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Reportaje:

"Vivimos con mucha angustia"

Pacientes, familiares y responsables de grupos de apoyo narran cómo afrontan las enfermedades mentales - La entidad guipuzcoana cumple 25 años de trabajo

El termómetro instalado frente a la sede de Agifes, la Asociación Guipuzcoana de Enfermos Psíquicos, marca poco más de cero grados. Daniel, sin embargo, sentencia con una sonrisa pícara: "En un rato, iré al gimnasio y después me bañaré en la playa". Los hábitos de Daniel, un donostiarra en el entorno del medio siglo, que padece un trastorno bipolar, son ahora saludables. Como mucho, se resfriará o se le entumecerán las extremidades. Sin embargo, no siempre fue así.

Hace 17 años, Daniel comenzó a percibir que actuaba de una forma distinta. "No sabía lo que hacía", explica. Había trabajado en el Ayuntamiento de San Sebastián como bañero y en Osakidetza tras superar unas oposiciones pero, poco a poco, tanto su familia como él notaron que su conducta dejaba de ser normal. "Pensaba que la gente me seguía y que hablaba mal de mí", recuerda. Esta percepción le llenó de ansiedad, con lo que acabó cayendo en la bebida. "Era la forma que tenía de evadirme", comenta ahora. Esa evasión se convirtió en un agravante y le creó problemas, hasta que se le diagnosticó un trastorno bipolar. "Se me cayó el mundo encima, fue un palo muy gordo", confiesa.

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La familia de Daniel acogió la noticia con miedo y desconcierto. "Creo que se sentían culpables", lamenta. Así que recurrieron a Agifes, que esta semana cumple sus primeros 25 años. Con la medicación, las consultas psiquiátricas y el apoyo de la monitora de su piso tutelado de Irún, Daniel ha podido seguir una vida prácticamente normal. "De vez en cuando bajas el ánimo, pero nos apoyamos en el resto de compañeros", asevera.

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La enfermedad mental es una alteración del razonamiento, el comportamiento o la facultad para reconocer la realidad o adaptarse a las condiciones de vida inducida por factores biológicos, psicológicos y sociales. Engloba varios tipos de patologías, como los trastornos bipolares o depresivos y la esquizofrenia. Sin duda, los enfermos mentales aún sufren estigmas sociales. "Con algunas personas notas una desconfianza total", dice Daniel.

Resulta casi inevitable vivir tristes episodios, pero nada comparado con la época en la que este hombre creía estar acosado por una banda terrorista; nada que se asemeje al suicidio de su hermana, también aquejada de trastorno bipolar, dos años atrás. "En los días en los que mi familia percibe que se me viene el mundo encima, me llevan a comer, a ver a sus hijos, a estar en un buen ambiente. Hacer vida social es lo más importante. Estar bien no viene del aire", asevera.

Emma es madre de un esquizofrénico de 36 años. Su hijo era un chico "normal", estudiante y jugador de baloncesto. Cuando cumplió 18 años, su comportamiento comenzó a cambiar. En un principio, Emma y su marido lo achacaron a la adolescencia y a los cambios en la personalidad que lleva inherentes. En cambio, "se quedó como un autista. No seguía las conversaciones, no entendía la televisión, ni el periódico", rememora esta mujer. Finalmente, le diagnosticaron esquizofrenia. "Vivimos mucha angustia", afirma. Su hijo no hablaba en ningún caso de sus sentimientos, aunque mostraba una tristeza muy honda. "Agifes nos ha ayudado mucho", agradece ahora, especialmente en los momentos más duros, como cuando la mujer de la que se enamoró su hijo y con la que convivió durante siete años murió de cáncer. "Eso le volvió a hundir", abunda Emma.

Ana Belén Otero, coordinadora de Asafes, la Asociación Alavesa de Enfermos Psíquicos, que celebrará en 2011 su 35º aniversario, conoce de primera mano cómo viven las familias de los afectados por este tipo de males. "Es un recorrido muy duro. En muchas ocasiones, la familia sufre mucho hasta que hay un diagnóstico. La convivencia en ese tiempo es muy dura, porque están desorientados", incided. Sin embargo, la familia sigue siendo la que mayor peso tiene en el cuidado, por lo que parte del apoyo de estas organizaciones se dedica hacia ellas.

Daniel se cuelga su mochila y encara el camino hacia el gimnasio, paso previo a su baño playero. "El deporte fabrica endorfinas y hace que me sienta mejor", señala. Hasta el momento, sus deseos -"dejar de fumar, abandonar la bebida y adelgazar diez kilos"- se han cumplido. Falta poco para el nuevo año y Daniel no duda cuál es su principal petición: "Aunque con el deporte me defienda todo el año, para 2011 pediré una novia, una relación estable".

Algunas cifras

- 52 millones de personas padecen una enfermedad mental severa en el mundo.

- Una de cada cuatro personas sufrirá una patología psíquica a lo largo de su vida.

- Sólo dos de cada cinco ciudadanos piden ayuda cuando se encuentran mal por problemas mentales.

- El 80% de los enfermos mentales carece de trabajo.

- El 50% de los esquizofrénicos se siente rechazado.

- Las enfermedades mentales representan el 12,5% de todas las patologías.

- Menos del 25% de los afectados es diagnosticado y tratado correctamente en los países occidentales.

- El 80% de la población tiene un escaso conocimiento de la enfermedad mental.

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