Uriarte se marcha con dolor

"No. Esta diócesis no se merece la visión peyorativa que bastantes parecen complacerse en airear". El obispo saliente de San Sebastián, Juan María Uriarte, se despidió ayer de los fieles de Guipúzcoa dolido por "determinadas imágenes distorsionadas o interesadas" que se han expresado sobre la iglesia guipuzcoana. Son "prejuicios tenaces" que circulan en "ámbitos cívicos y en algunos círculos eclesiales" que falsean la realidad, dijo el prelado en su homilía. Uriarte negó que la diócesis donostiarra adolezca de escaso valor espiritual y esté escorada al nacionalismo, como se ha criticado durante sus diez años de mandato, y expresó su deseo de que quien va a sucederle, José Ignacio Munilla, "redescubra y potencie la riqueza que el Espíritu ha ido dejando en su viña de Guipúzcoa".

"Esta diócesis no se merece la visión peyorativa que bastantes airean"

El obispo saliente presidió en la catedral del Buen Pastor su última misa como máximo responsable de la diócesis. Dentro de una semana, el guipuzcoano y vascoparlante Munilla, titular ahora de Palencia y situado con el sector más conservador de la Iglesia española, oficiará en el mismo templo el acto religioso de bienvenida y presentación como nuevo responsable de la comunidad eclesial.

El adiós de Uriarte fue un alegato continuo a las bondades y riquezas del clero y la comunidad cristiana que ha representado desde 2000. Reconoció que se marcha "profundamente" afectado por haberse trasladado la idea de que Guipúzcoa es "una tierra espiritualmente empobrecida, escasa en vigor apostólico, no muy cuidadosa en la formulación de su fe y en la disciplina eclesial, debilitada en su relación con otras iglesias locales, escorada en sus afinidades políticas".

A quienes la han descrito así, Uriarte les dijo: "No la conocen en realidad. Albergan prejuicios tenaces sobre ella. Einstein decía que es más difícil desintegrar un prejuicio que desintegrar el átomo". Aseguró que en su recorrido pastoral por otros lugares no ha encontrado una diócesis en la que "el sentimiento de pertenencia, de sintonía y de colaboración de muchos religiosos sean tan estrechos" como en Guipúzcoa.

El prelado admitió que la iglesia se encuentra "debilitada" en todo Europa, pero destacó la implicación de los laicos en Guipúzcoa, la reestructuración de la diócesis en unidades pastorales "modélicas", la labor desempeñada por Cáritas o la participación del Consejo Pastoral Diocesano. Uriarte subrayó que los creyentes de esta provincia se distinguen por tres "nobles preocupaciones": "la búsqueda tenaz de la paz, la ayuda extraordinariamente generosa al Tercer Mundo y la acogida humana y espiritual a los inmigrantes". Por eso, insistió en que quienes han ofrecido una visión contraria tienen los ojos "demasiado cargados por el prejuicio mental o por sentimientos negativos".

Entre los asistentes al oficio religioso se encontraban la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, del PP, precisamente el partido que se ha mostrado más crítico con la línea pastoral de Uriarte. También estuvo presente la diputada de Presidencia de la institución foral, Edurne Egaña, que tuvo que abandonar el templo tras sufrir un desmayo durante la celebración de la misa.

Uriarte sólo hizo una mención a su sucesor. Fue para desearle que mantenga viva y fortalezca la "riqueza" de la iglesia guipuzcoana. "Ruego con toda mi alma para que así sea, y ruego muy especialmente por el nuevo obispo José Ignacio", dijo.

Munilla tiene previsto despedirse hoy de los fieles de Palencia. Su nombramiento como obispo de San Sebastián ha sido rechazado por la gran mayoría de los párrocos y sacerdotes de Guipúzcoa, cuya trayectoria pastoral calificaron de " profundamente marcada por la desafección y falta de comunión con las líneas diocesanas".