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Las empresas financian la FP

Cuarenta industrias guipuzcoanas compran tecnología de última generación para un instituto - El centro formará a alumnos para estas compañías

Una de las recurrentes demandas de las empresas es que las universidades, los institutos y las escuelas de Formación Profesional (FP) ofrezcan estudios que se ajusten a las necesidades reales que tiene el mercado, sin que se produzca un desfase entre los profesionales que hacen falta y los que salen de las facultades. Ese mensaje ha calado en el Instituto de FP Miguel Altuna, en Bergara, donde la comunión entre empresa y escuela ha llegado a su máxima expresión con el proyecto Maiatz. Las firmas del entorno financian la tecnología que compra el centro a cambio de formar a alumnos de forma específica para nutrir a las fábricas de la zona, que en su mayoría se dedican a la fabricación de tornillos. No son éstos los clásicos o estándar, sino elementos de sujeción más avanzados.

Dos profesores del centro han viajado a diferentes países para formarse
El reemplazo de trabajadores en la comarca es cada vez más evidente

El proyecto se remonta a 2005, cuando una serie de empresarios se acercaron hasta el centro para exponer sus inquietudes. Mikel Atxega, profesor del Instituto de FP y participante en la experiencia, comenta cómo surgió todo: "Las empresas empezaron a pedir al centro alumnos preparados específicamente en la tecnología de estampación en frío, que sirve para producir elementos de fijación". El relevo generacional en la zona se hace evidente y cada vez hay menos trabajadores cualificados para el reemplazo.

Llegó un momento en que la dirección del centro tiró adelante. Hace tres años, se aliaron 40 empresas de la zona y cerraron el acuerdo con el Departamento de Educación: dos profesores del instituto se dedicarían a recorrer los países y las universidades punteras en esta tecnología y a formarse en las compañías más avanzadas. Después, las empresas ayudarían a financiar la compra de la tecnología necesaria. "El caso es que cuando un alumno terminaba el ciclo de FP y pasaba a la empresa tenía que empezar desde cero. Para que el trabajador fuese autónomo necesitaba año y medio más de preparación en la empresa", recuerda Atxega, uno de los dos profesores que recorrió Europa para prepararse.

La vigilancia tecnológica le llevó a él y a su compañero Alex Axkoeta a Italia, Holanda, Bélgica, Estados Unidos y Alemania. Después recorrieron las empresas de Bergara a pie de máquina para conocer con exactitud lo que demandaban.

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Con esa formación bajo el brazo, el círculo se acabó de completar en enero pasado, cuando llegó al instituto una de las máquinas más avanzadas en la estampación en frío y que puede fabricar piezas muy complejas. La máquina procede de Italia, ya que en España no se produce. Esta máquina, junto con otras piezas para el laboratorio, ha supuesto una inversión cifrada en 800.000 euros, de los que 400.000 han sido aportados por las empresas de la comarca. El resto ha corrido a cargo del Departamento de Educación, la Kutxa y el Instituto Nacional de Empleo (Inem).

Axkoeta apunta que "los estampadores producen piezas, pero hay muchas empresas complementarias, como trefiladoras [preparan el alambre que entra en la máquina] o tratamientos térmicos. Es decir, que el proceso de renovación abarca varios frentes". En la actualidad, las empresas radicadas en la comarca de Bergara concentran el 80% de la producción española en tornillería.

Iñaki Larrañaga, director del centro, adelanta que el próximo curso se empezará a impartir esta formación de una manera reglada, por lo que se convertirá en el único centro de España con estos estudios. "Las empresas necesitan un determinado tipo de trabajador y ahora, con esta nueva tecnología, se lo podemos ofrecer", enfatiza.

Unos alumnos trabajan en una de las máquinas del instituto Miguel Altuna, financiadas en parte por las empresas de Bergara.
Unos alumnos trabajan en una de las máquinas del instituto Miguel Altuna, financiadas en parte por las empresas de Bergara.JESÚS URIARTE

Las antenas en su sitio

Miguel Lazpiur, presidente de Confebask y dueño de una de las 40 empresas que han tomado parte en el proyecto Maiatz , asegura: "Desde siempre hemos tenido una estrecha relación con las escuelas de FP. A los directivos del centro les pedimos chicos que dominen las cosas con las que trabajamos y producimos". "Teníamos un problema con la formación de los chicos para las tornillerías, porque las escuelas no prestan una formación específica. Eso lleva a que un chico que sale de la escuela hay que reconvertirlo después en la empresa".

Hoy en día los tornillos estándar se hacen en China. Las empresas de Bergara diagnosticaron que se había evolucionado hacia piezas más complejas, elementos de fijación por sistemas de deformación en frío. "Ya no se trata de los clásicos tornillos, sino otras piezas con un nivel de exigencia muy elevado y orientados a sectores como la automoción", recalca Lazpiur.

La relación con la escuela de FP se traduce en "una mejora y una adaptación más fiel a las demandas del mercado", indica el presidente de Confebask. "La escuela ha tenido las antenas en su debido sitio para identificar las necesidades de mercado. Lo está haciendo bien", concluye.

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