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A clase, por separado

Seis colegios vascos admiten sólo a escolares del mismo sexo

Los valedores de la educación diferenciada por sexos la defienden esgrimiendo que niños y niñas son distintos y maduran y aprenden a ritmos desiguales. Se amparan en estudios científicos para sostener que estas manifestaciones no son culturales: ellas son más modosas y recatadas que ellos, por naturaleza más activos. En Euskadi, unos 3.900 alumnos estudian en seis colegios que desde primaria únicamente aceptan a escolares del mismo sexo. Todos ellos son privados concertados y están ligados al Opus Dei.

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Estos centros son Munabe, Ayalde, Gaztelueta y Arangoya, en Vizcaya; y Eskibel y Erain, en Guipúzcoa. Sus responsables aclaran que no desean imponer al resto su modelo educativo. "Nunca planteamos las ventajas de la educación diferenciada para ir en contra de la mixta, pero queremos que los padres puedan elegir entre ambas", manifiesta Patricia Gómez Garay, miembro de la comisión ejecutiva del grupo educativo COAS, que integra a cuatro de estos colegios. También sostienen que es una alternativa cada vez más implantada por escuelas públicas de Europa y Estados Unidos y apoyada incluso por algunas feministas, que consideran que prepara mejor a las chicas para vivir en una sociedad igualitaria.

La separación por sexos se mantiene hasta el Bachillerato y afecta también al profesorado: en los colegios femeninos solo hay maestras y en los masculinos son siempre hombres quienes imparten clase. Este tipo de agrupamiento determina la elección del material educativo y las técnicas de enseñanza. Y sus partidarios resaltan que desinhibe a chicos y chicas a la hora de sobresalir en materias fuertemente asociadas al género opuesto, como las matemáticas o la literatura. "Hemos contrastado que los chavales no se cortan. En una clase mixta, un chico que recite una poesía podría ser el hazmerreír de todo el mundo, pero si en el aula sólo hay niños, los estereotipos desaparecen", observa Itxaso Sorozabal, directora del colegio femenino Ayalde de Loiu.

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Las diferencias entre niños y niñas son ostensibles tanto dentro como fuera del aula. Mientras que las peleas están a la orden del día en los patios de los colegios masculinos, también la disciplina es "más sencilla" de imponer en estos centros porque los chicos olvidan antes cualquier agravio que sus congéneres femeninas, aprecia José Ignacio Mir, director del Colegio Erain de Irún. Los profesores se esfuerzan en invertir las tendencias asociadas a cada género: estimulan a las chicas para que practiquen deporte y tratan de que los chavales adopten aficiones más relajadas.

Al no estar mezclados, tampoco se sienten tan preocupados por su atractivo físico. "Al colegio van a estudiar y el ligoteo, que es algo natural, lo dejan para otros momentos", destaca Patricia Gómez. Y afirman que los chavales no tienen ningún problema a la hora de entablar relaciones personales en un futuro. "Tanto los niños como las niñas necesitan referentes masculinos y femeninos, pero éstos los tienen en la familia o en otros ámbitos distintos del colegio", mantiene la directora de Ayalde,

El modelo tampoco tiene por qué resultar asfixiante para niños con realidades personales distintas del resto. "No tengo experiencia con niños homosexuales, pero no veo por qué si uno tiene esta tendencia se tiene que sentir tenso", considera el director de Erain.

Los responsables de estos centros atribuyen a la educación diferenciada su éxito académico. La puntuación de los colegios Munabe, Erain y Ayalde en las pruebas PISA de los últimos años se ha situado entre un 7 y un 13,5% por encima de la media de Euskadi. Según Antonio López, presidente de la Asociación de Madres y Padres de Ayalde, la calidad de la enseñanza y la confianza en las virtudes de la educación diferenciada son los factores que llevan a decantarse por estos colegios.

Pero a este sistema no le faltan detractores. Desde el Gobierno vasco, una portavoz del Departamento de Educación dice que no conocen el número de colegios de enseñanza diferenciada existentes en Euskadi, porque sólo se contabiliza el número de matrículas, sin especificar el sexo de los alumnos.

Para Javier Nogales, secretario general de Educación de CC OO en el País Vasco, la enseñanza dividida por sexos es "retrógrada y reaccionaria" y afirma que incumple la Ley de Igualdad y la propia Constitución, que impide la discriminación por razones de género. En su opinión, Educación debería retirar el concierto a estos centros si confirma que segregan a los alumnos por su sexo. "Siguiendo su misma regla, se deberían establecer espacios diferenciados para niñas y niños fuera de las aulas, como autobuses diferentes, campos de fútbol", apunta.

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