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Reportaje:

La seducción de un velero

Colas de una hora en el Museo Marítimo bilbaíno para visitar el 'Rainbow Warrior' de Greenpeace - Las visitas guiadas prosiguen hoy

El Rainbow Warrior empezó a seducir ayer a los bilbaínos. La visita al legendario barco de Greenpeace, que ha cumplido 20 años de batallas ecologistas, motivó esperas de hasta una hora en los muelles del Museo Marítimo de Bilbao. Unas 500 personas se acercaron en sólo tres horas al buque insignia de la organización, que arribó a la capital vizcaína para iniciar en España una campaña de concienciación sobre el cambio climático.

Las visitas guiadas -gratuitas y de 40 minutos de duración- seguirán hoy, de 11.00 a 21.00. A las 21.30 se proyectará un documental de 15 minutos sobre las acciones de Greenpeace en sus 25 años de historia.

El Rainbow Warrior que está en Bilbao es el segundo barco que fletó Greenpeace con ese nombre, sustituto del velero hundido en 1985 por los servicios secretos franceses en un ataque que causó la muerte a un ecologista. Con la indemnización recibida, se fletó este nuevo Rainbow Warrior, que empezó en 1989 sus campañas contra la energía nuclear, la defensa de las ballenas o el tráfico de residuos tóxicos.

Los ecologistas inician en Bilbao su campaña en España contra el cambio climático
"Preguntan mucho, en especial sobre Greenpeace", dice una de las guías

Al Puerto bilbaíno ya llegó en 1991 otro barco de la organización -el remolcador MV Greenpeace- en la acción ecologista más espectacular desarrollada en las costas vascas. Durante un semana bloqueó la bocana del Abra para evitar la entrada de un barco que transportaba residuos tóxicos (polvos de acería) para ser tratados en la factoría Aser de Erandio. "Aquella acción culminó con un convenio en la ONU que prohíbe la exportación de residuos tóxicos de los países ricos a los pobres", recordaba ayer Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España.

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"Todo lo que hemos hecho hasta ahora, la lucha antinuclear o contra los residuos, no es más un entrenamiento ante la lucha contra el cambio climático", recalcaba el capitán del Rainbow Warrior, Mike Finken. Por eso, una de las partes de las visitas guiadas se dedica a explicar el impacto del cambio climático de cara a la decisiva Conferencia de Copenhague del próximo diciembre, en la que se debe cerrar un acuerdo sobre esta cuestión.

Euskadi ya muestra, según la organziación ecologista, indicios claros, como la subida de la temperatura de casi dos grados en los últimos 40 años, el aumento de especies invasoras y la llegada de peces tropicales.

"Está ya un poco viejo", reconocía López de Uralde al ser preguntado por la robustez del Rainbow Warrior. Por lo menos, predica con el ejemplo: en la cubierta se ven media docena de contenedores diferentes para cada tipo de residuo. Los visitantes -de todo tipo, desde familias con niños hasta parejas y mayores- "preguntan mucho, primero sobre Greenpeace y luego por el barco", apunta Alba, una de las guías, que son voluntarios del grupo local de Greenpeace. Hoy habrá otra oportunidad de visitar el barco, ya que el Rainbow Warrior zarpa mañana hacia A Coruña.

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