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La gripe A pone a prueba el sistema de control de las infecciones hospitalarias

Cinco de cada 100 pacientes se infectan ingresados en un centro sanitario

Corre 1996. El Hospital de Cruces, en Barakaldo, es el escenario de uno de los brotes de aspergillus más desastrosos ocurridos en la historia de los hospitales en toda España, que causa el fallecimiento de al menos las diez personas que el Gobierno vasco reconoció de manera oficial. El aspergillus es el hongo que provoca una buena parte de las infecciones hospitalarias -conocidas como nosocomiales-, aquellas que sufren los pacientes una vez que han ingresado en el centro con alguna patología y durante su estancia resultan contaminados por este hongo o por otro tipo de bacteria, lo que complica su estado de salud.

En aquella ocasión, el Hospital de Cruces tuvo que clausurar quirófanos y revisar todos sus sistemas de control para prevenir este tipo de infecciones hospitalarias, que, por otra parte, los expertos consideran inevitables.

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El plan de choque desarrollado por Osakidetza en 2000 para prevenir este tipo de infecciones ha permitido ir rebajando paulatinamente el número de casos cada año hasta dejarlo en 4,6 de cada cien ingresos, según los datos de su último estudio, correspondiente a 2008. Teniendo en cuenta que el año pasado fueron hospitalizadas en los centros del Servicio Vasco de Salud un total de 243.000 personas, 11.178 sufrieron algún tipo de infección en el propio centro sanitario. El próximo reto para su control es la nueva gripe, altamente contagiosa.

Las infecciones nosocomiales suponen una paradoja del sistema de salud, ya que cualquier persona que entra en un hospital siempre espera que va a salir de él mejor. Marbella García, subdirectora del área de Calidad de Osakidetza y responsable del programa de intervención corporativo contra las infecciones hospitalarias destinado a todos los centros de la red, admite que los hospitales "resultan espacios agresivos para cualquier persona, donde también se pueden producir enfermedades. Es lógico que nadie piensa en contraer una infección, pero es posible".

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En los últimos años se ha producido una reducción de casos, pese a que el contexto resulta cada vez más complicado. Al aumento en el número de pacientes hay que sumar el empleo de técnicas quirúrgicas invasoras, el incremento en el número de trasplantes y la utilización de terapias cada vez más agresivas en los enfermos que padecen cáncer. Todo ello provoca una mayor incidencia de estas infecciones, al dejar el sistema inmunológico de los enfermos debilitado y predispuesto a padecer este tipo de infecciones hospitalarias.

El estudio sobre la incidencia de las infecciones hospitalarias se realiza cada año en los 15 hospitales vascos (de agudos y de media y larga estancia). En los últimos realizados, el número de casos ha caído, pero se llega a una especie de nivel técnico del ya que resulta muy difícil bajar. "Nuestro objetivo como red es estar en el 6%. En el resto de España, la media ronda ahora mismo el 7%", indica García.

Los criterios para combatir las infecciones nosocomiales se evalúan periódicamente. "Se trata de todo un manual. Los servicios de medicina preventiva y microbiología de cada hospital son los encargados de autoevaluar el plan y la aplicación en su centro", incide.

Por ejemplo, esos servicios deben realizar mediciones frecuentes de gérmenes ambientales en los quirófanos, que se podrán usar o no dependiendo de la tasa. También tienen que controlar periódicamente cómo funcionan las centrales de esterilización de los centros y ver si cumplen con todos los parámetros. Además, existen programas de aislamiento de pacientes y de detección temprana de brotes. "Es vital que esa infección no se traslade a otros pacientes", señala la subdirectora.

La alta contagiosidad de la gripe A va a poner a prueba esos sistemas de control. "La nueva gripe es como cualquier otro germen. No es diferente a otras bacterias que habitualmente pueden estar en los hospitales. Tenemos un equipo de especialistas trabajando en ese área, elaborando recomendaciones", concluye García.

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