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La pelea PNV-Amaiur: más allá del 20-N

El proceso hacia la paz ha propiciado que los dos partidos, enemigos con perfil propio en las urnas por el espacio 'abertzale', suavicen sus históricas tensiones

A las tres de la madrugada, en un pequeño pueblo del Goiherri guipuzcoano, Iñigo Urkullu y Rufi Etxeberria se reunieron un día para mantener mano a mano, en pleno proceso de adaptación de la izquierda abertzale a las vías democráticas, una decisiva reunión porque habían convenido de que era la única forma de que su encuentro pasara desapercibido. Apenas hace tres años, esta toma de temperatura hubiera sido imposible: para la antigua Batasuna, el PNV estaba del lado de sus enemigos.

Pero Urkullu ha emprendido una batalla personal y políticamente respaldada por el EBB para que "la izquierda abertzale tradicional", como le gusta decir para que nadie olvide tiempos pasados, abandone la comprensión de la violencia y en su tránsito arrastre a ETA. En el empeño, ya una vez encarrilado, es posible que, paradójicamente, tenga que pagar la factura. El propio dirigente jeltzale es consciente de que Amaiur, como ya ocurrió con Bildu en las municipales en plena consolidación de la última tregua, se puede llevar a partir del 20-N los réditos de la llegada de la paz a Euskadi. Sin embargo, cuando hasta Zapatero y Rajoy se lo hacen ver así, su respuesta es la misma: "lo hago por convicción", proclama.

"No estamos tan preocupados por el poder como el PNV", dicen en la coalición
Bildu dice que no habrá elecciones anticipadas: "sería el suicidio de López"

Urkullu, de hecho, ni siquiera está arrepentido por no haber evitado la llegada de los abertzales a la Diputación de Gipuzkoa. Todavía el jueves, al conocer que Bildu dinamitaba el proyecto Gipuzkoa Aurrera, el lobby creado por Markel Olano con un amplio respaldo institucional, Urkullu admitía que "le dolía enormemente", pero que será la sociedad quien decida quién quiere que le gobierne.

Precisamente por eso, el 20-N, el PNV tendrá ocasión de sacar conclusiones de otra prueba de fuego, aunque en un escenario que se presume esta vez más adverso. Los nacionalistas lucharán contra dos olas: la de Amaiur, alentados por el éxito del 22-M y la llegada de la paz que han sabido leer como una victoria particular, y, a su vez, la del PP, procedente del viento favorable de Madrid. Por todo ello, los rivales ven "nervioso" al PNV. Socialistas y populares le acusan de que está mirando "demasiado" a los abertzales y por eso recuerdan que "ahora habla de estatus político como antes lo hacía Ibarretxe con su plan".

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Hasta en Amaiur ven "nervioso" al PNV, posiblemente en una lectura lógica de quien se sabe su rival directo. "Nosotros no nos estamos planteando las elecciones en base a lo que pueda pasar en un futuro en las autonómicas o en quién va a gobernar", dice un candidato de la nueva coalición. "Nosotros queremos ensanchar el espacio abertzale, no estamos tan preocupados como el PNV en verlo todo en clave de poder, sino que queremos plantear un escenario de paz para que lo cumplamos cuanto antes mejor", añade.

Pero, en el fondo, unos y otros saben que el 20-N se subrayará quién tiene más fuerza en el ámbito nacionalista. Por eso, en el PNV se incomodan cuando alguien les insinúa que pueden perder el poder que da un grupo propio en el Congreso, máxime en un escenario de mayoría absoluta del PP, y que, en cambio, sí lo obtenga Amaiur con sus votos en el País Vasco y Navarra.

Aunque la pugna electoral sigue soterrada, y en Gipuzkoa alcanza decibelios más altos por el comportamiento crítico del PNV con Bildu en las Juntas Generales, ambas partes prosiguen sus contactos. De hecho, el pasado viernes Joseba Permach y Rafa Larreina mantuvieron una reunión en Sabin Etxea con dirigentes jeltzales. Eso sí, ambas partes guardaron un pétreo silencio sobre el contenido de la cita de la que, apenas dijeron, "fue suspendida en su día".

El clima entre la antigua Batasuna y el PNV se ha "civilizado". En el seno de la coalición abertzale, las formas "son otras" y como muestra ofrecen dos ejemplos ilustrativos: "la postura de Bildu para sacar adelante la fusión de las cajas demuestra que se entendió un proyecto estratégico y ahora en Gipuzkoa se están alcanzando acuerdos tanto con el PSE como con el PP", refleja uno de sus portavoces.

En el EBB admiten la progresiva transformación de ese entorno. Incluso, comprendenlas dificultades de movimiento de sus actuales dirigentes. "Les tienes enfrente en una reunión y cada uno de ellos o está encausado o no puede presentarse, al margen de los que están en la cárcel", dicen en el PNV.

Con todo, cada partido mantiene su propia estrategia porque en el fondo saben de la trascendencia a medio y largo plazo de su cuota electoral dentro y fuera de Euskadi. Por eso, una vez superado el examen del 20-N, desde Amaiur no quieren hacer "especulaciones" sobre el escenario político que se abriría en Euskadi ya que su foco de referencia es "Madrid y que cuanto antes se empiecen a cumplir los acuerdos políticos de la Conferencia de Aiete".

De entrada, Bildu no secundará la idea del PNV de reclamar a Patxi López un adelanto de las elecciones autonómicas, "porque lo hacen sencillamente en clave de recuperar el poder y no de un proyecto político". No obstante, la coalición es consciente de que el lehendakari "está agotado y sin rumbo" ante la nueva situación creada en el País Vasco tras el cese de la violencia de ETA. Para demostrarlo, su portavoz se remonta a la ronda de contactos de Patxi López "que está condenada al fracaso", prevé. Y es que Bildu reconoce críticamente la "enrevesada" situación en la que se encuentra el lehendakari "por culpa de no entender o de no querer entender lo que se avecinaba y lo que se le decía". Pese a todo, los abertzales asumen que López "está obligado" a mantener su Gobierno porque "lo contrario sería suicidarse".

Este endiablado contexto, sin embargo, permite a Bildu engrasar fácilmente su teoría de que "la solución más directa sería que el lehendakari convocara una mesa de partidos, que se llegue a los acuerdos que se tengan que llegar y cuando sea posible, que sean ratificados en un Parlamento de verdad, porque el de ahora no vale".

En el resto del arco parlamentario, a excepción del PNV, nadie habla de elecciones anticipadas, principalmente porque el acuerdo político ofrece a PSE-EE y PP disponer de una mayoría para sustentar al Gobierno vasco hasta final de la legislatura, en 2013, y, a su vez, les permite consolidar una posición política de referencia que no están dispuestos a perder. Los socialistas descartan que "los resultados del 20-N sirvan para hacer una traslación a las próximas autonómicas porque son de naturaleza totalmente distinta", dice un dirigente vizcaíno. Eso sí, PNV y PSE-EE coinciden en que con los resultados que se preven, "también habrá que contar con el PP".

Desde la óptica abertzale se asume esta lógica coincidencia de intereses de los dos socios de Gobierno, pero eso no les impide pronosticar que se avecina "un tiempo perdido porque no van a responder a lo que demanda este tiempo de paz". Este portavoz es aquí cuando enumera que sólo se han cumplido dos puntos del acuerdo de Aiete: el cese de la violencia de ETA y la disposición de los mediadores a seguir colaborando. "Eguiguren igual se lo dijo de una manera muy dura, pero López no ha querido ver lo que avecinaba y ahora no sabe qué hacer, o lo peor es que igual no le interesa". Desde Lehendakaritza ya les han respondido que "cada cosa, a su tiempo".

Imagen de la última reunión mantenida por una delegación de la izquierda 'abertzale', a la izquierda, con los presidentes territoriales del PNV y Urkullu.
Imagen de la última reunión mantenida por una delegación de la izquierda 'abertzale', a la izquierda, con los presidentes territoriales del PNV y Urkullu.SANTOS CIRILO

Urizar irrita a Urkullu con las víctimas

"Lo que más me duele cuando se diferencian los tipos de víctimas es que eso lo haga Eusko Alkartasuna". Esta frase, repetida por dos veces con un tono severo de profundo malestar, fue pronunciada el pasado jueves, en Madrid, por Iñigo Urkullu, presidente del PNV, cuando se le preguntó por la ambigüedad controlada que maneja la izquierda abertzale sobre el reconocimiento del dolor causado por el terrorismo de ETA.

Y es que Pello Urizar, secretario general de EA, había sido capaz el pasado lunes, en una entrevista publicada en El Diario Vasco, de cuantificar las víctimas que corresponden a los distintos tipos de violencia sufridos, en su opinión, durante las últimas cinco décadas en Euskadi.

Sin embargo, desde la parte aludida por Urkullu se ofrece otro análisis de situación totalmente diferente. En EA, aseguran, "somos conscientes" de que la izquierda abertzale debe hacer un pronunciamiento sobre el tema de las víctimas, pero que debe surgir desde "el convencimiento" y no como consecuencia "de las prisas y de la exigencia" porque, añaden, "así saldrá mal".

Para EA se trata de un "compromiso" similar al que contrajeron cuando colaboraron en el acercamiento de la antigua Batasuna a las vías políticas. "Entonces nos llamaron de todo, como lo de tonto útil, pero nosotros apostamos fuerte para que se alejaran de la violencia. Ahora hay que hacer lo mismo sobre las víctimas", asegura

El disputado voto en Bizkaia

Bizkaia aparece como un territorio desequilibrante en los resultados del 20-N. De hecho, acumula todos los ingredientes imaginables para determinar la suerte de cada una de las candidaturas más poderosas. A tal punto llega la incertidumbre que las tres encuestas conocidas hasta por este diario y no divulgadas por los partidos que las encargaron son incapaces de coincidir.

Entre las cuatro primeras fuerzas políticas consultadas existe, sin embargo, varios puntos en común sobre un hipotético resultado. De un lado, la coincidencia en que el PNV deberá esforzarse para compensar la ausencia en estos comicios del denominado efecto Azkuna que le permitió llegar el 22-M a la mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Bilbao, al tiempo que contener cualquier fuga hacia el PP del voto "oscilante" por su ola alcista.

En Amaiur, en cambio, no lo ven tan claro y dibujan, de hecho, un posible cuádruple empate con dos diputados para cada uno. Sin encuestas en la mano "porque hace tiempo que la izquierda abertzale entendió que era una manera de tirar el dinero", dibujan este escenario: "nosotros tenemos respaldo suficiente, los socialistas perderán lo justo, pero tienen base en sus sitios tradicionales, y el PP subirá porque le ayuda Madrid y le quitará votos al PNV".

En el PP, curiosamente, coinciden con el diagnóstico de Amaiur, especialmente en su capacidad de "darles un mordisco bueno al PNV", como asegura ayer uno de sus dirigentes. Los socialistas, que defienden su histórica marca de cuatro diputados, entienden, frente a un escenario inicialmente adverso, que "el ciudadano sabrá valorar que con este Gobierno se ha conseguido aumentar un 70% la inversión para Euskadi y que se ha trabajado en traer la paz". Por ello, defienden que "nuestra gente ha trabajado en esta legislatura y que tienen una gran valoración".

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