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Reportaje:

El sudor del desagravio

Centenares de personas acompañan al PNV en el homenaje a la 'ikurriña'

"La cumbre de mi patria". Para muchos vascos este es el significado del monte Gorbea y una de las frases que más se escucharon ayer en la cima de la mítica montaña, situada entre Álava y Vizcaya. El PNV celebró allí un acto de controlado homenaje a la ikurriña y en respuesta sin estridencias a la colocación de una bandera española en la cruz que corona tan simbólico alto por parte de un grupo de militares en el curso de unas maniobras la semana pasada.

El acto de desagravio estuvo encabezado por el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, que resaltó que "Euskadi no es Perejil, ni un islote estratégico en el que algunos clavan su estandarte como signo de conquista". En la marcha también participaron centenares de personas con ikurriñas anudadas al cuello, a la cintura o en pequeños mástiles. Otros dirigentes del partido, como Andoni Ortuzar, Josu Erkoreka e Izaskun Bilbao se sumaron a la iniciativa.

"Euskadi no es Perejil, ni un lugar donde clavar signos de conquista"

Urkullu resaltó también que "no hay patria, ni religión, ni idea, ni proyecto vital que justifique la muerte", a la vez que ensalzó a todos los gudaris que han perdido su vida por defender la "diginidad" y "libertad" del pueblo vasco.

El acto quedó deslucido por la niebla. Había que acercarse a la cruz del Gorbea para que se hiciera visible. Aún así, familias enteras se animaron a subir hasta lo alto del monte. Una tradición más propia del 31 de julio, asumida por la sucesión de generaciones, y que ayer tenía un marcado acento político que nunca llegó a desbordarse aunque su convocatoria suscitó suspicacias. Izaskun Gaztelu, de 35 años, la primera vez que subió tenía año y medio. En aquel entonces llegó hasta la cruz a lomos de su perro Mendi; ayer lo hizo acompañada de su hermana Aihnoa y su sobrina Nerea. "No se puede explicar con palabras lo que sientes al llegar aquí. Y hoy porque hace mal tiempo; en un día despejado puedes ver hasta la playa".

En cuanto Urkullu comenzó su discurso, los allí congregados se arremolinaron en torno al líder. A sus pies había una ikurriña de nueve metros de ancho por seis de alto. Antes había estado sonando música de Benito Lertxundi y Mikel Laboa. "Con respeto a los demás, con respeto a la naturaleza, con respeto a la historia. No hemos venido aquí contra nadie, ni como provocación de nada", subrayó con especial énfasis el presidente del PNV en su alocución. "Desde hace 114 años, el PNV ha unido su destino a la libertad de este país. Lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo armados exclusivamente por la voluntad, el respeto a todas las ideas y a la convicción", aseguró Urkullu. También subrayó los valores que encarna, a su juicio, la ikurriña: "El compromiso de esa Euskadi en rojo pasión, de libertad. El verde de esperanza y del desarrollo, de confianza en nuestra gente. Y en blanco de paz, de respeto". El discurso se iba acercando a su fin y todavía seguían llegando simpatizantes nacionalistas a la cima del Gorbea.

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"Hemos subido hasta aquí acompañados de nuestra bandera que no pretendemos colocar en ningún lugar por significado de conquista militar" sino como "símbolo de un sentimiento noble y vivo" sentenció el líder nacionalista. Para cerrar el homenaje el propio Urkullu comenzó a entonar en solitario Goazen mendirik mendi para seguir con Gora ta gora, esta vez acompañado por el resto de militantes y un txistulari.

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