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Reportaje:

El público pasa por caja

La Feria del Libro de Bilbao cierra sus puertas con un crecimiento en las ventas cercano al 10% - '¡Indignaos!' se sitúa entre las obras más compradas

Los libreros desmontaron ayer los puestos de la Feria del Libro de Bilbao, que han permanecido instalados durante 11 días en el paseo del Arenal, con un buen sabor de boca. El balance resulta positivo: un mejor nivel de ventas de lo esperado y buena afluencia de público. La organización no facilita datos de facturación, pero la impresión que manejan los profesionales apunta que se han superado las ventas de la edición del año pasado, pese a las inclemencias meteorológicas de la pasada semana.

El retroceso en el consumo no afecta al sector editorial, al menos en esta muestra. Asier Muniategi, responsable de las ferias del libro de Euskadi, calcula que el medio centenar de libreros, editoriales e instituciones que han participado han vendido en conjunto un 10% más que el año pasado, en el que la lluvia frenó la asistencia, pero se alcanzó un resultado satisfactorio. "Hemos superado las expectativas iniciales", asegura.

"Hemos superado las expectativas", dice el resposable de las ferias de Euskadi

Tras el pregón inaugural, leído por la escritora Ana María Matute, los cuatro primeros días la afluencia de público resultó masiva, especialmente el 5 de junio por la coincidencia de la celebración en el Arenal de la fiesta de la escuela pública. El escritor Jon Arretxe, que ha presentado su nueva novela Sueños de Tánger, fue testigo de las caras sonrientes de los libreros. "El primer fin de semana ya se había amortizado la inversión en la feria. A partir de entonces lo que ha entrado fue de propina" apunta.

Los resultados culturales resultan más difíciles de medir, pero Muniategi destaca la atención del público a la exposición sobre la revista Euskera, el órgano de oficial de Euskaltzaindia, y al Encuentro de Novela Negra, al que asistieron los autores Julio G. Llopis, Cristina Fallarás, Jon Arretxe y José Javier Abasolo. Fernando Fernández, de la bilbaína librería Etxean, destaca la importancia de la presencia de los escritores en la feria. Ana María Matute, David Safier y Dominique Lapierre fueron los invitados de prestigio, que se unieron a los autores del entorno, más habituales en los puestos del Arenal, como Juan Bas, Kirmen Uribe o Toti Martínez de Lezea, entre otros.

Ya es una costumbre que las novelas de Martínez de Lezea se sitúen en la lista de las obras más vendidas en la feria. Veneno para la corona, recién publicada, ha estado entre las más demandadas por el público, junto a títulos como Los enamoramientos, de Javier Marías, y Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven, de Albert Espinosa. Con las casetas situadas a pocos metros del campamento de la plaza del Arriaga no ha sorprendido a los profesionales el éxito de ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel, la obra que ha alimentado la protesta que nació el 15-M. Menos orgullosos parecen de la buena venta de los libros de Pierre Dukan, la dieta de moda.

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Los resultados afianzan el modelo de feria bilbaína, que ha alcanzado ya su 41ª edición. Elena Ramírez, directora editorial de Seix Barral, traza un paralelismo entre la fortaleza de estas muestras y el aumento de la demanda de la música en directo. "La presencia de los escritores y el contacto con los lectores sin intermediarios, como ocurre en los conciertos, revaloriza las ferias", defiende. "Lejos de cuestionarse este modelo de venta de libros, va a más. Las ferias son un altavoz con un enorme efecto multiplicador para que las obras lleguen al público", concluye.

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