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Reportaje:Elecciones 1M

El miedo a perder el empleo

La crisis, que azota de lleno al País Vasco, primera preocupación social

Crisis? What crisis? Corría el año 1975 y la crisis del petróleo azotaba sin piedad desde dos años antes a las economías de todo el mundo. En aquel panorama desolador que forzó la gran reconversión industrial de sectores tradicionales como el siderúrgico o naval, con consecuencias directas en el entramado industrial vasco, la banda británica Supertramp sacó un albun con el mencionado título: ¿Crisis? ¿qué crisis?, en su traducción al español. En la portada del vinílo se podía ver un hombre bajo una sombrilla ante una imagen de sombría decadencia industrial. El mundo se enfrenta a otra gran crisis de origen financiero y final incierto y Euskadi, como el resto de las economías de su entorno, se encuentra afectada por un crash que no se sabe muy bien por dónde golpea, pero que ya es la primera preocupación de los vascos por sus efectos en el empleo, por delante incluso del terrorismo de ETA.

La destrucción de empleo se aceleró durante noviembre en Euskadi
Desconfianza general en las previsiones públicas o privadas de crecimiento
El papel del Gobierno vasco es amortiguar los efectos del 'crash'
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Sin receta conocida

En este panorama incierto, los vascos deben elegir quién gobierne el desgobierno global de una crisis sobre la que la acción del Gobierno vasco es limitada. Su capacidad es más de amortiguar los impactos que de solucionar el fondo de la cuestión. El desafío es, sin duda, el empleo. ¿Hasta dónde llegará la tasa de desempleo? Los analistas no lo saben pero no descartan nada. Josu Ferreiro, profesor de Economía Aplicada de la UPV, deja la puerta abierta a que se puedan alcanzar tasas ya olvidadas del 18% o 20%.

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La única realidad palpable es que Euskadi destruye empleo y los últimos datos del paro registrado en el Inem (Instituto Nacional de Empleo) muestran que la situación ya es alarmante, con ritmos de destrucción superiores a los del resto de España. Euskadi registró en enero un 9,4% más de parados que en diciembre (9.456 personas) y terminó el mes con más de 110.000 desempleados. La cifra es mala en comparación con el conjunto de España, que experimentó, en el mismo período, un aumento del paro del 6,35%, tres puntos por debajo de la comunidad autónoma. Si en agosto en el conjunto de España se destruían más empleos que en Euskadi, la tendencia cambió el pasado noviembre.

La crisis se ha convertido en el tema estrella de la campaña. Juan José Ibarretxe, lehendakari y candidato del PNV, ha abandonda la chaqueta de adalid del derecho a decidir, para ponerse la de impoluto gestor, la del hombre con experiencia que puede sacar al pueblo de la crisis y que ya está actuando desde su Ejecutivo, para hacerlo. Cuestiona que el no nacionalismo le quiera echar del Gobierno y alega que su único objetivo es solucionar los problemas de los vasco. Patxi López, secretario general del PSE-EE, principal rival de Ibarretxe y candidato a desplazar al nacionalismo de Ajuria Enea, según las encuestas, intenta fomentar precisamente la imagen contraria, la de un lehendakari que ha perdido el tiempo y oportunidades en debates estériles. Propone un plan de acción inmediata para salir de la crisis; algo que por supuesto figura en el programa de todos los partidos.

El que ocupe el Gobierno, en coalición o en solitario, deberá recuperar el tiempo perdido y tendrá una tarea ingente pero de incierto resultado, ya que el margen de acción en una crisis global es limitado. Poco importan el debate negacionista de la crisis, que la vicelehendakari y responsable económica del Gobierno, Idoia Zenarruzabeitia, haya asegurado en reiteradas ocasiones que Euskadi no entrará en recesión. Las palabras se las lleva el viento. Poco importa el debate sobre si el País Vasco está mejor preparado o peor que el resto de España para la crisis, para llegar el último y salir el primero. Son debates para la galería.

En medio de este panorama y de las propuestas diversas de todas las formaciones, el primer sindicato vasco, el nacionalista ELA, ya ha advertido de que no dará tregua al empresariado vasco. Si en el conjunto de España la concertación social es difícil, en Euskadi es imposible. La división en bloques nacionalista (ELA y LAB) y no nacionalista (CC OO y UGT) y la radicalidad de ELA hacen del diálogo social un eslogan electoral ausente de la práctica diaria y de futuro imposible.

La única realidad que ya reconocen todos los partidos es que la crisis azota sin piedad a Euskadi y que los tiempos van a ser malos. El camino lo marcan la caída interanual en diciembre de un 21,5% del indice de actividad industrial, conforme a los datos del Eustat (Instituto Vasco de estadística), los cinco expedientes de regulación de empleo que el Gobierno vasco viene autorizando al día desde el pasado noviembre y la sucesiva revisión de las previsiones de crecimiento económico, en las que ya nadie confía. El Gobierno empezó 2008 con una previsión de incremento del Producto Interior Bruto (PIB) del 3,6% y lo cerró con una estimación del 2,2%, que los analistas no creen se vaya a cumplir. Hizo los presupuestos de 2009 con una previsión del 1,5%, que ya ha revisado al 0,5%, que parece más que difícil de alcanzar.

Ya hay quien apuesta por la entrada de Euskadi en recesión técnica (dos trimestre seguidos de decrecimiento del PIB), tal y como ha pasado en el conjunto de España y en la Unión Europea. Noviembre marcó un punto de inflexión en la economía vasca y pensar en la publicación de los nuevos datos ecónomicos desde esa fecha empieza a dar miedo. La economía vasca no es una isla. Vive directamente conectada con la española y la europea. No puede escapar de la situación general por mucho que quiera el Gobierno o la oposición. Lo máximo que puede hacer es ayudar a particulares y empresas a capear el temporal gracias a unas cuentas públicas saneadas.

Sin embargo, el deterioro va a ser rápido, casi tanto como el de las españolas, que ya han recibido una llamada al orden de las autoridades europeas. La recaudación de 2008 cayó un 6,8% respecto a 2007. Los presupuestos de las instituciones vascas se hicieron pensando en recaudar 938 millones de euros más. Para cubrir este agujero es más que previsible que será necesario recurrir al déficit y al endeudamiento.

El desafío de los partidos que sustenten al futuro inquilino de Ajuria Enea es, sin duda, que la economía vasca pase por este periodo negro con el menor daño posible, con la menor crispación social y con el mayor apoyo a los desempleados. En cualquier caso, los peores datos de la economía vasca están por llegar, ya que, según los expertos, Euskadi lleva un desfase de un trimestre con el resto de España. Probablemente, lleguen ya después de las votaciones del 1 de marzo.

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