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La incineradora de Zubieta, en detalle

Tratará 261.000 toneladas anuales y su coste se elevará a 186 millones - Ocupará seis hectáreas de terreno

Mikel Ormazabal

Guipúzcoa afronta el trámite definitivo de cómo solucionar la gestión de los residuos urbanos que se generan en la provincia -más de 400.000 toneladas anuales-, y dicha solución pasa de forma indefectible por aminorar la generación de basuras y aumentar los índices de reciclaje, reutilización y compostaje. Para eliminar el resto de los desechos, el Consorcio de Residuos, integrado por la Diputación y las ocho mancomunidades que gestionan los desperdicios, han optado por levantar una incineradora de "última generación" junto a una planta previa de biosecado térmico, sin duda el proyecto ligado al medio ambiente más polémico de los últimos años en la provincia.

Así está recogido en el llamado Documento de Progreso, que en breves fechas aprobará la institución foral y se convertirá en la nueva Biblia de la gestión de los residuos en la provincia. Dicho documento, al que ha tenido acceso EL PAÍS, supone de hecho la actualización del vigente plan de residuos y plantea la necesidad de realizar un estudio comparativo técnico y económico de los diferentes sistemas de tratamiento.

El estudio, ya cerrado, suma 221 páginas en las que, entre otros aspectos, detalla las principales características de la futura incineradora de Guipúzcoa. Será así:

- Ubicación. La incineradora se levantará en la parte alta de la vaguada de Arkaitz Eureka, una zona denominada Arzabaleta al oeste del collado de Letabide. Se trata de un paraje deshabitado y sin acceso rodado, perteneciente a Zubieta, en el término municipal de San Sebastián. El terreno tiene una superficie neta de 7,8 hectáreas, de las que la planta ocupará seis (el equivalente a otros tantos campos de fútbol). Desde el núcleo urbano de Usurbil se divisará "parcialmente" la planta.

- Capacidad de tratamiento. El nuevo plan de residuos prevé que en la provincia se generarán 538.000 toneladas de basura anuales desde 2016, de las que 224.000 se reciclarán y 53.000 más se transformarán en compost. Las 261.000 toneladas restantes se depositarán en la incineradora. Estos desechos proceden de residuos domiciliarios (el 62%), de empresas y comercios (17%), lodos de depuradoras de aguas residuales (13%) y el resto, de los rechazos de las plantas de compostaje y reciclaje.

- Tecnología. Los camiones de basura entrarán por una plataforma de descarga y verterán su contenido a un foso con capacidad mínima de almacenaje para tres días. Los desechos alimentarán las líneas de incineración mediante dos puentes-grúa. La incineradora constará de dos hornos con la tecnología "más fiable y robusta que existe en el mercado en la actualidad", detalla el estudio. Podrá quemar 19,6 toneladas a la hora a más de 1.000 grados centígrados. Ambas calderas trabajarán un mínimo de 8.000 horas anuales. Las cenizas y sales recuperadas supondrán el 3,5% de los residuos eliminados. Los gases saldrán a la atmósfera por una chimenea de 60 a 70 metros de altura que tendrá instalado un sistema de análisis de gases en continuo. También se analizarán dos veces al año las emisiones de metales pesados, dioxinas y furanos.

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- Otras instalaciones. La incineradora tendrá un sistema que aprovechará el vapor generado para producir electricidad en una turbina. Se creará una planta de tratamiento de escorias en una superficie de 6.000 metros cuadrados y un área para el embalado y almacenamiento de residuos, que ocupará otros 4.000 metros cuadrados.

- Impactos ambientales. Se generarán 58.700 toneladas anuales de escorias maduradas para su utilización en obra civil y 9.300 toneladas de cenizas, que se llevarán a un depósito controlado. Emitirá 187.500 metros cúbicos de gases de combustión por hora, que serán depurados para cumplir la normativa. Los olores tendrán una incidencia "mínima".

- Inversión. Construir la incineradora costará 186,8 millones de euros, más otros 3,2 millones anuales para su mantenimiento.

- Trabajadores. El personal necesario asciende a 53 trabajadores en cinco turnos. Sus nóminas supondrán 1,8 millones anuales.

- Ingresos. Por la venta de energía eléctrica y de escorias se obtendrán 8,6 millones y 199.000 euros al año, respectivamente.

- Planta de biosecado. En una parcela anexa se levantará una planta de pretratamiento biológico-mecánico (biosecado térmico), con capacidad para recibir unas 60.000 toneladas de residuos al año. Esta instalación permitirá reducir en un 30% la materia de desecho que finalmente se derivará a la planta. Sus naves tendrán una altura de entre 16 y 20 metros y ocuparán una superficie de 1,1 hectáreas. El coste será algo inferior a los 40 millones y empleará a unos 18 trabajadores.

Los trámites aún pendientes

- Cierre de San Marcos. El principal vertedero de Guipúzcoa dejará de recibir basuras antes del próximo verano. Los residuos urbanos se trasladarán a los depósitos abiertos en Beasain, Azpeitia y Zarautz.

- Nuevo plan de residuos. A finales de este mes, el Consejo de Diputados aprobará una actualización del vigente plan de residuos. Este año podría quedar definitivamente aprobado con rango de norma foral.

- Infraestructuras. La incineradora se construirá a partir de a mediados de 2009. Las obras durarán 36 meses. Guipúzcoa contará, además, con una planta de biosecado, otra de escorias, tres instalaciones de compostaje y 30 garbigunes.

- Vertido cero. En julio de 2009 está previsto cerrar todos los vertederos, aunque se podría alargar unos meses su vida útil. Hasta 2012, fecha prevista para inaugurar la incineradora, las basuras podrían enviarse a Vizcaya y Navarra.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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