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Robots bilbaínos a la caza del premio

Dos humanoides construidos por alumnos de la UPV compiten contra los de otras universidades españolas

Dos robots humanoides, llamados Telmo y Nikita, diseñados por dos alumnos de la Escuela Superior de Ingeniería de Bilbao (UPV), compiten desde hoy y hasta el viernes en Valladolid, dentro de la cuarta edición de Ceabot. Es la primera vez que estudiantes vascos de ingeniería compiten en este concurso nacional, organizado por el Comité Español de Automática y que va por su cuarta edición. "El año pasado ya fuimos, pero sólo para mirar, porque concuesar es caro y hace falta un patrocinador", explicó la profesora Itziar Cabanes, que ayer, durante la presentación de los androides, estaba más en el papel de entrenadora que de profesora de Ingeniería y Sistemas que dirige la tesis de dos alumnos.

Durante la prueba, los robots tendrán que enfrentarse en tres disciplinas contra los que han manufacturado y programado alumnos de otras siete universidades españolas. Entre los oponentes, se espera la presencia de la Jaume I, de Castellón, ganadores el año pasado, la Universidad de Huelva, segundos clasificados, o de la Carlos III de Madrid. "He estado viendo los vídeos de la edición anterior y creo que vamos bien preparados", confiaba Asier Retamosa, uno de los dos estudiantes de Ingenieros cuyo proyecto de fin de carrera está siendo sacar el máximo partido de estos robots de menos de medio metro.

De las tres pruebas, las que le han dado más trabajo a la hora de programar, según explican él y su compañera, Jaira Agúndez, son la carrera de obstáculos y otra en la que tendrán de sortear desniveles sin caerse. "Lo más complicado es conseguir que mantengan bien el equilibrio". La tercera prueba, la de sumo robótico, quizá la más espectacular, no requiere tanta pericia: "Conseguir que el robot vea más o menos donde está el oponente y se dirija a él para golpearle es fácil".

Los robots Nikita y Telmo están dotados de sensores de sónar e infrarrojos en lugar de ojos y oídos, y de servomotores en lugar de músculos. Cada pieza cuesta al menos 50 euros y pueden dañarse. De ahí la importancia de contar con un patrocinador. Los dos robots lucían ayer logotipos de la BBK en sus piernas y en unas pequeñas gorras. "En un principio pensamos en hacerles txapelas", bromeó la profesora.

Estos robots, según precisó Cabanes, tienen una finalidad principalmente didáctica, pero los conocimientos que los alumnos aprenden al programarlos y montarlos son aplicables a otros parecidos, pero de mayor tamaño, que tienen una función asistencial: "Existen robots", agregó, "que les recuerdan a los ancianos que tienen que tomar medicación y se la llevan".

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