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Reportaje:

La prostitución en la calle, vigilada

Bilbao tramita la primera norma en Euskadi sobre un negocio que preocupa a los vecinos - Los colectivos afectados dudan de que su aplicación sea efectiva

Tras más de dos años de bloqueo, el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Bilbao presentó hace unos días un proyecto de ordenanza, la primera de este estilo en Euskadi, que se pronuncia sobre la prostitución callejera al prohibir, bajo amenaza de multa, la negociación de servicios sexuales retribuidos y la práctica de estos actos en la vía pública. Precisamente, esta norma, que podrían entrar en vigor en septiembre, se ha incluido en la nueva regulación general del espacio público, que aúna diversos aspectos normativos hasta ahora dispersos en varios textos, para que el colectivo aludido no se sintiera "discriminado", según el concejal de Seguridad Ciudadana, Eduardo Maíz. El Consistorio dejó claro que la ordenanza, inspirada en la aprobada en Barcelona en 2005, no veta la presencia de las prostitutas en la calle ni la prestación de servicios sexuales en pisos o locales de alterne, ya que la regulación de la prostitución no compete a las autoridades municipales, sino que recae en el Gobierno central.

Hay coincidencia general en que se trata de un problema "difícil de abordar"
Para Askabide, "era hora de sancionar conductas y no colectivos"

Así las cosas, este paso al frente responde a las constantes quejas de los vecinos de los barrios bilbaínos de Miribilla y Bilbao La Vieja, que protestaban por la "insalubridad, inseguridad ciudadana e intranquilidad" que estas prácticas les provocan desde hace años. No obstante, las intenciones municipales no convencen a los colectivos relacionados con este sector y los afectados, ya que dudan de su efectividad y critican que se sancione a las prostitutas.

De un lado, el servicio bilbaíno de atención a este colectivo, Askabide entiende que era necesario, tal y como el Ayuntamiento ha hecho, "sancionar conductas y no a colectivos", pero abogan por "mejorar la calidad de vida" de las meretrices y no creen que la mejor forma de hacerlo sea "multarlas". Además, la asociación considera que esta ordenanza no "funcionará". "Sólo trasladará el problema, como ya ocurrió en Barcelona", señalan fuentes de la plataforma social. Consciente de que se trata de un problema "difícil de abordar", Askabide considera que es el Estado el que debería poner de su parte para resolver el problema. "Es preciso coger el toro por los cuernos y abrir un debate serio con todas las partes implicadas", apunta la entidad. "Hay un discurso contradictorio: todos estamos de acuerdo en que son víctimas, pero luego les ponen multas", zanja una portavoz de la asociación.

Por su parte, la Asociación Nacional de Locales de Alterne (Anela), que representa a establecimientos vascos, considera positiva la prohibición de la prostitución callejera porque la vía pública "no es lugar" para ejercerla. La falta de seguridad e higiene motiva que esta entidad abogue por centrar esta actividad en clubes o pisos. Sin embargo, Anela considera que es una norma de cara a la galería que apenas tendrá efecto. "El problema seguirá estando en la calle. La prostitución ha existido y seguirá existiendo. Esta norma no va a cumplirse porque, entre otras cosas, ¿cómo va a demostrar el Ayuntamiento que ha existido una negociación entre prostituta y cliente?", se preguntan fuentes de la asociación.

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Ese es un punto interesante, ya que demostrar que ha existido una negociación entre clientes y prostitutas no se antoja sencillo. La ordenanza contempla la habilitación de inspectores que vigilen el cumplimiento de la ordenanza, que, en el caso de la prostitución, serán policías municipales de paisano. Fuentes municipales señalan que los agentes tienen métodos para discernir este punto y resaltan que los clientes y meretrices ya son conocidos por la policía, lo que facilitará la labor de vigilancia. En cualquier caso, las mismas fuentes apuntan que su presencia persigue "disuadir" a los clientes, en la línea de los controles de alcoholemia que se hacían hasta ahora en esas zonas.

La ordenanza no ha convencido del todo a los partidos de la oposición. De un lado la candidata del PP a la alcaldía de Bilbao, Cristina Ruiz, defiende que la ordenanza no responde a "lo prometido" por el equipo de gobierno. "Se suponía que iba a ser sobre prostitución y nos hemos encontrado con un párrafo en un artículo de una ordenanza de 134 artículos sobre el uso del espacio público". Su "ambigüedad" y la "falta de garantías" a los vecinos han motivado que los populares hayan presentado cinco alegaciones al texto por considerar que, tal y como está escrita, "no atajará" el problema. Entre otras, Ruiz destaca la necesidad de incluir la palabra "prostitución".

De esta forma, la portavoz popular aboga sustituir el título del artículo 16, donde dice: "Concepto de prácticas sexuales incívicas y ofrecimiento y demanda de servicios sexuales y prohibición" por "Concepto de prácticas sexuales incívicas, prostitución y prohibición".

Por su parte, el PSE-EE se felicita de que el Ejecutivo local articulara la regulación de la prostitución callejera a través de una norma que regulara el espacio público, que es competencia exclusiva del Ayuntamiento, lo que evitaba las posibles complicaciones legales derivadas de crear una norma específica. "Al vecino le da igual que se multe o no, lo que quiere es que desaparezca la prostitución, por eso es preciso tomar medidas eficientes de vigilancia policial y el apoyo social a estas mujeres", señala el portavoz socialista, Txema Oleaga.

Vacío legal en el resto de Euskadi

Bilbao, donde según el edil de Seguridad Ciudadana, Eduardo Maíz, el número de prostitutas "no llega a las dos docenas", ha sido la única provincia en regular la prostitución y de momento, seguirá siendo la única. El motivo es que en Guipúzcoa no hay apenas prostitución callejera y en la capital alavesa se lleva a cabo en las rotondas de las afueras de la ciudad, como la de Abetxuko, y allí no hay vecinos que se quejen. A pesar de ello, el concejal de Seguridad Ciudadana de Vitoria, José Manuel Bully, apuntó hace unos días que la policía municipal se encarga de realizar un trabajo de "protección y complicidad" con las prostitutas callejeras. Bully aseguró que los agentes hablan con las meretrices para "conocer realmente qué pasa en ese mundo y para vigilar si podríamos dar con algún proxeneta o algún posible maltratador". Además, el edil dijo que las prostitutas son colaboradoras de la Policía municipal, ya que suelen alertar de la presencia de vehículos sospechosos en las inmediaciones de los polígonos industriales.

Vitoria cuenta con una ordenanza municipal reguladora de los usos, tráfico, circulación y seguridad en las vías públicas de carácter urbano similar a la que tramita Bilbao, que, a diferencia de la de la capital vizcaína, no incluye menciones a la prostitución. Mientras, San Sebastián dispone de otra sobre civismo, uso y limpieza de la vía pública y protección del paisaje urbano que tampoco trata el asunto. Ninguna de las dos capitales tiene entre sus planes inmediatos regular la prostitución a corto plazo.

Datos del INE

- Uno de cada tres vascos ha pagado alguna vez por tener sexo, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Para eso están las 1.820 prostitutas que trabajan en Euskadi.

- El 85% son extranjeras y más de la mitad venden su cuerpo para mantener a sus hijos.

- La mayoría, 1.199, se ofrece en alguno de los 77 'puticlubs' de la comunidad autónoma, a donde principalmente acuden cuadrillas de farra nocturna.

- Otras 570 mujeres prestan servicios en los 211 pisos que se distribuyen por las capitales; aquí, los clientes llegan porque buscan discreción o prácticas sexuales 'especiales'.

- Por último, en la calle trabajan menos de cien mujeres en el País Vasco. A ellas, la necesidad les obliga a asumir con casi todas las exigencias de sus clientes, según sus propias experiencias.

El artículo 16

Concepto de prácticas sexuales incívicas y de ofrecimiento y demanda de servicios sexuales y prohibición.

1. Se reputan prácticas sexuales incívicas, por atentar contra la convivencia ciudadana al desconsiderar al resto de la ciudadanía mediante la exhibición pública de actos de marcado carácter íntimo y personal, todas aquellas prácticas o actos en las que el sexo esté explicitado, y sea pública y notoria su realización, de forma y manera que resulte imposible no advertirlo o evitarlo por parte de la generalidad de la ciudadanía. Tales prácticas están prohibidas.

2. Se reputan actos de ofrecimiento y de demanda de servicios sexuales los que tengan por objeto concertar servicios sexuales retribuidos, incluyendo la negociación y realización de los mismos servicios. Se consideran atentatorios de la convivencia ciudadana cuando contravengan el uso común del espacio público y produzcan una evidente degradación del mismo y de las correspondientes comunidades vecinales. Tales servicios sexuales serán sancionados.

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