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El nacionalismo hace causa común contra la reforma educativa de Celaá

El PNV cree un "exceso incalificable" que la consejera hablase de "adoctrinamiento"

Javier Rivas

La reforma educativa va a convertirse en los próximos meses en la siguiente cuestión nuclear en que se tasará el cambio en Euskadi impulsado por el Gobierno socialista y le ha servido al PNV, con el respaldo del nacionalismo en bloque, para abrir un nuevo frente opositor al Gabinete de Patxi López. El Ejecutivo, con el apoyo cerrado en esta materia de sus socios populares, ha empezado a desmontar el andamiaje que organizó la anterior consejería de Educación, de EA, para postergar el castellano en la enseñanza. Las concreciones hechas el lunes por la titular del departamento, Isabel Celaá, del contenido de los nuevos decretos que entrarán en vigor el próximo curso han levantado, con matices, la unanimidad del nacionalismo en su contra, pese a que sus puntos claves -la igualación del euskera y el castellano como lenguas vehiculares o la rebaja del término "Euskal Herria" a sus aspectos puramente culturales- ya eran sobradamente conocidos. Para el nacionalismo, la enseñanza y el euskera resultan materias claves en la que marcar perfil propio, atar electores y hacer oposición frontal al Ejecutivo.

Mendia recalca que los decretos "no ponen en peligro el euskera"

El PNV acepta, y de ello ha dejado constancia en los últimos días en el Parlamento, las líneas generales del nuevo modelo trilingüe que impulsa Educación -ya la pasada legislatura se separó de las intenciones de sus socios de EA-, pero ayer quiso marcar claras distancias con los términos en que Celaá anunció su reforma. Tras fotografiarse con los socialistas de la mano en materia presupuestaria, las palabras de Celaá asegurando que su intención es eliminar el "adoctrinamiento nacionalista" de las aulas el sirvieron ayer al PNV para recuperar su más nítido perfil opositor.

La parlamentaria peneuvista Arantza Aurrekoetxea, su portavoz educativa, consideró tales palabras de la consejera "un exceso verbal incalificable" que sólo transmite "crispación, enfado y reacción en amplios sectores de la sociedad", informa Europa Press.

Las centrales ELA y LAB, cada vez con un papel político más acusado desde que gobiernan los socialistas, se sumaron igualmente al coro de las críticas echando mano de uno de sus argumentos preferidos para descalificar a los no nacionalistas: es una reforma española. Para ELA, las modificaciones anunciadas por Celáa quieren llevar a la escuela "el principal objetivo del actual Gobierno vasco en su conjunto: uniformizar el Estado", haciendo de Euskadi "una comunidad más". Para esta central la "obsesión identitaria española" del Gabinete coloca al euskera en "inferioridad de condiciones". Y LAB culpó a Celaá en otro texto también bastante duro de querer imponer "el adoctrinamiento nacionalista español".

Aralar señaló a la consejera que es la sociedad vasca la que ha elegido el euskera como "lengua prioritaria" en la enseñanza. Y si EA, la formación más directamente concernida al haber sido responsable de Educación durante 14 años, ya adelantó el mismo lunes que considera "una grave irresponsabilidad" la actitud de Celaá, ayer fueron sus juventudes las que se encargaron de mantener la llama de la crítica. También la agrupación de ikastolas, Ikastolen Elkartea, censuró el "del todo inapropiado discurso político" de la consejera.

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El Gobierno sabe que una cuestión tan espinosa en Euskadi como la enseñanza y la lengua precisa de un acuerdo lo más amplio posible. Así que la portavoz, Idoia Mendia, se esforzó ayer en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno en limar aristas con un llamamiento al consenso. Los decretos presentados por Celaá "no ponen en peligro el euskera", sostuvo la portavoz, para quien "no hay ninguna razón para que salte ninguna alarma y se rompa ningún consenso".

Mendia quiso volver el argumento en contra de los detractores del Ejecutivo y resaltó que lo que se está es "más bien en una vuelta a donde siempre ha debido estar la Educación, que es en el consenso y el cumplimiento de la legalidad".

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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