios nos confirmaron que se quitaban los modelos".

Pablo Gay, quien también integra la junta y lleva a sus hijos al Colegio Nazareth de Vitoria, resalta la particularidad de su centro y el problema al que se enfrenta. "Nazareth es un colegio donde las lenguas vehiculares son el castellano y el francés. El euskera sólo es una asignatura. ¿Qué va a pasar ahora con este modelo de colegio por el que hemos apostado los padres? ¿Se va relegar al francés o el castellano para dar más euskera?". "La Constitución establece que todos los españoles tenemos la obligación de saber el castellano y, en las comunidades autónomas [bilingües] a conocer el otro idioma oficial. Una ley que establezca que la lengua vehicular en la enseñanza sea el euskera es inconstitucional. Atenta contra derechos especialmente protegidos", sostiene.

El Colegio Virgen Niña, en la capital alavesa, también se enfrenta a un dilema similar al de Nazareth. En su caso, las lenguas vehiculares son el castellano y el inglés. La dirección del centro, que cuenta con 336 alumnos, apela a que las decisiones políticas no vayan en "contra de la demanda social". "Todos los años tenemos que dejar gente fuera porque no hay plazas suficientes. Una reforma que nos obligara a introducir el euskera como lengua vehicular cuestionaría nuestro proyecto. Pero, de momento, lo único que hay que hacer es transmitir tranquilidad a los padres porque todo va a seguir igual", señala una portavoz den centro.

En Álava, la lengua materna de más del 80% de la población es el castellano. Carlos Meléndez lleva a sus hijos al modelo A y su conclusión es que el mayor error que han cometido los padres ha sido el de confiar en los centros educativos donde están matriculados sus hijos, "porque llevan años cambiando modelos, introduciendo euskera sin consultar". Pero el salto que se pretende dar con la reforma es "tan grande", dice, que los padres "hemos dicho basta". "Vamos a acreditar que hay demanda. En muchos casos se ha manipulado a los padres a la hora de las matriculaciones haciéndoles ver que no iban a salir plazas en modelo A", asegura.

María Aldecoa recurre al argumento que más ronda por la cabeza de todos los padres con hijos en modelo A para rechazar que se relegue al idioma castellano. "No puedo dejar que en la educación de mis hijos prime el conocimiento del euskera frente a todos los demás conocimientos. Mi hijo tiene que estar en igualdad de condiciones que los niños que estudien en Bruselas, Londres o Madrid. Con un modelo en euskera mis hijos no estarán en condiciones de competir con los demás, porque por encima de todo se trata de saber euskera".

Modelo A

- Centros públicos. La red pública cuenta este curso con 26.139 alumnos en el modelo A, que se distribuyen de la siguiente manera:

- Educación Infantil, 902.

- Primaria, 3.568.

- Secundaria, 4.511.

- Bachillearto, 6.856.

- FP, 10.252.

- Centros concertados. En los colegios concertados se han matriculado 39.427 alumnos en este modelo:

- Educación Infantil, 3.880.

- Primaria, 6.973.

- Secundaria, 10.297.

- Bachillerato, 8.093.

- FP, 9.715.

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