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Columna
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'Robin hoodeando'

Alguien ha dicho estos días, tras los drásticos recortes anunciados el pasado día 12, que Zapatero es una especie de Robin Hood a la inversa. Que roba a los pobres para dárselo a los ricos. Una caricaturización igual de exagerada que su contraria: desde luego, tampoco era un arquero justiciero cuando devolvía tanto a personas de renta alta como baja 400 euros del IRPF, o mandaba ingresar 2.500 euros a toda madre, independientemente de sus ingresos. A una se le ocurren muchas maneras en las que se podía haber contenido el gasto y buscado la equidad, sin tener que llegar a los extremos actuales, rebajando los sueldos de los funcionarios ("vamos a tener que pedir perdón por tener un trabajo fijo", decía uno), congelando las pensiones (mientras los precios siguen tan "frescos"), quitando la ayuda a la maternidad (a todas las madres, sin la más mínima proporcionalidad), etcétera.

Es poco probable que el verdadero Robin Hood, o sea, Russell Crowe, venga a rescatarnos. Hollywood es la fábrica de sueños. Y el resto del mundo, la fábrica de realidades. Más allá de la desastrosa gestión de la crisis que ha llevado a cabo Zapatero, lo que preocupa es qué quedará del Estado de Bienestar tras estos años (y los que quedan) de adelgazamiento progresivo. Cuándo habrá recursos (si los habrá alguna vez) para desarrollar su cuarto pilar, la Ley de Dependencia. Qué pasará con las pensiones. Incluidas las de viudedad: su universalidad va a desaparecer, pero no está claro en qué medida persistirán. ¿Será el puntillazo definitivo para la figura del ama de casa (o del incipiente 'amo de casa'), quien en caso de quedarse viuda/o ya no tendrá derecho a pensión?

Es obvio que la morrocotuda factura de la crisis no la van a pagar quienes la generaron. Y a muchos de quienes más la sufrirán nunca les pondremos cara ni voz, ni oiremos quejas ni manifestaciones. Me refiero a toda esa gente lejana a quienes alcanza someramente la Ayuda al Desarrollo, que se ha visto rebajada en 600 millones. Por supuesto, no nos vamos ni a aproximar a la promesa de destinar el 0,7 % de la Renta Nacional Bruta en 2012, como tampoco lo hará la Unión Europea. Ni se alcanzarán por asomo los "Objetivos de Desarrollo del Milenio" formulados por la ONU para el 2015 (entre ellos, erradicar la pobreza extrema). Habrá nuevas cumbres, se pondrán nuevas fechas, se incumplirán, habrá nuevas cumbres, se pondrán nuevas fechas...

He visto que ha resucitado la reivindicación de la Tasa Tobin: la idea de fijar una pequeña tasa impositiva (se habla del 0,05%) a las transacciones financieras especulativas realizadas en los mercados internacionales. Una mínima fiscalidad mundial que generaría millones para poder dedicar, precisamente, a los más desfavorecidos. ¿Adivinan cómo la han rebautizado ahora? Exacto: la Tasa Robin Hood. Por favor, que no lo filme Hollywood. Que tenga algún viso de realidad.

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