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Entrevista:JUAN IGNACIO PÉREZ | Rector de la Universidad del País Vasco (UPV)

"Ya tengo tomada mi decisión. El miércoles diré si me presento"

Juan Ignacio Pérez intentó el pasado 22 de mayo ser reelegido rector de la Universidad del País Vasco (UPV) en una votación sin rivales en la que el no se impuso por nueve puntos. Antes de las elecciones afirmó que si era derrotado renunciaría a volver a presentarse. Ahora, en cambio, medita sus intenciones ante los movimientos para consolidar otras candidaturas.

Pregunta. ¿Se va a presentar a las elecciones?

Respuesta. Nunca hago ninguna declaración sobre un asunto de ese calado fuera de un órgano de representación universitaria. He dicho lo que he dicho y no he dicho lo que no he dicho. El próximo miércoles hay Consejo de Gobierno. En ese marco aclararé exactamente mis intenciones. Tengo la decisión absolutamente tomada.

"Pensaba que los pluses no iban a ser determinantes, pero me equivoqué"
"Las trayectorias docentes no han sido debidamente reconocidas"
"La gestión va a ser normal, pero habrá decisiones que no se podrán tomar"
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"A Educación le pediría sobre todo más confianza en la universidad"

P. Es decir, ¿el miércoles sabremos si se presenta?

R. Efectivamente.

P. ¿Se inclina más por un sí o por un no?

R. Está absolutamente decidido y lo diré el miércoles.

P. ¿Qué factores han pesado en su decisión?

R. Lo diré el miércoles también. Está íntimamente relacionado, con lo que estaría anticipando lo que voy a decir. Insisto en que he dicho lo que he dicho, y no he dicho lo que no he dicho.

P. Sea más preciso.

R. No. Es algo que corresponde oír primero al Consejo de Gobierno.

P. ¿Desde el 22 de mayo ha cambiado de decisión?

R. Es divertido esto. Ya hablaremos el miércoles.

P. ¿Su derrota ha dependido más de errores propios que de factores externos?

R. Están presentes ambos, pero no sabría decir en qué proporción. Creo que era muy difícil, y que quizá estaba ya escrito en 2004. Con más de una candidatura, no hubiera estado escrito.

P. ¿Se arrepiente de no haber contribuido a que se presentase el catedrático Antonio Vera?

R. No me arrepiento de nada, y de eso menos. Siempre digo lo que pienso y actúo de acuerdo con lo que digo. Incluso me han dicho que tenía que haber promovido una candidatura sólida y, entre comillas, alternativa. No, en absoluto.

P. ¿En qué momento de la campaña se dio cuenta de que las elecciones iban a ser un plebiscito sobre su gestión?

R. Antes de la campaña, cuando vi que iba solo, entendí que tenían toda la pinta de convertirse en un plebiscito, pero también hay un componente que no lo era. Y es muy importante. Del 55% del voto no ponderado, alrededor de un 40% era previsible que lo tuviera en contra. Pero lo que determina el resultado final es ese margen del 40 al 55%, que es resultado de la valoración de la gestión. Muy especialmente, del proceso de asignación de complementos retributivos y la puesta en marcha de iniciativas en materia de PAS [personal de administración y servicios].

P. Los complementos se han convertido en un problema que casi ha apagado el resto de su gestión. Prácticamente, sólo se ha debatido de eso.

R. Efectivamente. Pensaba que no iban a ser determinantes, pero me equivoqué. He pecado de algo, no sé exactamente de qué. Me he llevado una decepción, no lo voy a ocultar. No es lógico, sinceramente. E insisto en lo del PAS, donde peor resultado hemos tenido. Han influido de forma determinante las oposiciones. Y me parece increíble.

P. ¿Esa decepción es como gestor o también personal?

R. No es personal en absoluto. Se me podrá acusar de arrogancia, pero estoy convencido de que hemos hecho lo que había que hacer. Eso no quiere decir que no hayamos cometido errores, sobre todo de comunicación. En cuanto a los complementos, por más que he insistido en que en los aspectos que han generado problemas las decisiones no han correspondido a la universidad, y se han tomado incluso en contra del criterio de la universidad, no ha calado. Y no deja de sorprenderme la enorme capacidad de las instancias sindicales para que sus puntos de vista parezcan los prevalentes en la universidad.

P. ¿Su interinidad va a afectar a la gestión cotidiana? Está pendiente la aprobación de los nuevos estudios de grado.

R. La gestión cotidiana va a ser normal, pero hay cuestiones en que no va a ser fácil delimitar lo cotidiano de lo no cotidiano. Habrá decisiones que no se podrán tomar. Aprobar el nuevo catálogo de grados es una decisión muy gorda que no se debe tomar en situación interina. Va a ser clave el Consejo de Gobierno, que se renueva a fin de mes, y es quien toma las últimas decisiones y tiene capacidad de iniciativa propia. La universidad tiene una base académica importante capacitada y legitimada para tomar decisiones y dirigir.

P. ¿Cuánto va a durar esa interinidad?

R. La propuesta de calendario que presentaremos al Consejo cierra el censo del alumnado a mediados de octubre. Las elecciones serán prácticamente en diciembre. Cerrar el censo en julio hubiera dejado dentro a 8.000 estudiantes que ya no lo serán y fuera a otros tantos que empiezan en septiembre. El Consejo puede enmendar esta propuesta y modificarla. No vamos a ser beligerantes a la hora de mantener el calendario, porque la situación es incómoda.

P. El alumnado es ajeno al debate, vista su alta abstención.

R. Es muy difícil llegar a ellos. En la campaña con siete candidatos [en 2004] fue mucho más fácil, porque también hubo un seguimiento más intenso de la prensa. Además, ha funcionado una brigada de limpieza extraordinaria que ha quitado todos los carteles que hemos puesto. No han durado ni media hora. Hablo de Ikasle Abertzaleak, por supuesto. Eso ha impedido que se generara ambiente electoral entre el alumnado.

P. Estudiantes radicales asaltaron recientemente el Rectorado. ¿Se le ha ido de las manos el control del orden público?

R. No. Mediaron noventa segundos desde que el primer estudiante lanzó un objeto hasta que apareció el primer ertzaina. Me resultó mucho más duro al asalto al claustro en diciembre, por lo que representa simbólicamente que un grupo de alumnos secuestre la voluntad universitaria. Uno no puede anticipar todo tipo de actos vandálicos o delictivos. A la primera te pillan, pero a la segunda no.

P. ¿Ha sido condescendiente?

R. No. En cuatro años hemos mejorado mucho en seguridad, hemos formalizado las relaciones con Interior... La universidad tiene que respetar el derecho a manifestar la discrepancia y la libertad de expresión. Es complicado determinar qué es admisible y qué no. Pero hay tres condiciones bajo las que la tolerancia es cero: la alteración del desarrollo de la actividad institucional, el mínimo daño a personas o a bienes y la vulneración de los derechos de los demás.

P. ¿La dicotomía entre nacionalismo y no nacionalismo complica la gestión de la UPV?

R. En otras universidades hay otras dicotomías: gana el rector del PP o del PSOE, y eso se vive con normalidad. Aquí no lo vivimos con normalidad, porque hay otras connotaciones que lastran en exceso. Debiéramos de ser capaces de evitarlo en el siguiente proceso electoral, pero me temo que no va a ser posible. No creo que mi gestión años haya sido inspirada en una ideología determinada.

P. Se le ha considerado el rector del PNV.

R. Ni muchísimo menos, y no hay datos objetivos que lo indiquen. No conozco la ideología de algunos miembros de mi equipo. De otros me consta que son nacionalistas y de varios más me consta que no lo son.

P. Sus principales críticos son no nacionalistas.

R. Mis principales críticos, pero no todos. Ellos sí tienen esa concepción de la universidad.

P. ¿La academia frente al sindicato, como ha escrito?

R. Esa me parece la dicotomía real, y otras pretenden enmascararla.

P. ¿Usted se siente la academia?

R. Sin duda. No hay más que ver mi trayectoria.

P. ¿Está reconocida la labor investigadora y docente?

R. Las trayectorias docentes no han sido debidamente reconocidas, porque el protocolo de evaluación no incorporó las propuestas de la universidad. Depende también de con quién nos comparemos. En ninguna universidad española se alcanzan los niveles de reconocimiento que se dan aquí. Seguiré diciendo que es preciso mayor reconocimiento y disponer de buenas herramientas de evaluación.

P. ¿Cómo son sus relaciones con Educación tras la crisis por los complementos?

R. Igual que siempre. Las relaciones entre las instituciones deben ser cordiales y de respeto mutuo, y las diferencias se ventilan en los despachos. No debemos dar nunca imagen de conflicto, porque nunca ayuda a solucionarlo. Es una convicción que tengo clarísima y que también me ha costado votos. Siempre necesitamos más recursos, pero al departamento le pediría sobre todo más confianza en la universidad.

P. ¿En qué cuestiones?

R. Si contesto incurriría en el error que mencionaba.

P. ¿Considera una falta de confianza la creación de centros de investigación privados impulsados por el Gobierno?

R. Al contrario. No tener un sector público de investigación no universitaria, como el CSIC en España, ha sido demoledor, también para la universidad. Ahora hay un sector emergente que progresa, y nosotros nunca hemos tenido más recursos.

P. ¿Lastra la polémica lingüística?

R. Seguramente, como muchas otras. El 35% de la plantilla es bilingüe, y el 35% de la población vasca es euskaldun. No hemos podido desarrollar una política lingüística que toque aspectos sensibles con esas cifras. De haber pasado algo, ha pasado que durante épocas sólo se ha seleccionado profesorado no euskaldun. La política lingüística de esta universidad no ha variado en veinte años y ha tenido más acuerdo que en ninguna otra institución del país.

"Los alumnos salen bien preparados"

Considera el rector que los ciudadanos vascos tienen una "buena" universidad pública, "pero debieran tenerla bastante mejor".

Pregunta. ¿Salen bien preparados los alumnos?

Respuesta. Sin ningún género de dudas.

P. La patronal no comparte esa idea.

R. La patronal aprecia un desajuste entre los estudios demandados y la oferta de trabajo. Que el desajuste sea real no quiere decir que la universidad deba hacer las cosas de una manera o de otra. También dice que no les llegan preparados para lo que tienen que hacer, pero la universidad no les enseña cómo fabricar un objeto, porque los procedimientos cambian a tal velocidad que los planes de estudios no se pueden adaptar a ese ritmo. Lo importante es transmitir los principios generales y dar todas las facilidades para que nuestros estudiantes tengan una relación con el mundo real, que no lo integran sólo empresas privadas, por cierto, dentro de su proceso formativo.

P. ¿A un alumno de Bachillerato le recomendaría estudiar en la UPV, en una universidad privada o hacer FP?

R. Le recomendaría que estudie en la UPV, salvo si quiere salir del País Vasco, porque aconsejo viajar.

P. ¿Qué le falta a la UPV para estar en la vanguardia internacional de investigación?

R. Tener muy claro que si no nos conocen fuera, no somos buenos. Hacen falta más recursos, infraestructuras... Uno de los principales problemas es que no tenemos términos de comparación, y los pocos que tenemos nos son muy cercanos, cuando el criterio debe ser la homologación internacional. Si no, estamos condenados a la mediocridad. En eso soy radical, y me ha costado un puñado de votos.

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