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Reportaje:

De oficio, narradores

Ramiro Pinilla presenta la novela de su discípulo Willy Uribe 'Los que hemos amado' - Ambos comparten "el gusto por contar"

Ramiro Pinilla (Bilbao, 1923) fue el primer escritor que conoció Willy Uribe (Bilbao, 1965) cuando lo de dedicarse a la literatura no era más que un proyecto en ciernes. En 1984, Uribe comenzó a asistir al taller de escritura de Pinilla en Algorta, los lunes a las 8 de tarde. El lugar del encuentro ha variado con el tiempo pero el taller se mantiene estable. Desde librerías a bares, pasando por trasteros, les han visto reunirse cada semana para leer y comentar lo que los miembros del grupo han escrito ante el autor de Verdes valles, colinas rojas. A Pinilla no le gusta hablar de maestro y discípulos, pero Uribe cree que lo son. Ayer, el maestro presentó en el Aula de Cultura de Villamonte, en Getxo, la quinta novela del discípulo, Los que hemos amado (editorial Los libros del lince).

"Basta con leerla para saber que no sufre escribiendo, sino que disfruta"
"No es casual que le guste el surf. Es libre para volar encima de las olas"

A quienes no han leído las novelas ni los libros sobre surf de Uribe, Pinilla les adelantó las credenciales del escritor: el placer de escribir, los anhelos de libertad, los viajes de horizontes lejanos y el código de nobleza. "Basta con leer la novela para adivinar que no sufre escribiendo, como gusta decir a algunos escritores, sino que disfruta", explicó. "Es una escritura libre, que está retando a los posibles censores para ponerlos en aprietos".

A Uribe y Pinilla también les une el territorio que eligen para sus novelas. Los que hemos amado arranca y vuelve al final a Algorta, como la literatura del autor de Las ciegas hormigas. Los horizontes que buscan sus protagonistas, aficionados al surf como el autor, les llevan a vivir una historia trágica en Marruecos. "No es casual que le guste el surf. Es libre por dentro, íntimamente", añadió Pinilla, "para volar por encima de las olas".

Uribe describe a Pinilla como "un tractor" para los escritores que participan en su taller por "su ilusión y su constancia". "No da lecciones. Es el taller de escritura de Ramiro Pinilla pero no ejerce de líder. Nunca lee obra suya y comenta la de los otros como uno más", explica. "Es el aglutinante". Ha sido, reconoce, su ejemplo como escritor, y también por su aventura editorial en Libro Pueblo y en la revista cultural Galea".

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En la forma de escribir comparten "el gusto por la narración, por contar". A Pinilla le ha escuchado comparar la narración con "un cable de acero bien tenso" por el que el lector puede caminar sin caerse. "De Ramiro aprendí a ceñirme a la historia, a evitar cualquier cosa que distraiga, a ser capaz de renunciar a una frase brillante o a cortar un capítulo si te aleja de lo que quieres contar", reconoce Uribe.

En la presentación de la novela Pinilla también hablo de los primeros pasos de Uribe, cuando le recomendó que trasladara la fuerza expresiva del lenguaje a las ideas. El maestro cree que le hizo caso. "Se ha domesticado él mismo", dijo. Y destacó que en el camino pierde la historia. "Quiere contar y sabe contar, que no es lo mismo que decir".

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