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Reportaje:

Yo canté con Pearl Jam

Ante 30.000 personas en una mágica noche de verano en el BBK Live, Daniel Larriet, un joven asturiano, cumplió su sueño de la infancia

Quien piense que los sueños no se cumplen puede llamar a centralita y preguntar por Daniel Larriet Mesa. El joven de 28 años que el lector puede ver en la foto sacudiendo la melena junto a su ídolo Eddie Vedder, cantante de Pearl Jam, es un ejemplo de que, a veces, lo improbable ocurre. El pasado 9 de julio, en una espléndida noche de verano y ante más de 30.000 personas en el BBK Live, Vedder invitó al joven a subir al escenario para cantar Daughter, uno de los himnos de la banda. Casi sin palabras, emocionado, le dedicó la canción a su novia, Esperanza, que no pudo acompañarle porque le tocaba trabajar en el supermercado.

Desde entonces, sigue sin aterrizar. "Estar allí arriba... era mi sueño desde los doce años. Desde guaje doy la vida por ellos, son la mejor banda del mundo", explicó días después desde su Puerto de Vega natal, un pequeño pueblo marinero a 40 kilómetros de Galicia.

"Mira, tío, puede ser una 'frikada' pero voy a hacer un cartel", le dijo a su cuñado
Vedder lo vió y le invitó a cantar con ellos 'Daughter'. "Puedo morir tranquilo", afirma

"Mira tío, puede ser una frikada, pero voy a hacer un cartel a ver si pica", le dijo a su cuñado Miguel en la furgoneta de camino al concierto. Músico de vocación -su banda se llama Teksuo-, aunque se gana la vida envasando leche en polvo para niños, Dani comparte con su novia una devoción mesiánica por la banda: tiene discos por triplicado -CD, vinilo y cassette-, la casa empapelada con pósters, colecciona rarezas y peina todos los días la Red por si hay alguna novedad. Es de los que llega hasta seis horas antes del concierto para verlo en primera fila con su cartel en la mano -"Eddie, my dream is to sing one song with Pearl Jam"-.

Pasada la medianoche, cuando el grupo ya había arrancado fuerte con la rabiosa Do the Evolution -"aquí hay que agarrarse", pensó nuestro protagonista-, Vedder se paró delante de Dani, leyó el cartel y soltó una carcajada. "A ver qué podemos hacer", vino a decirle gesticulando con la mano. En el intervalo, uno de los de seguridad le apuntó con una linterna a la cara y le ayudó a saltar la verja que separa a la realeza del resto. Dani dejó a su cuñado vigilando la mochila y subió al escenario. Ahí estaba, con una vista inmejorable del Monte Kobetas, ante miles de personas coreando algunas de las canciones que dan sentido a su vida.

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"Un chico quiere cumplir un sueño", dijo al público Vedder, como siempre encantado de conocerse. Le ofreció un trago de su botella de vino -"no bebo, pero no podía decirle que no a Vedder"- y le tarareó la melodía de Daughter al oído para calentar motores.

A los dos minutos, ambos estaban tirados en el suelo riéndose. Vedder, satisfecho de abrirle las puertas de Palacio a un fan -la banda siempre fue muy agradecida con ellos-. Dani, con las greñas a lo loco y disfrutando como uno más de la tribu. Estuvo esperando tras bambalinas por si se lo llevaban de fiesta, pero no hubo suerte. Poco después, de camino a la furgo para irse a dormir, la gente no paró de sacarse fotos con él y aplaudir su hazaña. "A mí me bastó. Con esto soy feliz. Musicalmente puedo morir tranquilo". Por cierto, hay un vídeo en Youtube del momento: basta con teclear Pearl Jam y BBK Live en el buscador para encontrarlo.

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