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Cuatro de cada diez docentes cambian de colegio para este curso

Miles de profesores conocen su destino apenas unos días antes del comienzo

Miércoles 3 de septiembre, nueve de la mañana. El patio de la Escuela de Ingenieros de Bilbao es un hervidero de docentes que acuden al proceso de adjudicación de plazas que quedan vacantes en Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato y FP para el curso que está a punto de comenzar. En su mayoría, son interinos y funcionarios cuya plaza se ha suprimido (por no saber euskera, generalmente). Eso significa que van a conocer el centro en el que impartirán clase durante un año, apenas cuatro días antes de que se inicie el curso. Es un ritual que se repite cada mes de septiembre. Son horas inciertas para ellos, de mucha tensión. Algunos volverán a su casa sin plaza.

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En total, 7.000 de los 17.342 docentes de la red pública, un 40%, se encuentran en una situación de provisionalidad. Es decir, sólo saben dónde darán clase durante un curso. Y al concluirlo tendrán que someterse de nuevo a un proceso de adjudicación de plazas y a cambiar otra vez de centro educativo. El principal problema que conlleva la provisionalidad es que impide estabilizar los claustros de los colegios, ya que los profesores no se pueden implicar de una manera continuada en el proyecto educativo y vital de cada centro. Además, el hecho de que la adjudicación se realice en septiembre (como es el caso del segundo ciclo de Secundaria) complica más las cosas.

Comisiones Obreras, sindicato mayoritario entre los docentes de la red pública, reitera la necesidad de que todo el proceso se realice en julio, lo que permitiría a los docentes conocer el destino antes de comenzar el curso y prepararse mejor. El acuerdo de condiciones laborales suscrito en solitario por esta central el año pasado con el Departamento de Educación ha permitido rebajar la provisionalidad (de un 48% el año pasado al 40% actual) y la interinidad, que se sitúa para este curso en el 28%. Aunque ambas siguen siendo altas, CC OO recuerda las dos ofertas de empleo que han salido adelante y apunta la necesidad de convocar otra con más de 1.000 plazas.

Justi Castellanos es una de las docentes que estuvo el miércoles en la Escuela de Ingenieros. Con 21 años de servicio en el sistema educativo, esta profesora de Historia, que no tiene el perfil de euskera, sigue como interina. "A medida que voy cumpliendo años, cada vez llevo peor esto del proceso de adjudicación: sin saber lo que te va a tocar, si habrá una plaza, si tendré que estar pendiente del teléfono todo el año hasta que me llamen para trabajar. Me parece indigno llegar a esta situación". Justi ha obtenido una plaza en un instituto de Portugalete.

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Peor suerte ha corrido Mari Mar Llorente, profesora de Lengua Castellana en Secundaria. No había plaza para ella y aguardará la llamada telefónica de la Delegación de Educación de Vizcaya para informarle de alguna sustitución a partir del próximo lunes. Desde 1989 lleva trabajando en la red pública y casi todos los años cambiando de centro. En algunos cursos, ha conocido hasta cuatro colegios. "Hay que tener un estado anímico muy fuerte para poder soportarlo". En su caso, el departamento no le dio la oportunidad de euskaldunizarse. "Me gusta mi profesión y no quiero renunciar, pero está muy complicado".

José Mari Pérez, en cambio, tiene el perfil lingüístico 2, que faculta para dar clases en euskera. Sin embargo, este profesor de inglés de Secundaria tampoco logra la estabilidad. "El proceso de adjudicación se vive con mucha incertidumbre, no sabes si vas a trabajar ni dónde".

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