Sanidad impulsa otra vía de ahorro al desviar las enfermedades profesionales

Osakidetza se lo está tomando definitivamente en serio con las enfermedades profesionales y no solo porque, en teoría, las mutuas han de estar especializadas en las patologías laborales y, por tanto, comprender y tratar mejor esos procesos, sino porque en tiempos de recortes presupuestarios y de recaudaciones tributarias a la baja, supone una clara manera de ahorrar dinero sin que, en teoría, los pacientes se resientan.

En los primeros seis meses de este año, los médicos de Atención Primaria han comunicado a las mutuas el doble de casos sospechosos de que las patologías que sufrían sus pacientes tenían un origen profesional. Aunque Osakidetza y Osalan mantienen un convenio de colaboración desde hace varios años, la realidad es que no había funcionado hasta ahora.

Osakidetza dedicó 106 millones en 2008 a las enfermedades profesionales

La mayoría de las mutuas generan cada año excedentes económicos

En 2009, apenas si se registraron 35 comunicaciones de ese tipo en toda Euskadi, que subieron a 58 casos en 2010. En los seis primeros meses de este año el número de sospechas se ha doblado ya hasta 117.

La directora de Osalan, Pilar Collantes, opina que se trata de una dinámica al alza y que en los próximos meses el crecimiento va a resultar exponencial. "Las mutuas están especializadas en enfermedades profesionales y la legislación dice que son ellas las que han de tratar ese tipo de patologías. No tiene ningún sentido que lo afronte Osakidetza", indica.

Desde hace dos meses, Sanidad dispone de una nueva herramienta para dilucidar si una patología tiene o no origen profesional, que a la larga debería dar un empuje a ese capítulo.

Collantes impulsó el mapa de enfermedades profesionales, que puso hace dos meses a disposición de todos los médicos de Atención Primaria. Ese documento precisa, por provincias y comarcas, las patologías más comunes en función del tipo de empresa que está o estaba ubicada en cada localidad.

El informe permite constatar la concentración de determinadas enfermedades en zonas territoriales en función del tipo de industria. Los médicos pueden de esta forma declarar con mayor facilidad las sospechas de enfermedad profesional y transferir a los pacientes a los médicos de las mutuas.

Además, Osalan fue capaz de fijar a cuánto asciende la factura de este tipo de males. En 2008, año al que corresponden los últimos datos oficiales cerrados, Sanidad dedicó 106 millones de euros a costear enfermedades incluidas en el listado oficial de las 141 consideradas profesionales. Todas ellas han de ser atendidas por los médicos de las mutuas y las empresas, y tratadas con cargo a sus propios presupuestos.

La realidad, sin embargo, es que la gran mayoría de las dolencias las siguen tratando hoy en día los facultativos de Atención Primaria y muy pocos casos pasan a las mutuas. Es más, resulta habitual el peloteo de pacientes entre ambas partes por ver quién tiene que encargarse de un enfermo. Pero lo que hasta ahora no resultaba un problema, debido a la suficiente financiación pública, se ha convertido ahora en un lastre con la persistencia de la crisis.

Mientras Osakidetza, como todo el sector público, sufre los rigores de la situación económica, la mayoría de las mutuas, entidades privadas que se nutren de las cuotas de los trabajadores que les deriva la Seguridad Social, generan excedentes cada año. Las mutuas van a reclamar a Osakidetza un total de 400.000 euros correspondientes al pasado ejercicio por enfermedades inicialmente consideradas profesionales que acabaron resultando contingencias comunes.

Pese a la creencia social de que lo más preocupante de la siniestralidad laboral son los accidentes, el hecho es que de cada tres fallecidos en el ámbito de trabajo dos lo son por enfermedades profesionales.