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Reportaje:

El triunfo de la arquitectura sostenible

El equipo del arquitecto Ramón Ruiz-Cuevas gana uno de los premios nacionales por su edificio bioclimático para las piscinas de Gamarra en Vitoria

La arquitectura vasca que apuesta por la construcción bioclimática está de enhorabuena. En la pasada edición del Premio Nacional a la Cultura Arquitectónica y Urbanística Sostenible, dos de los cuatro proyectos galardonados estaban firmados por estudios vascos. El jurado presidido por el catedrático José María Torres Nadal premió la ampliación de la Biblioteca Municipal Aizkibel de Azkoitia, de Juan Beldarrain Santos, y el edificio bioclimático de las piscinas municipales de Gamarra en Vitoria-Gasteiz, obra de Ramón Ruiz-Cuevas Peña. Además, el equipo de este arquitecto alavés fue finalista por una promoción de vivienda de protección oficial en Bermeo.

"Precisamente, esas viviendas era nuestra apuesta principal, mientras que el edificio de Gamarra entró a concurso casi de rondón", aclara Ramón Ruiz-Cuevas. Pero, al final, el jurado ha valorado una construcción de instalaciones, lo que reconoce que un edificio funcional puede tener interés arquitectónico. ¿Qué encontró el jurado en este edificio que lo llevó al primer premio? Básicamente, la continuidad paisajística de este edificio con su entorno, el tratamiento sostenible del agua, el uso de la energía solar y la ventilación natural del recinto.

El diseño del edificio destaca por su encaje en el paisaje

El galardón está considerado como una de las distinciones españolas más importantes, ya que forma parte de los Premios Nacionales de Vivienda y Urbanismo Foro Civitas Nova, organizado por la Consejería de Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla-La Mancha.

Ruiz-Cuevas y su equipo apostaron fuerte desde el primer momento cuando decidieron acudieron con un proyecto autosuficiente y sostenible al concurso que promovió el Ayuntamiento de Vitoria Los paneles solares marcan la cubierta del pabellón de mantenimiento de las piscinas al aire libre, al apoyarse en unos prismas triangulares que sirven al mismo tiempo de lucernario y de elemento de ventilación. Los muros se han forrado de madera e incorporan unas perforaciones cruzadas que permiten una mayor ventilación de un edificio que se encuentra en un lugar abierto, sin sombra que le proteja de los rigores del verano vitoriano.

El edificio, de presencia discreta, acoge todo el sistema de depuración de las piscinas de Gamarra. En la planta baja están colocados los filtros de depuración, junto con una sala de máquinas, con bombas y cuadros eléctricos. Ambas partes están separadas por un sendero. Y ya en lo que pudiera ser un semisótano, se sitúan los depósitos de compensación y los aljibes. Así que, a la captación de energía fotovoltaica, la iluminación y la ventilación naturales, se suma la recuperación del agua de lluvia y de los sobrantes de la depuración en esos aljibes. Con el agua recuperada se riega el césped del complejo deportivo de Gamarra.

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Por su parte, el jurado destaca el uso de materiales en la ampliación de la biblioteca de Azkoitia, junto a lo que era la antigua estación de ferrocarril del pueblo. "Su pesada piel de traviesas de ferrocarril de madera evoca la historia del primer edificio, casi como si al desmontar la vía se hubieran apilado las viejas traviesas junto a la estación", señala la memoria del proyecto de Juan Beldarrain, en el que se insiste en que se busca el respeto y el diálogo con la construcción preexistente.

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