Más dinero para la UPV
La legislatura recién concluida ha traído buenas noticias para la UPV: un periodo de distensión con el Departamento de Educación y un aumento de la subvención pública. El cambio de actores ha resultado fundamental para ello. La tensión entre la ex consejera Anjeles Iztueta y el ex rector Manu Montero dio paso a una sintonía casi total entre el titular de Educación, Tontxu Campos, y Juan Ignacio Pérez, recientemente relevado como rector de la universidad pública por Iñaki Goirizelaia, un hombre de su confianza.
Aunque la UPV aún se encuentra lejos en gasto con relación a los países del entorno, el Plan Universitario se ha mostrado como un instrumento eficaz para plantear un escenario de estabilidad presupuestaria que ayude a mejorar la calidad, eficacia y competitividad, coinciden varios profesores universitarios.
El objetivo a corto plazo pasa por renovar el contenido de los estudios
Lo que no ha funcionado tan bien ha sido el pago de los complementos retributivos a los docentes. El procedimiento de gestión para abonar estos pluses se ha revelado ineficaz y esta impericia al final ha acarreado sentidos reproches del profesorado hacia el trabajo de la consejería.
Para el futuro, los retos de las universidades vascas y particularmente de la UPV son variados. En lugar destacado figura la necesidad de adaptarse a los requerimientos del Espacio Universitario Europeo. A corto plazo, ello implica renovar la estructura y contenidos de los estudios, concretar el nuevo mapa de titulaciones e introducir de manera definitiva en la universidad la cultura de la evaluación externa.
Por otro lado, la universidad pública debe caminar por la senda de la innovación como "un agente estratégico en la sociedad del conocimiento", reclama un decano. Es decir, tiene que seguir acercándose al mundo empresarial, ocupar un lugar más relevante en el tratamiento de los problemas contemporáneos y "mejorar" su capacidad de respuesta a las demandas sociales.
La orientación que se dé a la investigación resulta decisiva. No sólo definirá el carácter competitivo de cada universidad con relación a su entorno universitario, sino también el del conjunto de la sociedad. Y medirá la capacidad real de la UPV para generar recursos y obtener más y mejor financiación.
