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El movimiento 15M consigue atrasar su primer desahucio en Euskadi

La subasta de dos viviendas de jubilados en Vitoria se traslada a octubre

Euskadi se sumó ayer a la lista de comunidades autónomas en las que se ha conseguido posponer o paralizar desahucios tras las protestas del 15M. Lo hizo con un caso de doble desahucio para pagar una deuda que ha enfrentado a una madre y una hija y ha involucrado a un vecino que se ofreció a ayudar a la familia avalando un crédito.

Aunque los indignados vitorianos aseguraban ayer que la Caja Vital ha tenido "miedo" y "no ha querido enfrentarse a este movimiento", desde esta entidad restaban importancia a este hecho porque se trata de un "problema procesal", ya que no se notificó a uno de los implicados del procedimiento, y aseguraban que seguirá adelante en octubre.

"Esto me da una chispita de ánimo", aseguraba ayer emocionada Aurelia. Gallega de nacimiento, aunque vive en Vitoria desde hace 41 años, esta mujer de 67 años se convirtió ayer en una inesperada protagonista mediática por un problema que la persigue desde hace cinco años. Los hechos se remontan a 2006, cuando su hija y la pareja de esta pidieron a Aurelia que solicitara con ellos un crédito de 115.000 euros para costear las obras de un local que habían alquilado para abrir una panadería. Al no poder garantizar el pago del crédito, la Caja Vital exigió un aval y Manuel, su vecino "de toda la vida", se presentó voluntario para avalar el crédito.

La deuda asciende a 135.000 euros y el pago del crédito seguirá hasta 2021
"Fue conmigo al banco y dijo: 'para lo que esta mujer necesite, aquí estoy'"

Un año después, el negocio echaba la persiana y los dueños del local vendían la lonja, pero la obligación de ingresar las cuotas de amortización del crédito seguía muy presente. La hija de Aurelia y su pareja dejaron de cumplir con los pagos después de que esta les dijera que no podían vivir en su casa por falta de espacio. Aunque esta vecina del Casco Viejo ha seguido pagando, la deuda no ha hecho más que crecer. De los 600 euros de pensión mensual, 388 van a parar a la caja mediante un embargo de la pensión, explicaba ella misma ayer.

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Los impagos hicieron que Aurelia utilizara la herencia de su padre -una casa de campo en Galicia- para ponerse al día con los pagos. En 2008, ganó un juicio contra su hija que la obligaba a pagar este dinero, aunque Aurelia asegura no haber recibido nada. Desde entonces, la deuda asciende a 135.000 euros, entre el préstamo, los impagos y el coste de los procedimientos judiciales. Aunque ella asegura que su hija trabaja en un mercado de la ciudad, el peso del impago está recayendo sobre esta jubilada y su vecino porque las otras dos personas se han declarado insolventes.

Casos como el de Aurelia se están repitiendo a lo largo de toda España. A pesar de que exista la posibilidad de subastar su casa y desahuciar tanto a ella como a su vecino, la deuda seguirá creciendo. "Se concedieron préstamos con garantías que avalaban el préstamo, pero ahora esas garantías no son suficientes para pagar la deuda pendiente", critican los indignados. El pago del crédito se prolongará hasta 2021. Para luchar contra situaciones similares a esta, el movimiento del 15M está haciendo hincapié en la necesidad de autorizar herramientas como la dación en pago, que significa devolver el bien por el que se ha pedido un crédito al banco y liquidar la deuda.

Ayer no se cumplió con el guión previsto desde junio y se aplazó la subasta con la que se pretendían vender ambas viviendas para solucionar la deuda. No sucedió porque, según explican desde la Caja Vital, el vecino de Aurelia no había sido notificado de la subasta. El aplazamiento da tiempo a Aurelia para seguir tratando de vender su vivienda y poder costear con ese dinero la deuda. Arich, la Agencia para la Revitalización Integral de la Ciudad Histórica dependiente del Ayuntamiento de Vitoria, tiene ya "varios pisos" en el mismo portal, según señala un comunicado de los indignados. Aunque tasó el piso "con un 60% del valor de tasación que fijó la entidad bancaria en 2006", no presentó una oferta. Si la subasta se llevara a cabo, el desahucio se haría efectivo en un plazo de cuatro a seis meses.

Aurelia Gigirey, en el interior de su vivienda mientras atendía a este periódico, ayer en Vitoria.
Aurelia Gigirey, en el interior de su vivienda mientras atendía a este periódico, ayer en Vitoria.PRADIP J. PHANSE

"Intento que no le quiten la casa a Manuel"

Manuel es el vecino del segundo piso que todo ciudadano quisiera tener. Amigo de Aurelia, no vaciló cuando esta le pidió ayuda. "Fue a la Caja [Vital] conmigo y dijo: para lo que esta mujer necesite, aquí estoy yo", narra esta vecina del Casco Viejo vitoriano. Ahora se cruzan por la escalera, pero reina el silencio y Aurelia agacha la cabeza. Es el resultado de la amenaza de desahucio que pesa sobre ambos por el impago del crédito contraído por ella y su hija y por el aval de él.

La subasta se atrasó ayer precisamente porque Manuel no había sido notificado. Fue Aurelia la que le informó de que las casas serían subastadas, pero no recibió la comunicación oficial. Entre los indignados de Vitoria aseguran que Aurelia "asume la pérdida de su casa". La ha puesto a la venta, pero no consigue encontrar un comprador. "Yo solo intento que no le quiten la casa a Manuel", insiste ella. Bajita y sonriente a pesar de las circunstancias, Aurelia es puro nervio. Vive con los 212 euros de pensión que le quedan después de que el banco le embargue el resto para seguir pagando las cuotas, pero sobre todo con la ayuda de amigos y vecinos que le hacen la compra de vez en cuando, y de los indignados.

Y es que desde hace un mes es una amama con muchos nietos. Todos ellos indignados del 15M en Vitoria, que la han acogido desde que un día "me cansé de tocar puertas" y se pasó por la asamblea del movimiento para explicar su caso. Los indignados la han acompañado hasta la puerta del despacho del presidente de la Caja Vital, Carlos Zapatero, donde esperaron dos horas sin ser recibidos. Ayer, madrugadores, se manifestaron en la plaza de la Virgen Blanca y frente a los juzgados. "Son todos jovencitos, antes no me conocían de nada, pero, ¿quién hace algo así con alguien que no conoce?; ahora son como mi familia", asegura agradecida con los indignados. El teléfono móvil de Aurelia no para de sonar. No sabe cómo se utiliza Internet ni las redes sociales, pero sabe que ayer todos hablaban de su caso. "Esto me da mucha fuerza; yo no deseo ningún mal a mi hija, pero quiero que no me amarguen la vida".

Los detalles

- En 2006 María Aurelia Gigirey solicitó, junto a su hija y la pareja de esta, un crédito para financiar las obras de un local alquilado para poner en marcha una panadería.

- La Caja Vital concedió el crédito con el aval de un vecino de María Aurelia, Manuel.

- Aunque Aurelia ha pagado las cuotas del crédito, su hija dejó de hacerlo. De los 600 euros de pensión, 388 se embargan para pagarlas.

- Con una deuda total de 135.000 euros, la subasta de los pisos de Aurelia y su vecino estaban previstas para ayer.

- Este procedimiento se ha atrasado hasta octubre. A partir de entonces, el desahucio tardaría entre cuatro y seis meses

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