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Reportaje:

El motivo está en el límite

El vizcaíno Julián Sanz se adjudica Le Tour Ultime, una prueba de ciclismo extremo que recorre Francia en 11 días

El hombre siempre ha sentido la necesidad de poner a prueba y llevar más allá su capacidad de resistencia. Algo así es lo que le ha movido a Julián Sanz a recorrer en bici en 11 días, 17 horas y 27 minutos 4.184 kilómetros. Esta es la distancia de Le Tour Ultime, una prueba ciclista extrema de la que Sanz ha resultado, además, vencedor. Tal es su dureza que sólo tomaron parte dos corredores más, el catalán Amat Artigas y el austríaco Valentin Zeller. Los dos abandonaron el desafío al de una semana.

"Quería saber hasta qué punto la mente condiciona al cuerpo. Eso es lo que me motiva", proclama este vizcaíno nacido en Burgos en 1973, a quien la victoria le concede el título de campeón del mundo de ciclismo de ultra fondo.

En este Tour extremo no hay etapas ni hoteles. Gana quien cubre en menos tiempo los 4.184 kilómetros

Le Tour Ultime arrancó el pasado 30 de agosto de Oisterwijk (Holanda), atravesó los Alpes y los Pirineos -no faltó ninguna de las cumbres más agrestes que recorre el otro Tour en 21 jornadas- y se encaminó de nuevo hacia el punto de partida, pasando por la costa atlántica de Francia.

En este Tour extremo no hay etapas. Tampoco hoteles. Gana quien menos tiempo emplea en completar el recorrido. Así que cada minuto es fundamental. Tanto que Sanz dedicaba solo un par de horas al día a dormir. Controlar el sueño y gestionar las consecuencias de no dormir apenas son las claves de la carrera. Julián, que es responsable de calidad en una empresa de andamios de Miraballes, donde reside, cuenta así su preparación."Unos meses antes empiezo a entrenar para dominar el sueño. Me levanto a las cinco de la mañana, entreno dos horas y voy a trabajar. Luego, duermo una siesta a eso de la una del mediodía. Vuelvo al trabajo y a la noche duermo otra hora".

Esas dos horas son las que Sanz ha aprovechado en la competición para el reposo. "Este año he descansado más que Artigas y Zeller en los primeros días. Al quinto me sentía muy bien, y ellos estaban más cansados", relata. Un saco y una esterilla es todo lo necesario para reposar, aunque "a veces, paramos en un camping". En la aventura toman parte nueve personas más, entre hombres y mujeres, a bordo de dos vehículos de apoyo. Ellos le ayudan en tareas como cocinar y conducirle por la carretera exacta, pero también en atenderle si surge cualquier inconveniente. "La prueba es como una vida comprimida. Somos gente de diversos lugares, formas de pensar distintas, pero unidas por un mismo objetivo".

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A veces, el cuerpo reclama más de una o dos horas de sueño. Es entonces cuandohay que engañar al organismo. "Procuro comer mucho, porque eso mantiene activa la sangre. Voy por el arcén, porque el traqueteo de la bicicleta te despierta. Y los compañeros me gritan para que el cerebro esté atento". Pero dice que no corre riesgos. "Tienes que saber que te has saltado el dormir, y hay que tener cuidado para no repetirlo". Después de su llegada a meta, Sanz confiesa haber padecido "pesadillas" en sus primeras horas de cama y señala que los médicos de la carrera le dijeron que, al principio, no debía dormir más de tres horas para evitar problemas de adaptación severos. Ahora, ha vuelto a dormir ocho horas, aunque la bicicleta la tiene vetada hasta que pasen tres semanas.

Formado en el triatlón -ha participado en cinco Ironman-, Sanz descubrió que no daba más de sí en la carrera a pie, mientras que en la bici tenía "margen de mejora". De los ciclomaratones de 300 kilómetros pasó a los de 600 y de ahí, a los de 1.200. El año pasado se estrenó en Le Tour Ultime y concluyó tercero. A finales de junio, completó el Camino de Santiago en 28 horas. Fue, simplemente, "un entrenamiento".

Su siguiente reto es la Race Across America. Su recorrido es de un millar más de kilómetros que Le Tour Ultime y pasa por 14 estados de EE UU. "Puedes pasarte todo un día en una recta, en mitad del desierto", cuenta. Da la sensación de que quien peor lo pasa es su pareja. "Sí, llego a casa muy cansado. Durante los fines de semana procuro salir con la bici por la noche para estar con ella por el día".

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