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ELECCIONES 2008 | Campaña electoral

Entre la hoja de ruta y el bipartidismo

El PNV intenta hacerse un hueco en una pugna reducida a Zapatero y Rajoy

En una partida entre dos, no hay sitio para un tercero. El PNV bien que lo sabe y de ahí que en la pugna entre el PSOE (Zapatero) y PP (Rajoy) -escenario político al que se reduce también en Euskadi el 9-M- intente maniobrar para ocupar el único espacio disponible en este tablero, el de árbitro.

En una partida entre dos, no hay sitio para un tercero. El PNV bien que lo sabe y de ahí que en la pugna entre el PSOE (Zapatero) y PP (Rajoy) -escenario político al que se reduce también en Euskadi el 9-M- intente maniobrar para ocupar el único espacio disponible en este tablero, el de árbitro.

La polarización entre socialistas y populares en unas elecciones generales agobia en exceso a los nacionalistas, porque les deja fuera de la foto, al menos hasta el momento de conocerse el escrutinio. Estos comicios no son una excepción. Otra cosa será si a partir del 10-M vuelven a sentirse necesarios, una legislatura más. Hasta entonces, el PNV se considera en la necesidad pragmática de dar algunos giros de tuerca a su discurso introspectivo. Así se entiende que ahora rescate el lenguaje de Ibarretxe para recuperar su hoja de ruta, aunque a algunos de sus dirigentes no les guste en exceso ni la letra ni su música. Y lo que es peor para el corazón de ciertos batzokis: que algunos lleguen a decir ante más de un micrófono que les importa tanto la victoria de unos como la de los otros.

Por si fuera poco, las ofertas fiscales han eclipsado el conflicto a los ojos de Madrid, epicentro de todo ritmo electoral que se precie. De esta forma se evapora un elemento argumental que impide a los nacionalistas de amplio espectro cruzarse sus dardos, justo cuando en la orilla abertzale se van a quedar inmóviles miles de votos delante de las urnas.

En este panorama de atonía política resulta harto comprensible que la ilusión electoral escasee y que la temible abstención asuste al banco socialista. En definitiva, en el País Vasco lo importante está por venir a partir del verano. Por eso, de momento, mientras un ojo mira inquieto que ETA pueda hacerse presente a su modo, el otro escruta dos incógnitas por resolver: quién será la primera fuerza electoral en Euskadi y, a su vez, quién será el damnificado por el escaño que pierde Vizcaya.

Con estos datos en la mano, que en nada corregirán la proyección del voto nacional, a buen seguro que más de uno alzará la voz para decir: empieza la carrera hacia las autonómicas vascas.

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