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Las adopciones internacionales se han multiplicado en Euskadi por 24 en una década

La adopción internacional ha dado un salto exponencial en Euskadi en una década. En 1995, los vascos adoptaron a once niños procedentes de países extranjeros. El pasado año, esa cifra se multiplicó por 24, ya que llegaron al País Vasco 264 menores nacidos fuera de España. China, Rusia, Ucrania y Rumania son los principales lugares de origen de los pequeños, según los datos facilitados por las tres diputaciones.

Los motivos fundamentales del progresivo incremento de las solicitudes de adopción internacional son dos. El primero, el descenso de la adopción nacional. "Hace diez o quince años aún existía, pero en la actualidad apenas hay niños españoles susceptibles de ser adoptados", explica la diputada de Servicios Sociales de Guipúzcoa, Esther Larrañaga. Y destaca: "Esto es una buena noticia", ya que significa que la inmensa mayoría de los hijos son deseados por sus padres biológicos.

Las estadísticas avalan los comentarios de la responsable foral. Mientras la adopción internacional viene multiplicándose en los últimos años, la nacional ha pasado de registrar cerca de 40 casos hace una década a formalizar sólo la mitad el pasado año.

Por otra parte, la adopción internancional va escalando puestos porque es una posibilidad "cada vez más conocida", que permite a un abanico muy amplio de personas "sentirse realizadas en su deseo de ejercer sus capacidades parentales con un menor", apunta Esther Larrañaga.

Las tres diputaciones, conscientes de que igual que se está retrasando la paternidad biológica por distintos motivos también lo hace la adoptiva, se han puesto de acuerdo para ampliar la edad máxima de los adoptantes respecto a los pequeños. La normativa actual establece que la persona que quiera prohijar a un menor debe tener como mucho 40 años más que el niño. Dentro de un par de meses, y tras la aprobación en febrero de la nueva Ley del Menor, entrará en vigor en los tres territorios el nuevo límite consensuado: 42 años. Las instituciones forales han concretado además que, en el caso de que el solicitante sea una pareja, la diferencia máxima de edad se computará entre el niño y el adulto con menos años de la pareja.Cada año son más las personas que se acercan a las diputaciones para solicitar una adopción internacional. En 1995, se registraron 117 peticiones, mientras que en 2004 esta cifra se multiplicó por seis y alcanzó las 702. Sabedores de esta progresión, la Asociación de Ayuda a la Adopción Ume Alaiak reclama a las instituciones forales una mayor y mejor información y formación sobre todos los aspectos relacionados con la adopción, desde las características y condiciones de cada país de origen de los niños hasta los posibles problemas de integración que puedan tener los pequeños.

"Es muy importante la preparación preadopción y posadop-ción, y las diputaciones tienen que implicarse más en ella", subraya Kike Eguzkitza, secretario de Ume Alaiak, que agrupa a unas 400 familias adoptivas. "Hay que preparar a los padres en asuntos como la integración del niño y en los posibles problemas sociales, escolares y familiares con los que se pueden encontrar", insiste Eguzkitza. Asegura que su asociación está "supliendo el papel" que deberían cumplir las instituciones forales.

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Otra queja de las familias adoptivas es el "excesivo" tiempo que tardan las diputaciones en expender el certificado de idoneidad del solicitante para poder adoptar un niño extranjero. La duración de este trámite, en todo caso, varía según la provincia. En Álava ronda los cuatro meses; en Vizcaya, los seis, y en Guipúzcoa, los ocho. Sin embargo, en este último caso la espera se va a acortar. La institución foral se ha comprometido a reforzar el personal para entregar el documento en una media de tres meses a partir de julio.

El certificado no tiene coste alguno para el adoptante en Vizcaya y Álava, pero sí en Guipúzcoa, donde el solicitante paga 300 euros y la Diputación aporta otro tanto. "Es un agravio comparativo", se queja Eguzkitza.

Con todos los papeles en regla, los adoptantes han de tramitar su solicitud a través del Ministerio de Asuntos Sociales o de una ECAI (Entidad Colaboradora de Adopción Internacional). El tiempo de espera hasta que los padres reciben por fin al niño varía según los países, aunque no es inferior a dos años. Entre los miedos de los progenitores están los posibles cambios políticos y administrativos en mitad del proceso en los países natales de los pequeños, que pueden ralentizar aún más los trámites. En cualquier caso, Ume Alaiak considera preciso mejorar la regulación de las ECAI, cuya acreditación corresponde a las comunidades autónomas.

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