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Reportaje:

Una misteriosa visita marciana

El artista Space Invader coloca una treintena de mosaicos en calles de Bilbao

Un mosaico con la imagen de un marcianito, idéntico a aquellos de los primeros videojuegos, sorprende a los viandantes en la esquina de la calle Bertendona con Gardoki, en pleno centro de Bilbao. Ocupa un tamaño poco superior al de un folio y pasaría desapercibido si no fuese por su brillante color azul. El marcianito también ha aparecido en el Casco Viejo y en Abandoibarra, junto al Museo Guggenheim, a un tamaño más grande. Son los rastros de la intervención del artista francés Space Invader, quien ha colocado una treintena de estos mosaicos que evocan con sus teselas los píxeles que formaban la imagen del marcianito sobre la pantalla. Los últimos 11 días del pasado mes de diciembre, el autor de esta invasión marciana estuvo en Bilbao, eligió los puntos para el aterrizaje de sus imágenes, realizó los mosaicos y regresó a Francia, donde reside.

¿Quién es Space Invader? ¿Por qué ha colocado sus marcianos en Bilbao? Tras ese nombre se esconde un autor que desde hace 10 años interviene en núcleos urbanos de todo el mundo, invadiendo sus calles con mosaicos de marcianitos. La única iconografía que emplea está tomada del videojuego Space Invaders, desarrollado en 1978 por Toshiro Nishikado. Ha trabajado en la capital vizcaína pues su obra formará parte de la exposición Percepción [S]tencible, que mostrará desde el 25 de enero las intervenciones de seis artistas en Bilbao Arte y en las calles de la ciudad.

Space Invader nunca revela su identidad ni muestra su imagen. No avisa de los lugares que ha elegido para sus mosaicos, ni pide ningún tipo de permiso para realizarlos. Simplemente, los hace. El plan de acción ha resultado el mismo en sus anteriores acciones en París, Nueva York, Berlín o Sidney, entre otras muchas capitales del mundo. "No se oculta porque vaya de divo. Es majísimo", dice la comisaria de la muestra, Alba Lucía Romero. "Es la propia concepción de su trabajo la que le lleva a mantener su identidad al margen de la dimensión pública de su trabajo". La comisaria destaca que Space Invader se ha apoyado en la iconografía de "uno de los fenómenos fundadores de la cultura globalizada". Los marcianos del viejo videojuego "han entrado a formar parte de nuestra memoria colectiva con su universo de números y píxeles". Y con ellos propone "un paseo poético" por las ciudades.

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