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Tribuna:LAS ELECCIONES DE MARZO
Tribuna
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Que vayan en coalición

Eduardo Madina

Que vayan en coalición. Que los socios del tripartito y Aralar vayan en coalición y que nos pongan fácil la visibilidad de su proyecto. Que demuestren que para ellos las elecciones generales son tan sólo un instrumento con el que impulsar el plan de delimitación interna que Ibarretxe sueña para la sociedad vasca.

Que nos digan que están dispuestos a convertir la convocatoria del día 9 de marzo en un examen de cuántos son los vascos que votan por el derecho de Ibarretxe a interpretar nuestro pasado y cuántos los que votan en contra del derecho de Ibarretxe a decidir el futuro de todos nosotros.

Que vayan en coalición, que todos juntos demuestren que, para ellos, las elecciones generales son tan sólo un banco de pruebas del laboratorio ideológico de Joseba Egibar. Que demuestren que todo lo demás no les importa. Que supediten programas políticos, propuestas económicas y propuestas sociales a los anhelos de delimitación nacional de los sectores más estéticos del nacionalismo. Que rompan con el sentido práctico de unas elecciones generales -donde tanto se juega la sociedad vasca- y traten de llevar al terreno de las fronteras de definición interna la convocatoria electoral del 9 de marzo.

Que digan de forma clara que, para ellos, no es prioritario modernizar Euskadi
Que nos pongan así de fácil la visibilidad de lo que realmente les importa

Que vayan en coalición. Que juntos centren toda su campaña electoral en un o un no a los planes de ruptura interna de la sociedad vasca que prepara Ibarretxe en su ensoñación premoderna. Que orbiten todos sus mítines, todos sus actos y toda su explicación electoral sobre la necesidad instrumental que el lehendakari tiene de sujetarse más en el tiempo sin ningún proyecto materialmente serio que ofrecer a la sociedad vasca. Que digan de forma clara que, para todos ellos, la modernización de Euskadi no es prioritaria. Que les digan a los empresarios y a los sindicatos que los niveles de competitividad industrial y empresarial, las inversiones exteriores, las redes de infraestructuras de transporte, comunicación y telecomunicación y las inversiones del Estado en investigación, desarrollo e innovación no son temas que, para ellos, sean importantes en unas elecciones generales. Que en ellas nada de esto nos jugamos, que lo único que está en juego es la construcción de un frente común para defender los criterios particulares de Ibarretxe.

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Que se acerquen a los trabajadores vascos y les expliquen que la situación del empleo por cuenta propia o ajena, el sistema de pensiones de la Seguridad Social y sus rendimientos son asuntos secundarios ante la evidente urgencia de delimitarnos conceptualmente a los vascos sobre los patrones expuestos por Ibarretxe.

Que vayan donde los jóvenes vascos y les digan que la educación, la vivienda y las oportunidades de desarrollo personal no son temas que merezcan una campaña electoral centrada en ellos. Que lo importante es el esquema del lehendakari y consecuencias últimas.

Que se acerquen, en fin, al conjunto de los vascos que se piensan y se saben ciudadanos antes que cualquier otra cosa y les digan que los derechos de ciudadanía, los derechos sociales y las libertades cívicas son asuntos menores ante la elevada importancia de la hoja de ruta de Ibarretxe.

Que digan que, desde el punto de vista de los coaligados todo eso no es importante para la sociedad vasca, que no hay nada lo suficientemente serio que nos estemos jugando en esos ámbitos de la gobernabilidad como para renunciar a lo que, para ellos, es lo más importante, donde más nos jugamos los vascos, la partida definitiva, la cruzada del lehendakari.

Que vayan en coalición. Que digan que las condiciones prácticas de vida de los ciudadanos vascos están supeditadas a las urgencias de ese sector del nacionalismo por llevar "hasta las últimas consecuencias" un patrón estrictamente ideológico que, con razón, no es compartido por un amplio sector del propio nacionalismo y que contradice los fundamentos políticos de su tronco histórico.

Que renuncien a defender las mejoras en la calidad de vida de los ciudadanos vascos en unas elecciones a Cortes Generales y se dediquen a interpretar, en sus claves particulares, las esencias de lo vasco y sus límites conceptuales.

Que nos pongan así de fácil la visibilidad de lo que realmente es importante para todos ellos. Que sepamos que están dispuestos a llevar hasta las últimas consecuencias una partida centrada en un pulso al Estado con el que reforzar las líneas estratégicas de esta extraña interpretación que el nacionalismo institucional vasco ha hecho de sí mismo en los últimos años. Que nos demuestren que son capaces de centrar su campaña electoral, la de todos ellos, en la articulación de un modelo político en el que la sociedad ya no es el sujeto de las políticas realizadas en las instituciones por sus representantes, sino un instrumento al servicio del reforzamiento de los máximos ideológicos de algunos. Que digan que lo importante no son las políticas que se hacen para la mejora de las condiciones de desarrollo de la sociedad vasca, sino la instrumentación de ésta al servicio de los sueños ideológicos de los que se han autoerigido en interpretadores oficiales de nuestras esencias y tanta necesidad ideológica tienen por la delimitación interna.

Que digan que están dispuestos a jugar con nuestro futuro su propia partida privada. Que vayan en coalición. Y que lo hagan con el derecho de Ibarretxe a colocar fronteras internas por bandera.

Y que a partir del 10 de marzo asuman las consecuencias.

Eduardo Madina es diputado del PSE en el Congreso.

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