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La conciliación laboral sigue siendo cosa de mujeres

Sólo el 6% de las ayudas del Gobierno vasco son solicitadas por hombres

La eterna disyuntiva entre trabajo y familia sigue sin solución. O algunos viejos hábitos mueren difícilmente. Estos bien podrían ser dos preámbulos a las conclusiones del balance sobre ayudas para la conciliación laboral y familiar entre 2002 y el primer semestre de 2007 hechas públicas ayer por el Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad Social: El estudio destaca que sólo un 6% de los solicitantes de estas ayudas destinadas a personas que quieran dedicar más tiempo a la familia eran hombres.

La reducción de jornada gana peso frente a la clásica excedencia

El departamento concedió 44.816 ayudas en dicho periodo. El 90% de entre ellos tenían contrato de trabajo indefinido cuando entraron a la oficina del jefe para pedir la excedencia o la reducción de jornada. El importe medio percibido por persona fue de 3.567,7 euros para las excedencias y de 3.626,7 euros para las reducciones de jornada. La edad media de los beneficiados es de entre 30 y 34 años para las mujeres (35-39 para los hombres).

"Culturalmente, hoy por hoy seguimos pensando que el cuidado de la familia corresponde a las mujeres. Y costará muchísimo cambiar", advierte Emilia Málaga, secretaria para la igualdad de UGT Euskadi. "Siempre hemos mantenido que el salario de la mujer es secundario en el hogar, y si tiene que faltar uno en casa, casi siempre es el de ella", resalta. Según Málaga, el verdadero problema de la conciliación laboral no reside tanto en la cuestión de género, como en la falta de una verdadera red de acogida pública que evite que sólo tengan hijos los que pueden permitírselo o los que dispongan de una red familiar que les ayude en el proceso. "La ayuda económica siempre es bienvenida, pero es insuficiente mientras tengamos guarderías con horarios tan poco adecuados y con tan pocas plazas", recalca la responsable sindical.

Otra tendencia destacable es que la gente se decanta cada vez más por opciones intermedias como la reducción de jornada (que ya representa el 70% de las solicitudes), mientras que la excedencia laboral pierde peso. La nueva Ley estatal de Igualdad, que da más flexibilidad a la hora de reducir el tiempo de trabajo contribuye a ello: Antes sólo se podía reducir en un mínimo de un tercio el tiempo de trabajo, lo que obligaba a la persona a renunciar a un tercio de su salario. Ahora se puede elegir reducir la jornada en proporciones que van desde un octavo de la misma hasta la mitad.

Los funcionarios siguen teniéndolo más fácil a la hora de conciliar: representan el 10% de los empleados, pero acumulan el 19,6% de las ayudas. Álava es el territorio donde más ha calado el programa, copando casi el 20% de las ayudas (cinco puntos más de los que corresponden a su población). Vizcaya es la que menos, con el 46,7%, cinco puntos menos que su peso demográfico. Guipúzcoa (33,3%), se mantiene en niveles parecidos a su demografía.

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EDURNE ALONSO (Administrativa): "A los empresarios no les hace mucha gracia"

Edurne Alonso no tuvo que pensárselo demasiado. "Pedí la reducción de jornada en cuanto nació el niño. Mi marido es ingeniero, se pasa el día afuera y no viene a comer a casa. Y viendo el poco tiempo al día que iba a estar con los padres, no queríamos que lo cuidaran extraños", relata esta administrativa de 35 años cuya vida gira en torno a Jon, su hijo de diez meses. Trabaja unas cinco horas al día por las mañanas, tiempo que el pequeño pasa en casa de los abuelos - "esto sin mis padres sería imposible", resalta-. "Antes llevaba la contabilidad de tres empresas, ahora sólo me encargo de una. Y la chica que me sustituyó durante la baja maternal fue contratada y hace el resto por las tardes", explica. "En mi empresa reaccionaron muy bien. Pero siempre da un poco de apuro pedirlo porque a los empresarios no suele hacerles mucha gracia lo de la reducción". Por cuestiones de trabajo, su marido sólo pudo cogerse dos días del permiso por paternidad. "Es jefe del servicio técnico. Son muy pocos en la empresa y no pueden prescindir de la gente. Es un poco esclavo de su trabajo", dice bromeando.

JESUS M. MARTÍN (Funcionario): "Ahora estoy más tiempo con mis hijos"

"Yo les llevo por la mañana al colegio y mi mujer se encarga de ir a recogerles. Ahora estoy más tiempo con ellos. Así puedo saber qué tal les ha ido en el día, si están cabreados o contentos... Eso, a la larga, es lo importante y lo que da sus frutos". Jesús María Martín tiene 48 años y es funcionario en el Servicio Público de Empleo Estatal (INEM). La paternidad le llegó hace seis años, cuando tuvo su primer hijo con su pareja, investigadora en biología. "Antes de reorganizarme el horario teníamos que ir corriendo a todos lados como locos para llevarles al colegio", destaca. Tiene dos hijos, Josu de seis años, y Marina, de tres. Para él, la flexibilidad es la clave que permitirá a la familia adaptarse a los nuevos tiempos. "Las empresas no ponen facilidades, se podría decir que la administración pública es la excepción", sugiere. Jesús reconoce que todavía existe una brecha entre lo que se exige al hombre y a la mujer: "La cultura en la que nos hemos educado está a años luz de la igualdad entre géneros. Los hombres estamos menos involucrados de lo que deberíamos en las tareas domésticas y en la vida familiar".

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