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Reportaje:Elecciones 27M

La incineradora, el tabú electoral

Los candidatos evitan en campaña debatir sobre las basuras, uno de los problemas más acuciantes de Guipúzcoa

Mikel Ormazabal

La construcción de una incineradora en Guipúzcoa, que ha permanecido durante los últimos tres años en primer lugar de la escena política de la provincia, ha pasado a ser sorpresivamente un asunto secundario, casi residual, durante esta campaña electoral. Los partidos políticos han evitado debatir sobre la incineración.

Si todos los responsables políticos coinciden en que Guipúzcoa se está jugando su futuro inmediato en materia de basuras -o se resuelve el problema de los residuos o el caos, dicen-, ¿a qué responde este escapismo sin recato ninguno de los candidatos? La excepción que confirma la regla es la coalición electoral EB-Aralar, que rechaza frontalmente construir la planta de combustión. El resto hacen lo posible para que no les salpique la basura.

El retorno de ANV a los ayuntamientos pone en peligro el acuerdo de ubicar en Zubieta la planta de combustión

El debate de la incineración quedó calculadamente aparcado a comienzos del pasado febrero, cuando el pleno del Ayuntamiento de San Sebastián adoptó por mayoría el acuerdo de construir la incineradora en Zubieta, en el término municipal donostiarra. Poco o nada se ha vuelto a discutir durante la campaña sobre esta controvertida infraestructura, a salvo de que en los tres días que restan para pedir el voto a los electores el proyecto recupere el protagonismo del que ha carecido hasta el momento.

Con un indisimulado cálculo político-electoral, la presentación pública de la constitución del denominado Consorcio de Residuos de Guipúzcoa, prevista inicialmente para esta misma semana, se ha pospuesto y se realizará una vez se conozcan los resultados del domingo, según un representante foral. El consorcio será el ente que agrupará a todas las mancomunidades de la provincia, la Diputación y el Ayuntamiento donostiarra, y el encargado de gestionar las basuras de Guipúzcoa y tendrá como objetivo prioritario "diseñar, construir, poner en marcha y gestionar la planta de incineración con recuperación energética".

Esta tregua que se han concedido los candidatos mantiene larvada una polémica que puede estallar justo al día siguiente de los comicios, cuando se conozcan los resultados y los cambios en la relación de fuerzas entre los partidos contendientes. A diferencia de lo ocurrido hace cuatro años, cuando ninguna marca patrocinada por Batasuna pudo concurrir a las urnas, en esta ocasión sí habrá una presencia notable de los independentistas en numerosos municipios del entorno de San Sebastián. Bajo el manto de ANV, la izquierda abertzale estará seguramente presente en ayuntamientos como Oiartzun, Lezo, Rentería, Pasaia, Usurbil, Urnieta, Lasarte-Oria y Hernani, todos ellos ubicados en la comarca de Donostialdea y en alguno de los cuales podría obtener una amplia representación. Aunque seguirá fuera del consistorio donostiarra y de las Juntas Generales, su retorno a las corporaciones locales le dará derecho a un asiento en prácticamente todos los órganos de decisión supramunicipales. Es el caso de la Mancomunidad de San Marcos, entre otras, sobre la que depende en gran parte la decisión de ubicar la incineradora dentro de su ámbito de su competencia (Donostialdea). ¿Podrán ANV y Batasuna, con el apoyo de EB-Aralar, revocar el acuerdo sobre la ubicación de la incineradora? Es una incógnita que se despejará en los próximos meses en función de la nueva correlación de fuerzas.

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Representantes de la Diputación consideran "blindado" el acuerdo de ubicar la planta en Zubieta porque, en este momento, el "ámbito donde se toman las decisiones es más amplio", aseguran. Existe un compromiso institucional que vincula a todas las mancomunidades, a la Diputación y al Ayuntamiento de San Sebastián para delegar la toma de todas las decisiones sobre el tratamiento de los residuos en el nuevo consorcio.

El compromiso de "solidaridad" establece que para proceder al cierre definitivo del vertedero de San Marcos, previsto para el próximo 1 de octubre, el consistorio donostiarra tiene que dar los pasos necesarios para habilitar los terrenos de Arzabaleta, en los altos de Zubieta, para acoger esta infraestructura. Su emplazamiento pertenece al término municipal de San Sebastián, pero se encuentra más próximo del casco urbano de Usurbil y Lasarte-Oria, cuyos consistorios están dispuestos recurrir a la vía judicial para impedir la construcción de esta industria.

Ahora bien, si no se zanja definitivamente y con prontitud este problema, pueden darse situaciones como la que padecen estos días los vecinos de Nápoles, en cuyas calles se yerguen montañas de basura (casi 5.000 toneladas) sin ser recogidas porque no existen infraestructuras donde tratarlas y sólo existe un vertedero que está prácticamente lleno. A falta de una incineradora, los vecinos se han tomado la libertad de quemarlas en la calle.

Los partidos pasan de puntillas por la polémica

El culebrón de la incineradora donostiarra se prolonga desde finales de 2003, cuando la Mancomunidad de San Marcos tomó la decisión de construirla en el término municipal de Urnieta. Desde entonces se han realizado cinco cambios de ubicación -Urnieta, Aritzeta, Landarbaso, otra parcela de Zubieta- hasta elegir finalmente unos terrenos rurales de Zubieta cercanos a Usurbil.

Hasta que la incineradora se halle operativa, en el verano de 2012 según las previsiones más optimistas, una flota de camiones se encargará de transportar diariamente 400 toneladas de basura que se producen en San Sebastián y su entorno a los vertederos de Sasieta (Beasain), Lapatx (Azpeitia) y Urteta (Zarautz). Habrá un lapso de tiempo de unos tres años, el que irá desde la clausura de todos los vertederos guipuzcoanos (julio de 2009) y la puesta en funcionamiento de la incineradora, en que Guipúzcoa deberá trasladar sus basuras a territorios limítrofes o abrir nuevos vertederos provisionales.

Y también falta por saber qué ocurrirá con el proyecto de incineradora que venían impulsando Irún y Hondarribia para estos dos municipios y Hendaya. El proyecto se encuentra aparcado a la espera de que eche a andar ella planta de Zubieta y sumarse entonces al resto de mancomunidades.

Ante esta problemática, ¿qué proponen los partidos políticos? Los candidatos del PNV y de EA a diputado general, Markel Olano e Iñaki Galdos, respectivamente, coinciden en su apoyo a la incineración como el último paso de una cadena de procesos de tratamiento de los residuos que implica, por este orden, reducir la generación de basuras, la reutilización, el reciclaje y el compostaje.

El aspirante socialista, Miguel Buen, suscribe lo anterior y añade que, en el mundo moderno, la tecnología más fiable para acabar con la última porción de basura es la incineración, como proclaman los informes técnicos. Regina Otaola, candidata del PP, critica el excesivo tutelaje de la Diputación en la toma de decisiones, cuando éstas corresponden a los ayuntamientos, aunque no se opone al sistema de la incineración.

La única voz crítica proviene de la coalición EB-Aralar, que ha colocado al frente de su candidatura a las Juntas al principal activista contra la incineración. Mikel Izagirre opina que existen otras soluciones más ecológicas y baratas, como las plantas de reciclaje y el compostaje. La apuesta por la incineradora, a su juicio, responde a intereses económicos del PNV, EA y el PSE.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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